A todos en su equipo sorprendió la presidenta Claudia Sheinbaum cuando
adelantó un mes sus propuestas de reformas para la no reelección consecutiva y
contra el nepotismo en cargos de elección popular en el Poder Legislativo y las
alcaldías. Lo había planeado para principios de marzo y se apresuró Sheinbaum
para que trabajaran a marchas forzadas desde el 3 de febrero para presentarlas
en el aniversario de la Constitución en Querétaro 48 horas después. Buscó con
ese adelanto, de acuerdo con algunos de sus colaboradores, tomar desprevenido
a Morena y tratar de neutralizar las resistencias que sabía existirían. Dicho de
manera coloquial, “madrugarlos”.
En los análisis en Palacio Nacional se planteaba que las principales resistencias
estarían en los senadores Félix Salgado Macedonio de Guerrero, y Saúl Monreal
de Zacatecas, que ya se habían apuntado para suceder a su hija Evelyn Salgado y
a su hermano David Monreal. Nuevos jugadores se han ido añadiendo, como el
senador Miguel Ángel Yunes Márquez, a quien el pago del servicio que dio al
régimen otorgándole el voto que le dio la mayoría calificada para aprobar la
reforma judicial, no parece haber terminado de saldarse. Los tres son fuerzas
políticas autónomas o por proxy, como el veracruzano, con apoyos en vectores
que están, al menos por ahora, fuera de control de Sheinbaum.
El cálculo de la presidenta era correcto; hay resistencias. Lo que no parece haber
medido es el tamaño de la oposición que encontraría, de la cual posiblemente no
esté enterada porque la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, no
tiene manejo en las cámaras, ni los coordinadores de las bancadas, Adán Augusto
López Hernández en el Senado, y Ricardo Monreal en la Cámara de Diputados, la
mantienen informada.
Sheinbaum enfrenta hoy una rebelión en movimiento emprendida por senadores
de Morena, el PT y el Partido Verde, a los que se suman legisladores de la
oposición, pero no para frustrarle su reforma, sino para que se acelere, entre en
vigor en las elecciones intermedias de 2027, y se amplíe al Ejecutivo, al Poder
Judicial y a los partidos.
No quieren que la reforma comience en 2030, como lo propuso Sheinbaum,
porque es como un dulce para muchos legisladores en la actualidad, que como no
estarían en riesgo sus curules o escaños, podrían votar sin mayor problema lo que
quiere la presidenta. La intención de enmendar la iniciativa busca quitarle los
incentivos para que voten en automático, y cuando menos analicen y reflexionen
antes de votar, que es lo que sucedería con seguridad si la reforma entrara en
vigor en 2027.
Los partidos más afectados por la reforma son los aliados en la coalición de
gobierno, el PT y el Verde, que han vivido a expensas de las necesidades de los
partidos grandes y de los porcentajes que les permiten formar mayorías. Los
petistas y los verdes fueron centrales en la composición de la mayoría calificada
de Morena, que la logró a costa de entregarles diputaciones y senadurías. Hay
algunos de esos partidos que consideran que la iniciativa presidencial es un golpe
directo contra ellos.
Las enmiendas que pretenden a la iniciativa presidencial tiene una manzana
envenenada, al querer incorporar una provisión para que los familiares de
expresidentes hasta en cuarto grado, no puedan acceder a ningún puesto del
servicio público o elección popular en 10 años, similar a lo que planteó el
expresidente Andrés Manuel López Obrador al comenzar su administración, de
impedir legalmente por ese periodo a que al término de sus funciones en el
servicio público federal, las y los funcionarios que buscaran integrarse a la
iniciativa privada, tendrían un impedimento legal de una década, “para evitar más
casos de corrupción e influyentismo”.
El punto que quieren plantear sobre el nepotismo es un sable ardiendo porque
afectaría de manera inmediata, a partir de 2027, a familiares del expresidente
López Obrador, en particular a su hijo Andrés López Beltrán, que no podría aspirar
a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, como sugirió en diciembre
pasado, para contrarrestar la creciente idea de que el proyecto de su padre,
encarnado en él, sería la Presidencia de la República en 2030.
Sheinbaum dejó fuera de su iniciativa al partido y al Poder Judicial, donde podría
argumentarse que dos ministras que casi tienen amarrada su reelección -aún
antes de votarse-, podrían ser excluidas, Lenia Batres, hermana del exjefe de
Gobierno capitalino y actual director del ISSSTE, Martí Batres, y Loretta Ortiz,
esposa del finado José Agustín Ortiz Pinchetti, por muchos años camarada de
López Obrador y su primer fiscal electoral.
Las palabras con las que acompañó Sheinbaum al anunciar sus iniciativas encajan
con algunos, en particular López Beltrán. Sus propuestas, dijo, buscan frenar las
prácticas que han permitido que lleguen a puestos de elección popular “personas
cuya única valía es contar con un vínculo familiar con quien actualmente está
ocupando el cargo” -que no se aplicaría en el caso del hijo del expresidente-, y
que las élites “se perpetúen en el poder”, en donde caben López Beltrán, Monreal,
Salgado Macedonio y Yunes Márquez, por citar algunos de los más prominentes.
Se prevé que las propuestas de Sheinbaum comiencen a discutirse en el Senado
este martes, y si la revuelta contra la presidenta avanza, no será un día de campo
para muchos. Menos cuando se enteren los partidos de la alianza gobernante que
la presidenta avaló el plan de López Beltrán para colonizar al PT y al Verde, que
irían desapareciendo al ir siendo reclutados y registrados como militantes de
Morena.
Paradójicamente, en parte le convienen a Sheinbaum las enmiendas, porque le
quita poder a López Beltrán para que las listas de candidatos a diputados, a
senadores y eventualmente gobernadores durante su sexenio pasen por su
despacho, requieran de su aprobación y pueda vetar candidaturas. La ampliación
de los sujetos de sus reformas, así como adelantar la fecha para que entre en
vigor la ley, la fortalecería ante su predecesor y sus testaferros políticos. Lo que
falta es que ella vea su viabilidad en esta oportunidad y que la rebelión no sea
sofocada.
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