Un IEPC con garantía al frente

Después de cuatro intentos, el Instituto Nacional Electoral (INE) dictaminó elegir como nueva presidenta del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) de Chiapas a Marina Martha López Santiago. Desde el sábado pasado encabeza el Consejo General, y desde ahora comienza la cuenta regresiva para preparar la elección intermedia de 2027.

A menos de dos años de esa cita con las urnas, la nueva consejera presidenta deberá “tomar al toro por los cuernos”, pues cada proceso electoral en Chiapas representa un reto por su complejidad política, territorial y social.

Estar al frente del IEPC implica aprender y adaptarse a una dinámica institucional intensa, aunque es justo reconocer que López Santiago llega con una sólida experiencia. Su último cargo, como titular de la Defensoría Pública Electoral del Poder Judicial de la Federación, la respalda ampliamente. No se trata, por tanto, de una funcionaria improvisada. Su trayectoria combina experiencia en el ámbito judicial y en el electoral, además de una destacada labor académica. Ha sido docente, ponente en foros nacionales e internacionales y autora de ensayos y artículos especializados en materia electoral.

Su perfil profesional ofrece garantías de pulcritud, transparencia y honestidad en los procesos que encabezará, entre ellos la elección de gubernatura en 2030 y las de senadurías y diputaciones.

Debe destacarse también el trabajo realizado por María Magdalena Vila Domínguez, quien fungió como presidenta provisional del IEPC. Su gestión, aunque interina, fue clave para mantener la operatividad del instituto durante los meses en que no se lograban los consensos necesarios para designar a la nueva titular. Vila Domínguez actuó como una auténtica “bombera institucional”, cubriendo vacíos y garantizando la continuidad del trabajo electoral en Chiapas.

En sus primeras declaraciones ante la prensa, Marina Martha López Santiago mostró dominio del oficio. Sus respuestas evidenciaron conocimiento del terreno y conciencia de los desafíos que enfrentará. Chiapas, por su naturaleza política, es una entidad compleja: los equilibrios locales suelen ser frágiles y el poder real se disputa con fuerza en los municipios.

Su elección contó con un amplio consenso entre las consejeras que integran el IEPC y el reconocimiento de los partidos políticos. Sin embargo, ese respaldo inicial no garantiza un camino sin tropiezos. Si bien actualmente el instituto no enfrenta una oposición frontal, el panorama podría cambiar rumbo a 2027, especialmente si los múltiples partidos que hoy operan en el estado intentan alterar el equilibrio político que mantiene la mayoría morenista. El desempeño del IEPC en esa elección será determinante para consolidar o cuestionar la confianza que hoy se le otorga a su nueva presidenta.

El nombramiento de López Santiago, originaria de San Cristóbal de Las Casas, representa un acierto del INE tras un proceso de selección minucioso y prolongado. Su llegada genera expectativa y esperanza entre la ciudadanía chiapaneca, que demanda fortalecer las instituciones electorales y garantizar procesos limpios, imparciales y transparentes.

La confianza ciudadana en el IEPC dependerá, en gran medida, de la capacidad de su presidenta para mantener la autonomía del órgano, resistir presiones políticas y fomentar una cultura cívica sólida.

Los partidos políticos —especialmente aquellos que concentran su fuerza en los municipios— deberán reconocer en la nueva presidenta a una voz con criterio, firmeza y experiencia. El desafío será grande: evitar conflictos postelectorales y disputas que deriven en elecciones extraordinarias, frecuentes en la historia reciente del estado.

Como bien señaló la propia López Santiago, su meta es que los próximos comicios se desarrollen en paz y con plena legalidad, sin necesidad de repetir procesos. Alcanzar ese objetivo dependerá no solo de la labor técnica del IEPC, sino también del compromiso político de quienes buscan el poder.

En un contexto donde las pasiones electorales suelen desbordarse y los intereses locales se anteponen al bien común, la nueva titular del IEPC tiene ante sí la oportunidad de marcar un antes y un después en la historia democrática de Chiapas. Si logra conducir con equilibrio y transparencia los procesos venideros, su nombre quedará asociado a una etapa de madurez institucional y confianza ciudadana.

Ojalá —como ella misma dijo— que su trabajo se refleje en la estabilidad política del estado y en la reducción de elecciones extraordinarias. Esa será, sin duda, la mejor prueba de que el IEPC tiene hoy una presidencia con garantía al frente.

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