Muy Bien

Letras Desnudas Mario Caballero

“Como bien saben, esta asamblea fue convocada por si no llegábamos a algún acuerdo, con el objetivo de anunciar una estrategia y acciones que habíamos preparado con meses de anticipación. Afortunadamente, ha prevalecido el diálogo y sobre todo el respeto entre nuestras naciones (…). Este es un logro de todas y todos”.

Presidenta Claudia Sheinbaum.

Para muchos el evento del domingo pasado de la presidenta Claudia Sheinbaum fue un festival para su propio enaltecimiento. Otros más opinan que la respuesta de su gobierno a las agresiones de Donald Trump fue timorata, tibia y muestra en cierto modo una sumisión reprobable.

Inclusive, no faltaron los que dijeron que el famoso “desaire” de Adán Augusto López, Ricardo Monreal, líderes del Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente, fue más relevante que todo el acto público en sí mismo.

Desde luego, respeto las opiniones de los analistas y comentaristas políticos que desacreditaron la postura de la presidenta y que razonaron con que el tildado “Claudiafest” fue un claro evento político. Lo respeto más no lo comparto.

¿POR QUÉ?

Comprendamos que las acciones de cualquier gobierno del mundo son en su mayoría cuestionables por naturaleza. Todas tienen tanto puntos fuertes como débiles; plausibles y criticables; racionales e insensatos. Hay veces que surgen desde la misma ocurrencia y hasta son llevadas a cabo sólo para llevarle la contraria a la oposición.

Empero, lo del domingo en el Zócalo de la Ciudad de México no puede descalificarse a rajatabla y menos todavía cuando hay evidencias de que nuestra presidenta ha manejado muy bien una relación que parece imposible con Trump.

Es más, se debe valorar el peso político de dicho evento tan sólo por el mensaje enviado a la Casa Blanca. Este es, en otras y en menos palabras: si Estados Unidos quiere continuar con la alianza con México entonces la relación entre ambas naciones tiene que ser de respeto mutuo, sin mezquindades ni presiones y cumpliendo con los tratados comerciales que también involucran a Canadá.

Algunos dicen que el aplazamiento de 30 días a los aranceles a todos los bienes incluidos en el T-MEC, especialmente a las importaciones automotrices (el sector exportador más importante de México), es un falso logro porque no se trata de una suspensión definitiva. Pero se equivocan.

En primer lugar, la presidenta Sheinbaum obtuvo este resultado mediante una llamada telefónica con su homólogo estadunidense cuando otros mandatarios, como el de Canadá, por ejemplo, fueron humillados por Trump.

Justin Trudeau quiso hacer lo mismo que la presidenta de México, solucionar el tema de los aranceles con una llamada telefónica. Sin embargo, lo mandaron a ver dónde puso la marrana.

Trudeau, al no poder entablar ningún tipo de negociación, respondió que si Estados Unidos le imponía aranceles de 25 por ciento a las exportaciones de Canadá, entonces él también gravaría las exportaciones estadunidenses con la misma tasa. Trump no sólo no se echó para atrás, sino que le dobló la apuesta. Dijo que los aranceles serían a la sazón del 50%.

Ciertamente, Canadá no tiene y no tendría en este momento la menor oportunidad de salir bien librado de esta guerra comercial.

Muchos expertos en temas de comercio internacional han reiterado que la postura de Trump es intratable, a la vez de perjudicial para su propio país. No obstante, está empeñado en no comprar fuera de su nación, cuando actualmente Estados Unidos compra 60 por ciento de todo lo que se fabrica en el mundo, justo de lo que nosotros producimos, vendemos y exportamos.

A pesar de la terquedad de Donald, y ahí donde otros fracasaron, la presidenta Sheinbaum logró pausar los aranceles y es muy probable que éstos jamás se apliquen a las exportaciones mexicanas, ya que el acuerdo fue que Estados Unidos impondrá aranceles recíprocos a partir del dos de abril. Y debido a que México no aplica ningún impuesto a ningún bien o producto de ese país, no hay razón para que nuestras exportaciones sean gravadas.

Por tanto, no hay duda que Claudia Sheinbaum ha hecho más de lo que el mismo Trump hubiera imaginado. Inclusive, es posible que ni ella misma se haya dado cuenta que ha logrado más de lo que finalmente se necesitaba.

Tan sólo por ello también se equivocan los que quieren compararla con mandatarios que han sido sometidos al yugo trumpista. Como el improvisado Gustavo Petro, de Colombia; el ingenuo de Zelenski, de Ucrania, y el amenazador de Trudeau, por mencionar algunos.

RESULTADOS

Ahora bien, tampoco se puede menospreciar que en este asunto Claudia Sheinbaum ha encontrado un camino para acrecentar su poder y demostrar su talento político. Las últimas encuestas publicadas reportan que se ha metido al país en el bolsillo en un momento de lo más complicado para el país.

No olvidemos que hasta hace no mucho tiempo se dijo que era una mujer de paja, controlada por un hombre que vive en un rancho cuyo nombre es una majadería. Y hemos visto que no es así.

Claudia Sheinbaum es una mujer inteligente. En el instante que recibió la investidura era sabedora de que México había tenido el peor sexenio en muchas décadas. Más allá de su claro agradecimiento al expresidente AMLO era consciente del nulo crecimiento económico, de la falta de recursos y del nivel de endeudamiento que es el más alto en la historia.

En medio de este panorama, y del enorme reto que representaba sostener los programas sociales, diseñó el Plan México, que tiene como objetivo fomentar el crecimiento económico, privilegiar los productos hechos en nuestro país y acelerar los factores internos y externos que ponen en movimiento la economía. Además, contempla el programa de industrialización más ambicioso en muchas décadas.

Por otro lado, en la carta que le envió a Trump después de su primera amenaza de aranceles, Sheinbaum le demostró que si en Estados Unidos ha reducido la incautación de fentanilo en un 50 por ciento se debe a que ha llegado menos droga de este tipo a ese país por las acciones de México en el combate al tráfico de estupefacientes.

Y es cierto. En los últimos cinco meses el gobierno mexicano incautó más de un millón de pastillas de fentanilo, desmanteló decenas de laboratorios clandestinos, aseguró cientos de armas y logró un histórico decomiso de cocaína.

También detuvo a casi 14 mil delincuentes presuntamente ligados al narcotráfico y entregó a Estados Unidos 29 capos de la droga. Mejor todavía, la tasa de homicidios se redujo en un 15 por ciento.

RECONOCIMIENTO

Como hemos visto, es imposible calificar de timorata la respuesta de la presidenta a los insultos de Donald Trump y mucho menos despreciar sus logros diciendo que se tratan de “logros falsos”.

Si el presidente estadunidense se detuvo en la imposición de los aranceles es porque él mismo reconoce los avances alcanzados por nuestra mandataria en los temas que incumben a ambos países. No por nada expresó en las redes sociales “gracias, presidenta Sheinbaum por su arduo trabajo y cooperación”.

La crítica al poder es fundamental y no debe ser censurada, siempre que se justifique y se proporcionen argumentos. Pero en este caso lo correcto es pararse y reconocer que las cosas se están haciendo muy bien. Además, el momento exige unidad, un punto de encuentro en el que todos abonen y colaboren por el bien del país.

yomariocaballero@gmail.com

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