¿Por dónde comenzar? ¿por la tragedia que escenifica el centro de exterminio de
Teuchitlán o por la indecorosa exhibición de dirigentes de Morena con el desaire a
la presidenta Sheinbaum en el Zócalo? ¿por los cambios en la secretaría de
Hacienda, donde asume Edgar Amador, o por los malos números económicos que
deja Rogelio Ramírez de la O al concluir su gestión? ¿por los más de 900 muertos
y mil 300 desaparecidos en la guerra interna del cartel de Sinaloa durante los
últimos seis meses o por los constantes desmantelamientos de laboratorios de
fentanilo y metanfetaminas de las últimas semanas? ¿por los acuerdos de control
aduanal entre México y Estados Unidos, parte de lo que se acordó en Washington,
o por el tiro en el pie que implican leyes como la prohibición de cultivar maíz
transgénico o utilizar técnicas de fracking? ¿por las presiones de la administración
Trump o por los acuerdos de colaboración de Joaquín y Ovidio Guzmán López con
la fiscalía de Chicago, cuya audiencia fue aplazada hasta el 18 de abril próximo,
cuatro días antes de la de El Mayo Zambada que también busca su acuerdo con la
fiscalía, pero de Nueva York?
El campo de exterminio del CJNG de Teuchitlán, a pocos kilómetros de
Guadalajara, debe obligarnos a revisar el tema de los desaparecidos, un
fenómeno que no está disminuyendo como ocurre con los asesinatos. El número
creciente de desaparecidos debería colocar el tema en la cima de la agenda
nacional y no lo está, como tampoco tenemos encuentros de la presidenta con los
familiares de las víctimas, comenzando con las madres buscadoras, en sus
distintas vertientes y muchos otros. Tampoco ha habido reuniones con víctimas
como la familia LeBaron y muchos otros. Cuando uno ve las imágenes de
Teuchitlán, ese pequeño Auschwitz tapatío, uno se pregunta cómo se puede
argumentar que los cárteles no son terroristas.
Estamos viviendo unas semanas complejas y definitorias en muchos ámbitos, pero
en donde buena parte de esas contradicciones se tendrán que definir es a partir
del accionar del propio oficialismo. La presidenta Sheinbaum ha comenzado a
mover su equipo con la renuncia finalmente aceptada de Rogelio Ramírez de la O
y su reemplazo por Edgar Amador. Es una señal de que comienza a poner a los
suyos en un área tan estratégica como golpeada por la realidad. No es que
Ramírez de la O fuera un mal profesional, sino que nunca le puso un alto a las
insensateces económicas del ex presidente López Obrador, comenzando por el
insostenible déficit y deuda que le dejó de herencia a su sucesora.
Rogelio quería dejar el cargo desde antes de la llegada del nuevo gobierno y
finalmente ese cambio se dio en un contexto donde buena parte del equipo
económico ahora sí es de la presidenta para atender una situación especialmente
delicada, con un funcionario que viene del equipo de Carlos Urzúa, el fallecido
secretario de Hacienda que le renunció a López Obrador en el primer semestre de
su gobierno por no compartir las decisiones económicas del entonces
presidente… lo que no hizo Ramírez de la O.
El papel de Amador y Luz Elena González, la secretaria de Energía, será cada vez
más determinante en una política económica que necesariamente tendrá que
revisarse en profundidad para poder adecuarla a los acuerdos que se sustentarán
con Estados Unidos en la renegociación el Tratado, sea trilateral o bilateral.
En esa renegociación, la seguridad tendrá un papel fundamental. Los decomisos
constantes de fentanilo, pero sobre todo de laboratorios clandestinos (nueve en el
fin de semana sólo entre Culiacán y Cosalá) son una buena noticia y una
demostración de todo lo que se dejó de hacer el sexenio pasado. Y cada día
vemos con mayor claridad lo que se acordó en Washington. Como parte de la
Operación Frontera Norte en el puente internacional Roma, entre esa localidad
texana y Miguel Alemán, Tamaulipas, fueron decomisadas más de mil 600 botellas
de agua mineral que en realidad estaban llenas de metanfetaminas.
El decomiso se realizó mediante lo que se denomina Despacho Conjunto, donde
el control de mercancías que cruzan la frontera se realiza en forma conjunta entre
autoridades aduanales de México y Estados Unidos en un solo sitio y de manera
simultánea. Se aplica en 14 de los 44 puentes internacionales que unen México y
Estados Unidos. Muy pronto eso se ampliará hasta llegar, dicen algunos, a un
control aduanal único. Sería una decisión decisiva para el tráfico de droga, armas,
personas, dinero. Hacia eso se supone que vamos.
La distracción convertida en descortesía y mensaje político del evento del domingo
en el Zócalo fue más que registrado por la presidenta Sheinbaum, que no se metió
en el tema en la mañanera de ayer pero que tampoco se acercó a saludar a los
distraídos y emocionados por la foto que compartían con Andy López Beltrán.
Casualmente todos ellos (Adán Augusto, Ricardo, el propio Andy, Luisa María,
Esquer) son considerados lejanos de la presidenta, a la que ya le jugaron la contra
en otras ocasiones, la más reciente en la iniciativa en contra del nepotismo,
llevándola al 2030, cuando la mandataria la quería poner desde el 2027. En
política no hay casualidades y las imágenes son más que explícitas, tanto a la
llegada de la presidenta como a su salida.