Mario Caballero
¿Cuándo se nos hará justicia?
El siete de abril de 2013, la entonces Procuraduría General de la República dio entrada a una demanda en la que 50 exfuncionarios del gobierno de Juan Sabines Guerrero estaban acusados por delitos como enriquecimiento ilícito, abuso de funciones, fraude procesal, coalición de servidores públicos, asociación delictuosa, tortura y otra veintena de crímenes.
Por lo mismo, no fue extraño que gente como Yassir Vázquez Hernández, exalcalde Tuxtla Gutiérrez; James Gómez Montes, exsecretario de Salud; los hermanos Mauricio y Carlos Perkins Cardoso, Alejandro y Antonio Gamboa López; Mayda Guerrero, prima del exgobernador y Nemesio Ponce Sánchez, exsubsecretario de Gobierno, hayan abandonado Chiapas por temor a caer en manos de la justicia, pues en dicha demanda se documenta su responsabilidad en el mayor atraco en la historia contemporánea de Chiapas.
La información que circuló en ese entonces era que algunos de los sindicados se escondieron en las lujosas mansiones que adquirieron o construyeron en Estados Unidos con dinero de los chiapanecos, especialmente en el estado de Indiana.
Otros se fueron a radicar a distintas entidades del país, como Guerrero, Querétaro, Hidalgo o Morelos. Como fue el caso de Yassir Vázquez, quien por un tiempo presumió ser asesor del entonces gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, y después pasó a ocupar un puesto en la administración del morenista Miguel Barbosa (q.e.p.d.), que lo terminó echando a patadas de Puebla.
Hoy, según corrillos, se oculta en una lujosa residencia en ese mismo estado. No olvidemos que antes de llegar a formar parte de la pandilla sabinista vivía en una casa de interés social y tomaba cervezas en la cantina El Tubazo, ubicada en la colonia Las Palmas, en el lado oriente de la capital chiapaneca, donde le daban fiado.
Otros más terminaron refugiándose en departamentos en Miami o en lujosos condominios como el de la Torre Acqua, ubicada en el Century Resorts Acapulco, frente al Centro Internacional de Convenciones de Acapulco, donde el mismo Juan Sabines tiene o tenía un departamento.
En las investigaciones realizadas por la actual Fiscalía General de la República también participó la Auditoría Superior de la Federación, pero por razones extrañas fueron enviadas a la congeladora.
SIN EMBARGO…
De acuerdo a las pesquisas, se conoce que Mauricio Perkins, mano derecha de Juan Sabines, estuvo involucrado en diferentes actos de corrupción, como en la desaparición de 400 millones de pesos y en la autorización de otros 900 millones para obra pública que se cedió por adjudicación directa a constructoras fantasma de Oaxaca y Veracruz. Asimismo, según ordenó que no se entregaran más de 3 mil 300 millones de pesos al Sistema de Administración Tributaria, correspondiente al pago del Impuesto Sobre la Renta.
La familia de Nemesio Ponce, brazo ejecutor de Sabines, pasó de la mendicidad a la riqueza. Martha Jiménez, su esposa, hizo todo tipo de negocios en el DIF estatal, y uno de sus hijos se convirtió en un próspero empresario, con contratos millonarios con el gobierno federal y el IMSS.
Sus hermanos Federico y Miguel Ponce Sánchez obtuvieron mediante tráfico de influencias plazas como catedráticos de tiempo completo en la UNACH, sin contar con el perfil requerido y violando incluso los derechos de otros docentes que cumpliendo con la antigüedad y los requisitos tenían varios años sin alcanzar ese beneficio.
La orden para que les dieran dichas plazas salió de la oficina de Nemesio en la Subsecretaría de Gobierno, cuyo poder entonces podía pasar encima hasta de la Ley Orgánica de la universidad.
Cabe señalar que antes de que Sabines fuera gobernador, Nemesio vivía en un cuartucho en la colonia Gertrudis Sánchez en la alcaldía Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México, y se desempeñaba como camillero en un hospital de medio pelo. Llegó a Chiapas en un viejo Pointer color rojo.
Hoy, sin embargo, es dueño de varias propiedades. Una de éstas es la mansión que construyó por el rumbo del Tec de Monterrey, en Tuxtla Gutiérrez, que cuenta con amplios jardines, salón especial con mesa de billar, cava climatizada y alberca.
También tiene un departamento en Polanco, donde según vive su hijo Alberto Marlon Ponce Jiménez, y uno más en Cancún. Y nada más entre estos dos inmuebles, Nemesio Ponce tiene una fortuna por casi 28 millones de pesos.
EL VERACRUZANO
En este recuento no podemos olvidarnos de otro exfuncionario muy allegado a Juan Sabines, quien a través de una red de corrupción saqueó dinero público de todos los rubros y dependencias del gobierno.
Me refiero a Carlos Jair Jiménez Bolaños Cacho, el veracruzano que quiso hacerse pasar por chiapaneco para obtener una diputación federal y que entre los cargos que ocupó en el sabinato está el de secretario de Hacienda.
Según datos de las investigaciones, Bolaños Cacho está acusado de fraude por un desfalco de 105 millones de pesos que no comprobó por supuestos pagos millonarios que hizo sin la orden correspondiente a cuatro empresas constructoras, algunas establecidas fuera de Chiapas y que son propiedad de algunos exgobernadores.
Derivado de esta irregularidad, la Secretaría de la Función Pública le abrió la investigación 355/DR-A/2013, además de dos averiguaciones previas, con número 191/2013 y 193/2013, en las que se presume su complicidad en diversos delitos junto con otros 24 exfuncionarios de la administración sabinista.
Hay que recordar que antes de trabar relaciones con el exgobernador Juan Sabines, Bolaños tenía una vida muy modesta, sin lujos ni excentricidades. Estaba al frente del despacho S&H Consultoría, que a mediados de 2007 firmó un contrato con el Gobierno de Chiapas para hacerse cargo de la bursatilización de los fondos del Impuesto sobre Nómina, y que se implementó mediante la emisión de certificados bursátiles a través de un fideicomiso.
Según el contrato, la operación sería por 4 mil 200 millones de pesos, pero terminó siendo por 5 mil millones. Nada más por realizar la emisión de dichos certificados, Bolaños Cacho recibió una comisión de 70 millones 825 mil pesos que le fueron depositados a la cuenta 92-00083796-0 del banco Santander el 28 de junio de 2007, que era el equivalente al 0.75% del monto total de la emisión, más gastos e IVA.
Aparte, le fueron cubiertos los gastos por copias de documentos, llamadas de larga distancia, boletos de avión, gastos de paquetería, búsqueda de información, transmisión vía fax, honorarios de notarios, honorarios de corredores públicos, entre otros.
En premio, Sabines lo nombró subsecretario de Ingresos el ocho de agosto del mismo año y el seis de junio de 2008 fue elevado al cargo de secretario de Hacienda. Tras este último cargo, abandonó Chiapas convertido en un multimillonario.
Hasta hace poco tiempo, se dio a conocer que Carlos Jair lleva una vida de jeque en Quintana Roo, donde disfruta manjares en restaurantes exclusivos, se emborracha en los antros de moda y pasea en altamar en lujosos yates.
Es una verdadera tragedia que, a pesar de las evidencias de la corrupción de los altos funcionarios del sabinato, no haya justicia después de trece años, mismo tiempo en que el país ha estado gobernado por Morena.
Así, no culpemos al pasado de la corrupción, mejor reclamémosle al presente por no haber querido castigarla.




