No se hagan bolas


Entre las “novedades” que se aprobaron en el Consejo Nacional de Morena está la
integración de la Comisión Evaluadora de Incorporaciones, un órgano colegiado
que será responsable de revisar y dictaminar si es viable la adhesión de
personajes provenientes de otras fuerzas políticas.
El tema ha sido un dolor de cabeza para el gobierno, porque la llegada de
personajes que en su momento fueron cuestionados por el líder del partido en el
poder, Andrés Manuel López Obrador, fueron en tiempo de elecciones, cruciales
para que la Cuarta Transformación se hiciera del poder, pero no en su forma llana
y simple, sino de la mayor importancia porque con el voto de algunos personajes
del PRI, del PAN y de MC, la balanza se inclinó para que se obtuviera la mayoría
absoluta en las cámaras de Senadores y de Diputados.
Los cuestionamientos no han sido solo de los partidos opositores, de un gran
sector de la sociedad mexicana, sino dentro del propio partido Morena, donde se
han presentado los jaloneos, justo con mayor intensidad cuando ya no está
gobernando el orquestador de la Cuarta Transformación.
Los priistas y los panistas son los principales partidos que han visto partir a gente
que tuvo el pulso del poder en el pasado, que sabían mover los hilos de la política,
pero que, si se es honesto, juegan a luchar por las posiciones políticas, más no
para ser garantes del desarrollo social de quienes confiaron en ellos.
A Morena se incorporó gente que utilizó las siglas del PRI para ascender, para
llegar a gobernar Oaxaca, por ejemplo. Alejandro Murat renunció a su partido de
cuna un año antes de incorporarse al guinda. La planeación fue exitosa y pese a
los reparos, acusándolo de traicionero, el guiño ya estaba en los tiempos de López
Obrador.
Otra priista de hueso colorado, Claudia Pavlovich, dejó en manos de Morena el
estado de Sonora y como premio de consolidación se fue como cónsul de México
en Barcelona. En respuesta a su traición fue expulsada del PRI, pero qué importa,
ahora nadie se acuerda de su herencia. Otro más que fue expulsado del tricolor
fue Carlos Miguel Aysa González, exgobernador de Campeche, luego de aceptar
el cargo de embajador en la República Dominicana.
El estado está ahora en poder de la controvertida Layda Sansores, de quien pesan
serias acusaciones por la forma de conducir los destinos de la entidad, pero que
no dejan de ser meras campañas que se ventilan en las redes sociales, porque las
críticas no le hacen mella.
Otra traición se gestó con Quirino Ordaz Coppel, exgobernador de Sinaloa, quien
fue también expulsado del PRI por aceptar la embajada de México en España. La
entidad es gobernada actualmente por el morenista Rubén Rocha Moya, quien no
ha podido controlar el derramamiento de sangre que se presenta en el estado más
violento del país.
Y para seguir hablando de hechos consumados, quien fuera gobernador de
Hidalgo, Omar Fayad, también echado del otrora partido hegemónico, por irse de
embajador a Noruega. La entidad es ahora gobernada por Morena.

O Alfredo del Mazo, heredero del apellido, fue acusado de entregar a Morena el
Estado de México, la entidad bastión del priismo.
Del lado del PAN, está el ahora miembro de la Cuarta Transformación, Javier
Corral, ex gobernador de Chihuahua. Un panista de hueso colorado que no
disimuló su relación con el expresidente AMLO y tras renunciar a Acción Nacional
es ahora un senador de Morena que defiende los postulados de dicho partido.
La estrella de estos “movimientos” es Miguel Ángel Yunes Márquez, el panista que
de última hora, a minutos de las votaciones para alcanzar la votación de los
escaños en el Senado, se inclinó por apoyar a Morena y obtener la mayoría en el
Congreso de la Unión.
Eruviel Ávila Villegas, Jorge Carlos Ramírez Marín y Adrián Rubalcava,
anunciaron su apoyo a Sheinbaum Pardo. Aunque no se unieron a Morena, varios
de ellos encontraron lugar en el Partido Verde.
Después de recordar estos casos, la Comisión de evaluación hará su tarea de
transparentar el ingreso de nuevos militantes provenientes de otros partidos. El
grupo evaluador estará integrado por la dirigente Luisa Alcalde, el gobernador
Alfonso Durazo, la expriista Carolina Rangel, y Epigmenio Ibarra, el camarógrafo
estrella del expresidente de México.
Que no se engañen ni se hagan bolas con estos anuncios publicitarios, pues
mientras López Obrador tenga pila, él será el que decida quién entra y quién sale
del Movimiento de Regeneración Nacional, o ¿usted qué opina?

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