Historias de NegoCEOs

Lazzeri y Mendoza sacuden la banca de desarrollo

Por Mario Maldonado

La renovación del equipo hacendario en el gobierno de Claudia Sheinbaum trajo consigo cambios en la banca de desarrollo, cuyos protagonistas hoy son Roberto Lazzeri y Jorge Mendoza, dos jóvenes que rondan los 40 años.

En el gabinete se reconoció lo que muchos en el sector venían señalando: que la banca de desarrollo se había alejado de su esencia, operando con inercias administrativas, aversión al riesgo y una desconexión creciente frente a los objetivos estratégicos del Estado. Así funcionaron en el sexenio de López Obrador Nafin y Bancomext, que por más que se intentó fusionar simplemente nunca se logró esa integración.

El Plan México, el proyecto económico insignia del nuevo gobierno, devolvió a la banca de desarrollo un rol protagónico. Encaja con ley orgánica de Nafin, que establece el apoyo a la sustitución de importaciones, y la de Bancomext, que es la de impulsar al sector exportador. La instrucción de Hacienda es que la banca de desarrollo sea un brazo operativo de la política industrial del país.

En ese rediseño aparece la dupla Lazzeri-Mendoza. El primero, de 42 años, llegó a la dirección de Nafin–Bancomext apenas en agosto pasado, con la ventaja de conocer a profundidad la Secretaría de Hacienda, donde pasó por varios cargos hasta convertirse en jefe de Oficina de Rogelio Ramírez de la O y luego del actual titular del ramo, Edgar Amador. Y Mendoza, de 41 años, encabeza Banobras desde el inicio del sexenio pasado. Fuera del gobierno se reconoce que en ese lapso logró competir en velocidad, diseño y sofisticación financiera, al grado de que hoy es una de las instituciones más adelantadas en su segmento. 

A partir de agosto se ha podido articular un triángulo funcional. Banobras como brazo de infraestructura y financiamiento subnacional; Nafin como eje de crédito productivo, Pymes y sustitución de importaciones; y Bancomext como plataforma de exportación y comercio exterior. La visión compartida es que las tres instituciones operen como un ecosistema coordinado y no como islas desconectadas.

El modelo al que aspiran está inspirado en la CAF —el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, considerado la banca de desarrollo más efectiva y sofisticada de la región— que intervenga en proyectos desde todos los frentes: deuda, equity, capital de riesgo y garantías para volverlos bancables incluso cuando el mercado los considera demasiado riesgosos. Esto toma fuerza porque Nafin y Bancomext controlan cerca del 87% de Fondo de Fondos, vehículo que nació para venture capital pero que ahora funcionará como brazo flexible del Estado para coinvertir con fondos globales en infraestructura, logística, manufactura avanzada y energía.

El giro incluye revivir un instrumento subutilizado durante años, como son las garantías de primer piso. Cuando un proyecto es demasiado riesgoso por ubicación, tecnología o maduración de flujos, la banca de desarrollo puede cubrir esa primera capa de riesgo y permitir que el capital privado, desde bancos hasta grandes fondos de inversión, entren más tarde con condiciones más favorables. Es la pieza que permitirá que Plan México se vuelva operable.

Otro punto central es el financiamiento a proveedores de los grandes proyectos federales. La banca de desarrollo ya ha fondeado más de 84 mil millones de pesos, y tras agotarse ese tramo, Hacienda abrió la puerta a la banca comercial para completar un esquema total cercano a 250 mil millones, hoy con un avance aproximado del 70%. El retraso no estuvo en los recursos, sino en la complejidad jurídica y fiduciaria de los contratos.

En el frente de las Pymes, la meta es bancarizar y financiar a 1.04 millones de empresas, cerca del 30% del universo formal. Para ello, Nafin y Bancomext elevarán sus garantías de 50% a 70% y destinarán unos 28 mil millones de pesos que detonarán alrededor de 120 mil millones de crédito a través de la banca comercial.

La renovación también se siente puertas adentro. La llegada de Lazzeri implicó mover alrededor del 70% de la primera línea directiva, promover cuadros jóvenes y recomponer la relación con el sindicato. Además, se tomó la decisión de consolidar las tesorerías de Nafin y Bancomext, que por años operaron como entes separados, incluso compitiendo entre sí en el mercado de deuda y generando ineficiencias.

En infraestructura, la dupla Lazzeri–Mendoza impulsa un esquema mixto de asociaciones de “prosperidad compartida” —APPs rebautizadas— garantías, financiamiento estructurado para carreteras, parques industriales, aeropuertos y polos de desarrollo.

La banca de desarrollo, que durante años operó con inercias y bajo perfil, entró a una etapa de reingeniería profunda. Si la dupla Lazzeri-Mendoza consolida este nuevo modelo puede convertirse en uno de los motores de la inversión en el país. La sacudida apenas comienza.

Posdata 1

José Medina Mora tomó protesta como nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), lo cual marca un giro interesante en la interlocución del sector privado con el nuevo gobierno. El expresidente de Coparmex asumió el cargo con el objetivo de reactivar la inversión extranjera que se estancó en los últimos años y atender los cuellos de botella que frenan grandes proyectos, particularmente en el sector energético, donde las reglas del juego han sido inciertas y la confianza se ha erosionado.

Medina Mora arrancó su gestión con un mensaje directo. «La IP quiere destrabar inversiones, pero necesita condiciones”. El punto más delicado estratégico es el energético, un rubro que requiere miles de millones de dólares y en el que el capital extranjero ha mostrado interés, pero que sigue sujeto a litigios, cambios regulatorios y una política que, hasta ahora, ha privilegiado la rectoría del Estado. El nuevo titular del CCE insiste en que es posible alinear prioridades con el gobierno y generar mecanismos para agilizar proyectos en electricidad, gas y renovables.

En su primera declaración, Medina Mora puso sobre la mesa temas que tocan al gobierno, como relanzar la economía, acelerar la transición energética y dar certidumbre jurídica a las inversiones. Si logra construir una relación más fluida con la administración federal, sin perder autonomía ni voz crítica, podría reposicionar al CCE como un jugador clave en la llegada de capitales y en la modernización del sector que más condiciona la competitividad del país.

Medina Mora y su nuevo rol al frente CCE competirá con cúpulas empresariales, como el nuevo Consejo para Detonar la Inversión impulsado desde Palacio Nacional y liderado por Carlos Slim y Francisco Cervantes, que buscan ser interlocutores privilegiados con el gobierno.

Posdata 2

Después de un 2025 que rompió una sequía de siete años sin nuevas emisoras, con seis operaciones ya concretadas: Ollamani, Fibra Next, Aeroméxico, Esentia, Nutrisa y los Diablos Rojos listándose en la BMV mediante OPIs globales, retornos y esquemas directos de SAPIB, se esperan para el primer trimestre del próximo año tres nuevos trámites de solicitudes para hacer una oferta de acciones, una de ellas bajo el nuevo régimen simplificado.

Otro dato que sorprendió es que, para el cierre del año, las casas de bolsa reportan más de 20 millones de contratos y 22.3 millones de cuentas al cierre de septiembre de 2025, grandes a intermediarios como GBM, mientras que el Sistema Internacional de Cotizaciones (SIC) llegó a 3 mil 745 valores disponibles a noviembre, su máximo histórico reciente y un flujo anual que, de acuerdo con cifras presentadas por la propia BMV en foros con inversionistas, rondarán los 22 mil millones de dólares combinando operaciones internacionales y locales, por encima de los cerca de 19.5 mil millones del año previo. 

Todo esto ocurre al tiempo que el Grupo BMV, que preside Marcos Martínez y dirige Jorge Alegría, termina de desplegar su nueva infraestructura de ultra baja latencia y servicios de co–location que permite a fondos globales y algoritmos traer sus motores de negociación directo a México, con acceso integrado a trading, datos y hosting en la nube. 

Posdata 3

La Asamblea de Dueños de los equipos del futbol mexicano que se celebró esta semana se hizo por primera vez en el nuevo Centro de Alto Rendimiento de Tlalpan, la sede donde concentrará la Selección rumbo al Mundial. 

La jugada operativa de Mikel Arriola funcionó como un mensaje de integración: llegaron los dueños y representantes de los 18 clubes —Emilio Azcárraga, Jesús Martínez, Amaury Vergara, Alejandro IrarragorriJorge Hank—y solo faltó Ricardo Salinas Pliego.

Arriola entregó buenas cuentas y reforzó el mensaje de la profesionalización acelerada de la Liga MX antes del Mundial. Mikel mostró avances en gobernanza, en la alineación comercial de la Liga y en la infraestructura renovada para la Selección, cuyo CAR luce ahora como un activo estratégico de alto nivel. 

Se confirmó la venta del Mazatlán al Atlante; también la de Orlegi, que desincorporará del Atlas; y aunque el Grupo Pachuca no dijo ni una palabra, dentro de la Asamblea varios dueños dan por hecho que también desprenderá al León. Todo apunta al plan para desmontar la multipropiedad, club por club, en un reordenamiento que cambiará la estructura del futbol mexicano justo antes del Mundial.

@MarioMal

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