Un mes antes de la toma de protesta de la nueva administración, se advirtió a la
federación sobre los alcances de la miasis o del gusano barrenador; no obstante,
no hicieron caso, dejando sólo a Chiapas en esta titánica tarea.
La publicación de los reportajes por parte de esta casa editorial, respecto al
gusano barrenador nos da un panorama de las consecuencias de no prestar
atención y no atender con el debido rigor a esta plaga, que supuestamente fue
erradicada hace 30 años.
Si bien es cierto, la actual crisis del gusano no debe generar pánico, no se debe
tomar a la ligera, aún cuando se está actuando. Como planteamos en semanas
pasadas, esta administración estatal si se tomó en serio el problema y fue
precavido, pero de nada sirve sin que la federación lo respalde.
En este sentido, las dependencias de salud y de ganadería, respectivamente,
poco o nada han hecho para poder hacer algo ante esta crisis sanitaria, desde
coordinarse para poner filtros, generar estrategias que no perjudiquen a los
ganaderos y coordinarse con investigadores para poder establecer soluciones.
La consecuencia más palpable a nivel nacional, sin duda es la cancelación por
parte de Estados Unidos de no comprar cabezas de reses a México, lo que
complica más la relación bilateral entre el vecino del norte y nuestra economía,
que se ve aplazada por la falta de ingresos de este producto tan preciado.
Otro aspecto a considerar, son las estadísticas, que según expertos no son las
correctas y allá afuera hay más casos, pero los ganaderos, ante el temor de
clausuras o cuarentenas, que les perjudican a sus finanzas, omiten declarar que
sus reses pueden estar infestadas con la miasis.
También, los carniceros se ven afectados, ya que el precio de la carne pasó en
menos de un año de 140 el kilo a 240 aproximadamente, lo cual evita que cada
vez menos se consuma, sumando a esta crisis, la carne de res se encarecerá.
Recordemos que hasta hace un mes se propuso reabrir la planta del mosquito que
ayudará a erradicar al gusano barrenador, donde se pidió la colaboración de
Estados Unidos para poder generar una inversión y poner en funcionamiento dicha
planta que se ubica acá en el estado: no obstante, se debe tener en cuenta,
México en estos momentos no está en condiciones de pedir, tomando en cuenta la
tensa relación con ellos; además, la inversión resulta costosa y tardía, ya que en
caso de ponerse en marcha, el proceso de cultivo de dicho mosquito que la
erradicará tomará bastante tiempo, en el cual ya se sentirán estragos muy dañinos
del gusano barrenador.
Y el gusano, como ya se demostró también afecta al ser humano y los casos nos
demuestran que, de no atenderse estaríamos ante una nueva pandemia; si bien
este gusano podría afectar a quienes trabajan con el ganado, lo cierto es que
puede esparcirse, ya que las personas en condición de abandono o los migrantes,
debido a su condición de salubridad, pueden a quienes les puede afectar y de
paso, propagarlo en las zonas urbanas.
Teniendo en cuenta los argumentos expuestos ¿Qué hacer? Como bien se planteó
en las dos partes del reportaje del gusano barrenador publicados días atrás, aún
no hay que generar pánico, pues el gusano aún no se detecta en zonas urbanas o
metropolitanas, pero eso no exime que se tenga precaución, sobre todo si algún
familiar o conocido presenta síntomas anormales en su estado de salud o ha
estado expuesto al campo.
A pesar de la omisión, aún están a tiempo las autoridades federales de hacer algo,
en primer lugar, brindar con mucho rigor y filtros la frontera sur, evitar que ganado
de dudosa procedencia siga entrando a nuestro país. También, esto recae en los
productores y ganaderos, mismos que siguen de necios de importar de manera
ilegal y clandestina ganado barato que carecen de las medidas sanitarias, en ellos
recae la responsabilidad de esta crisis existente.