Prueba PISA, obligada por un tribunal; así no se puede

Nadie en su sano juicio se explica los motivos para que el gobierno mexicano no autorice la aplicación de la Prueba del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes 2025 (PISA), que es un examen internacional que evalúa las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años en áreas como lectura, matemáticas y ciencias.

Editorial

Nadie en su sano juicio se explica los motivos para que el gobierno mexicano no autorice
la aplicación de la Prueba del Programa para la Evaluación Internacional de los
Estudiantes 2025 (PISA), que es un examen internacional que evalúa las habilidades y
conocimientos de los estudiantes de 15 años en áreas como lectura, matemáticas y
ciencias.
El secretario de Educación Pública, Mario Delgado, confirmó que se accederá a que casi
400 escuelas de todo el país participen en esta evaluación, pero, aclaró, es para
corresponder a un amparo que promovió la organización civil Educación con Rumbo,
organización que argumenta es necesaria para garantizar la mejora continua en la
educación en México durante el presente sexenio.
El Poder Judicial de la Federación ordenó desde el último trimestre de 2024 a la
Secretaría de Educación Pública llevar a cabo todos los trámites y gestiones a fin de
garantizar que se realice la Prueba PISA en México en el 2025”. Durante 2024 y años
anteriores no se aplicó por distintas circunstancias.
Para nadie es un secreto que, si los jóvenes se evalúan en su enseñanza, las
probabilidades de que haya mejoras en las políticas públicas para ajustar los planes
institucionales en la materia de educación, tiene que lo primordial, lo básico.
El objetivo debería ser trazar el diseño educativo para el presente gobierno y en esa
tesitura contribuir ayudar a salir del bache donde más de 4 millones de niños, niñas y
adolescentes no asisten a la escuela, y alrededor de 600 mil más están en riesgo de
dejarla debido a factores como la falta de recursos, la lejanía de las escuelas y la
violencia, según dictaminó en un reciente estudio la Unicef.
Por donde quiera que se le quiera ver, la calidad educativa en México y en Chiapas, los
pronósticos de evaluación no son prometedores y si a eso se le agrega que las políticas
que emprende el sindicato de maestros más grande de Latinoamérica, como es el SNTE,
acuerpada en algunos estados por la operatividad de la CNTE, tienden a seguir con la
pérdida de clases por priorizar sus “luchas laborales sindicales”.
La CNTE en Chiapas acaba de tener dos días de paro y bloqueos y para este fin de mes
otro movimiento de tres días necesariamente afectará la educación de miles de niños y
adolescentes y jóvenes que habitan este territorio.
De los 78 países evaluados hace cinco años en términos de calidad educativa, la nación
se ubica en el lugar 38, es decir, una posición nada halagadora. Por ello es de suma
importancia que nuestros maestros y las autoridades educativas se pongan de acuerdo
una vez en su vida para no seguir en una lucha estéril entre ambos, sin reconocer a
profundidad que en esa división y lucha por ver quién es más poderoso, se afecta la
educación que tanto se ha dicho, es el factor básico para sacar adelante un país.
De acuerdo con los resultados de la prueba PISA 2022, la última en que participó México,
se obtuvieron 126 puntos menos que Japón, el país mejor evaluado; y se quedó a solo
seis puntos arriba de Colombia, el último lugar de la OCDE, entre los 37 países
participantes.
Por desgracia, ese mismo año, en el 2022, México fue el tercer país peor evaluado en
Matemáticas y Comprensión Lectora, así como el peor en el puntaje en Ciencia. Obtuvo
un puntaje promedio de 407, frente al más alto que es de 478; es decir, 71 puntos por
debajo del promedio.
Los números no ayuda, pero son el reflejo de la educación pública que se ha tenido en
promedio en las últimas dos décadas. Es cierto que, en el pensamiento tercermundista,
donde la política ejerce una posición dominante, de sumisión, lo que les interesa es seguir

teniendo un pueblo disciplinado, obediente, que dependa de lo que diga y haga la
autoridad, con tal de tenerlos controlados.
Hoy tenemos que abrirnos a los nuevos tiempos, a las necesidades propias de un mundo
globalizado y ahí es donde la educación juega el principal factor de desarrollo, de
superación. Se tiene que vencer esa mala práctica del control mediático, masivo, que los
gobiernos ejercen sobre la sociedad.
Hoy la apuesta deber ser la apertura a adquirir las herramientas tecnológicas y humanas
que nos hagan mejores personas, mejores seres humanos y excelentes servidores
públicos. Triunfar en la vida laboral y personal es lo menos que las autoridades de
educación deben tener como prioridad.
Adquirir los conocimientos necesarios deben dejar de estar encasillados, ahora que si a la
Secretaría de Educación no le gusta o no cree correctos los métodos que se utilizan en la
aplicación de la prueba PISA, pues entonces que apliquen su propia metodología, pero
que ésta sea avalada por los organismos nacionales e internacionales con capacidad y
liderazgo, y no que sea obligada su aplicación por un tribunal. Eso no es correcto ni
transparenta la objetividad de los estándares de conocimientos.

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