Jorge Pérez Pólito
El investigador de la UNACH, Vicente Castro Castro, señaló que en el desarrollo económico de la región como la instalación de nuevas industrias y los hoy llamados “Polos de Desarrollo”, deben supeditar su funcionamiento a la cantidad de agua disponible, y no anteponer a la industria por arriba del uso y consumo humano, así como a la producción de alimentos.
Precisó que indudablemente el desarrollo económico resulta muy importante, pues el empleo es también sinónimo de bienestar (siempre que se den salarios dignos y bien remunerados); sin embargo, la disponibilidad del vital líquido debe tomarse en cuenta por parte de las autoridades.
Recordó que actualmente se promueve en Tapachula los Polos de Desarrollo para el Bienestar “Tapachula I y II”, con una superficie de 4.18 millones de m2 de superficie, en donde de acuerdo con el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) las vocaciones productivas, prioritarias y potenciales son: eléctrica y electrónica, semiconductores, automotriz (electromovilidad), autopartes y equipo de transporte, dispositivos médicos, farmacéutica, agroindustria, equipo de generación y distribución de energía eléctrica (energías limpias), maquinaria y equipo, tecnologías de la información y la comunicación, así como metales y petroquímica.
Castro Castro dijo que la huella hídrica de la industria debe ser debidamente valorada para definir la viabilidad y factibilidad de la industria. Por ejemplo, un celular tiene una huella hídrica de 12 mil 760 litros de agua. “Es vital destacar que por muchos años se ha dicho que Chiapas, y desde luego Tapachula, cuentan con una gran disponibilidad de agua, algo nada correcto, ya que durante 2024 dos ríos (Pijijiapan y Chalaquita) se secaron completamente, reflejo de la reducción de las lluvias y el uso intensivo de sus aguas”, refirió.
Al aclarar que no se opone al desarrollo, externó que resulta claro que existe una fuerte incongruencia de planeación entre lo que se tiene disponible de agua y el desarrollo industrial en Tapachula. “Resulta claro, salvo que me corrijan, que no hay una correcta planeación y previsión sobre la cantidad de agua disponible para la industria, y desde mi valoración, se está poniendo en riesgo la disponibilidad de agua para uso y consumo humano, así como para la producción de alimentos”, consideró el investigador de la UNACH.

