Mentiras, preguntas y videos
Jorge Fernández Menéndez
Dice Javier Cercas, el autor de Anatomía de un Instante, que “las mentiras fabrican esclavos”. Lamentablemente la narrativa gubernamental ha caída en la fabricación de mentiras, notables en el caso de la manifestación del 15N en la ciudad de México y en otras ciudades del país.
Son demasiadas: que fue una conjura internacional, que la organizó la ultraderecha, que en realidad fue Ricardo Salinas con millones de bots, que se pagó 90 millones de pesos para organizarla, que no fue masiva, que no hubo jóvenes, que no hubo represión, que la hubo, pero no contra los manifestantes. Nada de eso es verdad, algunas son verdades a medias, otras son mentiras que se fabrican para tener esclavos, no ciudadanos. Pero sucede que las imágenes, las declaraciones, la realidad, es demasiada contundente para ocultarla.
Quedan además muchas preguntas sin responder: ¿qué ha pasado con los detenidos del 15N, en CDMX y en el resto del país? ¿Quiénes son, porque no se dan con claridad sus nombres? ¿de qué se los acusa, qué pruebas tiene la fiscalía respecto a sus presuntos delitos? ¿qué antecedentes de violencia tienen, si es que tienen alguno? ¿por qué no están detenidos los provocadores de otros eventos como los del 2 de octubre o el ataque al campo militar número uno el 25 de septiembre pasado? ¿por qué no ha habido una investigación para desmantelar estas estructuras porriles que vienen actuando desde hace años con impunidad y que se asegura que están manejadas desde sectores duros de Morena? Por cierto, esa investigación se la encargó la presidenta Sheinbaum a la fiscal de la ciudad de México, Bertha Alcalde, que casualmente es la hermana de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde (que ha hecho las más inverosímiles declaraciones sobre la marcha), e hija de una de las fundadoras del partido, ex presidenta del consejo nacional, y de las más cercanas amigas de López Obrador, Bertha Luján.
Pero hay algo más importante aún: ¿quién dio la orden de reprimir la marcha y expulsar del Zócalo a los manifestantes? Porque esa no puede haber sido una simple orden policial, no fue una orden de Pablo Vázquez. Fue una orden política que tiene que provenir de alguna autoridad política, de la jefa de gobierno Clara Brugada, del secretario de gobierno César Cravioto o del propio gobierno federal. Porque, además, durante años la orden que tuvo la policía fue no hacer nada contra los vándalos. Se llega a la barbaridad de decir que las agresiones que se ven en video, explícitas, se pueden haber generado por inteligencia artificial cuando hasta la propia secretaría de seguridad las ha confirmado.
La narrativa presidencial no ha funcionado porque, como ocurre en otros temas, nadie es resposnable de nada en el gobierno. Ni Adán Augusto López de los casos de corrupción, ni el almirante Rafael Ojeda de las acciones de sus sobrinos, ni los gobernadores de su colusión con el narcotráfico y el crimen organizado.
Y porque la violencia y la inseguridad siguen incólumes. Apenas ayer hubo enfrentamientos y ejecuciones en Puebla, Oaxaca, Michoacán, Sinaloa y otros lugares del país. También en el informe de seguridad, se habla de una fuerte reducción en el número de homicidios, que pasaron, según números oficiales, 86.9 homicidios diarios en septiembre de 2024 a 59.5 en septiembre de 2025. Pero también se informó que aumentó dramáticamente el número de desaparecidos: sólo en lo que va de la administración Sheinbuam, se ha superado con amplitud, hasta octubre, los 13 mil desaparecidos, la misma cifra que en todo 2024. Eso quiere decir que habría cerca de 50 desaparecidos cada día. Y si suponemos que desgraciadamente esos desaparecidos están muertos y no se contabilizan en la lista de los homicidios, tenemos un número de homicidios por la violencia superior al centenar diario. No es una especulación, son cifras oficiales.
Eso es lo que habría que reconocer en lugar de inventar falsas conjuras, enemigos ocultos, trampas de la IA o convocatorias de bots. Cuando se habla de las causas profundas de la inseguridad hay que insistir en tres temas que podrían ser perfectamente bien atendidos desde el gobierno, más allá de los grupos criminales: la corrupción y complicidad de los funcionarios públicos, notable en algunas gubernaturas; el miedo de otros a asumir sus responsabilidades; y la ineficiencia en el desempeño de sus labores, en muchas ocasiones por las dos razones anteriores (la corrupción o el miedo) y también porque como muchos fueron elegidos bajo la tesis de 10 por ciento de capacidad y 90 por ciento de lealtad no están capacitados para hacerse cargo de tareas de gobierno complejas como lo es la seguridad.
Por cierto, y hablando de provocaciones: es una tontería convocar a una marcha para el próximo 20 de noviembre. Será entendida como una provocación. Ese día es el aniversario de la revolución y se realiza el desfile cívico-militar. ¿Aquién le puede interesar que choque una manifestación opositora con un desfile en el que participan soldados?




