Cuando hay democracia se gana y se pierde, pero ello a querer convencer a todo
un pueblo de que las elecciones judiciales del pasado mes de junio no hubo fraude
o por lo menos nadie metió las manos en el proceso, es decir, redireccionar la
forma de emitir el voto ciudadano, eso sí nadie lo cree.
En la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
(TEPJF) se desecharon los proyectos que establecían la invalidez de la elección
de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por lo que
sus triunfos fueron ratificados con todo y acordeones.
En el pleno, tres magistrados con orientación hacia Morena -y dos conservadores
o conocidos por su inclinación de aplicar la justicia, así, a secas, sin inclinaciones
hacia algún bando-, votaron a favor de validar la jornada, lo que implica que el
próximo 1 de septiembre el nuevo Poder Judicial iniciará su nueva etapa.
Siempre se ha asentado que el tiempo ubicará a cada quien en su lugar, así que
mientras éste se encarga de “ordenar” las cosas en su justa dimensión, veremos a
unos magistrados, jueces, ministros y demás, pavonearse por todo México como
los paladines de la democracia.
Ahora en cada expediente que analicen, los medios de comunicación de “derecha”
estarán muy ocupados en exhibir el comportamiento de los nuevos y nuevas
funcionarias del Poder Judicial. Si de apostar se tratara, el hacerlo doble contra
sencillo en el sentido de que la posición del nuevo ente judicial será igual a cómo
se comporta el Legislativo podría hacer ricos a muchos.
La sesión del miércoles del Tribunal Electoral fue un mero trámite. Todos en
Morena pudieron dormir tranquilos, sin que les preocupara que hubiese habido
una sorpresa. No, ni pensarlo. O se imaginan que a uno de los tres magistrados
que votaron a favor, hubiera sufrido el secuestro o la intimidación que se registró
cuando en el Senado no se presentó un legislador de la oposición, de Movimiento
Ciudadano, en septiembre del año pasado, y eso facilitó la votación para darle
mayoría absoluta a Morena y sus aliados.
Eso hubiese sido un escándalo y necesariamente tendría que haber una pausa en
la sesión hasta que apareciera el magistrado o se invente algún vericueto que le
diera la salida exitosa pues esa “fue la decisión del pueblo de México asentada en
las urnas” de que hubiese habido elecciones en el Poder Judicial.
El punto referencial de la sesión fue debatir los proyectos que presentaron los
magistrados Janine Otálora Malasis y Reyes Rodríguez Mondragón, quienes
establecieron que los acordeones fueron motivo suficiente para que el 90 por
ciento de quienes estaban en esa lista, hayan ganado.
Que hubo financiamiento prohibido eso que ni qué, pero hasta ahora nadie ha
podido tener las pruebas de quienes fueron los idealistas que programaron este
show, muy eficiente, por cierto. La propuesta de invalidar las elecciones y hacer
una nueva reforma donde haya reglas claras estuvo en chino y ésta se hará para
cuando cambie el escenario político en el Congreso de la Unión.
Para los próximos años esto no podrá suceder, ya que mientras la gente no salga
a votar lo seguirá haciendo el Estado a través de la maquinaria que ha construido
a lo largo de estos últimos siete años, a través de todo aquel que recibe una beca.
Cuando el dinero ya no alcance para repartir, entonces sucederá lo anunciado.
Al tribunal no le bastaron como prueba 3 mil acordeones porque eso no representa
la globalización de la elección. Si a esas vamos, las encuestas que hacen para
elegir candidatos, para saber cómo se gobierna en determinado estado o en el
país, no servirían pues 500 u 800 llamadas telefónicas no representan el universo
de millones de mexicanos.
Que no quieran verle la cara a la voluntad ciudadana, y como bien dicen, no basta
la estadística y ello aplica de igual forma, cuando dicen que para acusar hay que
aprobar. A Genaro García Luna lo “entambaron” en Estados Unidos, pero, aunque
no hay una prueba fehaciente, los dichos de sus adversarios lo acabaron.
Claro, no queremos decir que sea inocente, pero en esta guerra de declaraciones
y maniobras políticas no aplica de igual forma en la Cuarta Transformación,
porque mientras no haya pruebas, dicen, no hay porque castigar a alguien, así que
ni se le ocurra a la autoridad del vecino estado del norte, tratar de manchar los
nombres de tan prestigiados personajes políticos de la 4T que han sido exhibidos
en los medios de comunicación relaciones con el huachicol o algún cártel del
narcotráfico.
Entre tanto, faltan pocos días para ver cómo y en qué línea se conducen los
nuevos integrantes de la Corte, por lo menos tres mujeres que repiten ya se saben
de qué pie cojean, así que las apuestas siguen abiertas, por si gusta participar. Sin
embargo, hay que tomar en cuenta que al grueso de la población no le interesa ni
le importa lo que hagan y deshagan en el Poder Judicial, pues su competencia no
llega a ese nivel.