Otra vez, después de un breve receso, los maestros aglutinados en la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y de la Sección 7
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), volvieron a salir a
las calles para que, como en antaño, desquiciarán la capital chiapaneca con
marchas y bloqueos.
Dos días, en horario de oficia, fueron suficientes para provocar el caos y la
maldición de la ciudadanía que quedaron atrapados en las entradas oriente y
poniente de la ciudad, donde el magisterio estableció bloqueos en protesta por la
reforma a la Ley del ISSSTE que propone un descuento del 2.7% en la liquidación
de los trabajadores de la educación, lo que, según ellos, busca que los maestros
se vean obligados a incorporarse al sistema de las Afores.
La Secretaría de Educación Pública a cargo de Mario Delgado no se ha
escuchado y ante ello, deja abierta la posibilidad de que lo que plantean los
maestros tenga mucho de verdad, aunque no debe uno espantarse cuando desde
el Poder Legislativo, la máxima autoridad en el país ha hecho y deshecho a su
antojo, al tener controlado el Congreso de la Unión, de donde emanan las
iniciativas que dan pie a la reconfiguración a modo de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.
Durante dos días, el jueves y viernes pasado, la CNTE-SNTE, pusieron en jaque a
la población que tenía la necesidad de cruzar la capital Tuxtla Gutiérrez en las dos
entradas que tiene, oriente y poniente, provocando un verdadero caos vial que se
tenía que soportar con un plus adicional: el intenso calor que se sentía en la selva
de cemento tuxtleco.
Los maestros critican y de ahí el motivo de sus manifestaciones, el que el
gobierno, con su reforma educativa, extienda los años de servicio para poder
jubilarse hasta los 60 años en el caso de los hombres y 58 de las mujeres, cuando
antes era por años de servicio de 30 y 28 para hombres y mujeres,
respectivamente.
Además, protestan porque el gobierno de México les hace el fuchi para sentarse a
dialogar y es justo en este momento cuando debería salir el colmillo retorcido y la
experiencia en el ámbito educativo que dice tener Mario Delgado, pero, no, sigue
en la orfandad de su oficina porque no hay una postura sobre lo que podría
atenderse.
Lo cierto es que para el caso de Chiapas, la sociedad es la que sufre los embates
de la falta de oficio político de los gobernantes, de los encargados de que la
política de la negociación sea la que salga al frente en lugar de que se concreten
estos bochornosos actos a los que la Constitución le da derecho a los maestros,
pero con la salvedad de que éstos no afecten a terceras personas, que es como
sucede regularmente y esta vez no fue la excepción.
En los pronunciamientos, el magisterio exige un alto total a la represión laboral,
administrativa, económica y sindical contra los agremiados, cuando en realidad,
por lo menos en la práctica se comprueba, los trabajadores del sindicato son los
que gozan de todos los privilegios habidos y por haber, que envidia cualquier
empleado de la iniciativa privada, quienes, por citar un ejemplo, si no llegan a
trabajar, se les descuenta el día y se les acumula en su expediente porque ellos sí
están para competir.
Quieren desaparecer el Usacam, el sistema que contempla que los maestros
deben presentar exámenes de ubicación y capacitación para escalar peldaños y,
por ende, prestaciones. Quieren que se les regrese como estaba antes, de que el
sindicato era el que hacía y deshacía en el escalonamiento.
Es una realidad que desconfían del gobierno, quien ahora se hace cargo, pero no
hay como conformar un comité que se encargue de vigilar que todo se haga
conforme a derecho. Además, no ha lugar a la petición de que los maestros del
sistema elemental sean considerados en esencia, como los principales
benefactores de las prestaciones, pues en esto de los beneficios, todo debe ser
parejo, en igualdad de circunstancias.
Si se quejan de que no los atiende el gobierno, la propia presidenta de México,
Claudia Sheinbaum, llamó a los maestros inconformes con la reforma a la Ley del
Issste para que no realicen un paro de labores a nivel nacional, que ella está
dispuesta y en condiciones de recibirlos para explicarles la iniciativa y atender sus
demandas.
Ante esta apertura, y al anuncio que hizo la Cámara de Diputados que la iniciativa
se engavetaba, los maestros han callado, porque saben que son el principal
sindicato que recibe las mejores prestaciones en el país. Ojalá predomine el
diálogo, la apertura y la sensatez de quienes buscan beneficios para los maestros
y de los que se ubican del lado del gobierno.