Un Congreso con retos y deudas pendientes

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Inició el primer periodo ordinario de sesiones del segundo año de ejercicio
constitucional y, como suele ocurrir en la política chiapaneca, no faltaron las
sorpresas. Luis Ignacio Avendaño Bermúdez dejó su curul para asumir la dirección
del ISSTECH, una institución que requiere no solo de capacidad administrativa
sino de credibilidad, pues ha sido una de las dependencias más cuestionadas en
el pasado reciente.
El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar fue claro al señalar que la salida de
Carmelita Benavente obedeció a razones de salud, pero también dejó entrever
que este relevo es estratégico: se trata de devolver confianza y certeza a los
trabajadores y al magisterio en materia de servicios y prestaciones.
En el Congreso local, la diputada Alejandra Gómez Mendoza asume la presidencia
de la Mesa Directiva con el reto de destrabar iniciativas que duermen el sueño de
los justos y que sectores sociales reclaman desde hace tiempo. Si bien su
discurso de “legislar con humanismo y amor al pueblo” suena alentador, lo que
realmente valdrá la pena será la capacidad de traducir esas palabras en hechos.
No se trata de discursos populistas, sino de responder con leyes que abran
oportunidades, especialmente para las mujeres y los sectores más desprotegidos.
La llegada de Alejandra Gómez Mendoza genera la expectativa, y la esperanza,
de que finalmente se «saquen de la gaveta» esas iniciativas largamente
«engavetadas» que esperan la luz para atender problemáticas acuciantes de
diversos sectores sociales. Es el momento de que la promesa del “tiempo de
mujeres” se traduzca en iniciativas reales que impulsen su desarrollo. Su
declaración de velar por el bienestar de Chiapas «legislando con humanismo y con
amor al pueblo» le otorga, de momento, un voto de confianza.
Pero no todo es optimismo. La designación de José Ángel del Valle Molina como
parte de la Mesa Directiva representa un retroceso: su desempeño en el primer
año legislativo lo pintó como un simple levantadedos, sin iniciativas relevantes ni
aportes al debate público. Chiapas no necesita figuras decorativas en su
Congreso, sino representantes comprometidos con las necesidades reales de la
población.
Por otro lado, la ratificación de Mario Guillén en la Junta de Coordinación Política
es una señal de confianza entre el Legislativo y el Ejecutivo. Y aunque se habla de
un Congreso “plural”, lo cierto es que en esta Legislatura no existe oposición con
el peso suficiente para contrapesar al bloque Morena-PVEM-PT. Las voces
críticas serán, en el mejor de los casos, anecdóticas.
El gobernador, al acudir personalmente a la sede legislativa, llamó a la unidad y a
hacer de la política un instrumento de transformación. La invitación de Mario
Guillén a abrirse a la agenda nacional de la Cuarta Transformación es pertinente,
pero solo será creíble si se acompaña de resultados concretos que visibilicen a
Chiapas en el plano nacional y beneficien directamente a sus ciudadanos.
El mensaje fue claro: “la buena política sirve para unir y como instrumento de
fuerza para transformar a Chiapas”. Ojalá este mensaje resuene y se traduzca en
leyes que visibilicen al estado y generen bienestar para la población,

especialmente para los sectores más vulnerables, tal como lo solicitó el
gobernador.
No se puede dejar de lado, sin embargo, las sombras que persisten: legisladores
con denuncias graves, como el caso de Javier Jiménez y los presuntos 600
millones desaparecidos en su paso por Hacienda, o el del “diputado indígena”
José Uriel Estrada Martínez, señalado por extorsionar a alcaldes en pasadas
administraciones. Estos pendientes no pueden quedar sepultados bajo el fuero ni
el olvido.
El nuevo periodo legislativo arranca con promesas. De los diputados dependerá si
esta Legislatura pasa a la historia como un Congreso que en verdad honró a
Chiapas con leyes y acciones transformadoras.

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