Valeria Córdova
Los colores son los mismos, la ruta es la misma, pero las historias no. Hay quienes han marchado año con año y quienes lo hacen por primera vez. Las mujeres de Tapachula han salido nuevamente a las calles este ocho de marzo porque se quieren vivas y libres de violencia.
El continente, convocado por la Colectiva Perlas Sororas y Huacaleras por el Derecho a Decidir, partió desde las instalaciones del CEDECO Estación Ferroviaria pasadas las 3:00 de la tarde. Liderando el grupo se encontraban familias de víctimas de feminicidio, seguidas por estudiantes, madres e hijas, adultas mayores y demás participantes que cargaban consigo cartulinas con diversas consignas.
Tras recorrer toda la Avenida Central, ante miradas de desaprobación y otras de orgullo, la marea morada arribó a las afueras del ayuntamiento municipal para recordar al gobierno mexicano la deuda de justicia que tiene con las mujeres.
“Tengo un proceso aquí en Tapachula que se ha alargado mucho porque la familia del agresor de mi nieta, es decir, su papá, goza de dinero y abogados que fueron autoridades en alguna ocasión. El hombre tiene un año y un día de haber sido detenido en Cancún por violación y no ha recibido sentencia.”, dijo por el megáfono Angélica Obregón.
La mujer relató que ha tenido que ponerse en contra de su propia hija, quien niega las agresiones hacia la menor, que ahora cuenta con 14 años y ha tenido que recibir terapias psicológicas.
Laura, otra de las participantes que tomó valor para hablar, compartió su experiencia como víctima de violencia vicaria, una forma de violencia de género en la que los hijos e hijas son utilizados como objetos para maltratar y causar dolor a las madres.
“Apenas el año pasado Chiapas reconoció la violencia vicaria y hasta hoy en fecha yo no he visto justicia. Mi ex pareja se llevó a mis hijos a base de engaños el día del cumpleaños de mi hija y desde ese momento han pasado 1460 días sin que yo los vea. Mi caso está en el juzgado de este municipio”, sentenció.
Poco antes de la puesta de sol, el grupo de mujeres pegó carteles y fichas de búsqueda en la entrada del Palacio Municipal para luego dispersarse, con la esperanza de ver un cambio antes de la próxima marcha.


