No es que se quiera echar porras al sector Salud, pero lo mínimo que hay que hacer —y reconocer— es que se actúe para garantizar la salud de los chiapanecos, sobre todo ahora que Epidemiología federal ha lanzado la alerta por la posible “aparición” del sarampión.
La descomposición social en México, relacionada con los descuidos en el manejo bacteriológico y las condiciones de pobreza y hacinamiento que prevalecen en algunos sectores, es sin duda una consecuencia de la inacción que se ha tenido durante muchos años.
De ahí que resulte de gran importancia que el sector salud intensifique las medidas de prevención para evitar una posible epidemia que, sin exagerar, podría presentarse ante la aparición de nuevas enfermedades que, aunque no son mortales, sí ponen en jaque principalmente a los niños y a las personas de edad avanzada.
En Chiapas existe preocupación y atención por el tema del sarampión y la rubéola, enfermedades prevenibles mediante la vacunación, pero que deben atenderse a la brevedad posible, principalmente porque estamos entrando en la etapa crítica del invierno, cuando los cambios de temperatura complican aún más la tarea del sector salud.
Se ha informado que en Chiapas no hay motivo de preocupación en cuanto al abasto de vacunas. Recientemente, durante la activación del Plan de Respuesta Rápida para el Control de Enfermedades Febriles Exantemáticas y las Prevenibles por Vacunación, el gobierno confirmó que todas las instituciones de salud han respondido al llamado del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar para emprender una cruzada de vacunación, evitar el aumento de casos y prevenir brotes que pongan en riesgo la salud de la población.
Esto deriva, en parte, del antecedente registrado el pasado 2 de noviembre en San Cristóbal de Las Casas, donde un menor de un año y cinco meses presentó un caso sospechoso de enfermedad febril exantemática, lo que, para quienes no están familiarizados con el término, significa que la piel cambia de textura o color y puede verse inflamada o irritada; es posible que esté enrojecida, caliente, escamosa, dispareja o seca.
El hecho obligó a poner en marcha un cerco epidemiológico y un bloqueo vacunal. Actualmente, aunque el paciente se encuentra en aislamiento domiciliario, estable y sin complicaciones, la autoridad sanitaria ha actuado para evitar que se repitan casos de contagio.
Esto implica que se ha abocado a la detección, notificación y diagnóstico oportuno de casos probables, así como al análisis del comportamiento de las enfermedades sujetas a monitoreo, con el fin de orientar las acciones de promoción de la salud, prevención y control.
A ello se suma el reforzamiento del cerco sanitario, la búsqueda activa de casos y la aplicación del bloqueo vacunal para proteger a la población, además de la toma de muestras para su confirmación en laboratorios certificados.
A este accionar gubernamental debe sumarse una respuesta ejemplar de la población, por la salud de los menores y de toda persona que, por sus condiciones, lo requiera. La ciudadanía debe acudir a los centros de salud para aplicarse las vacunas. La recomendación proviene del propio sector salud, y los padres de familia tienen la obligación moral de garantizar que la salud de sus hijos no se vea comprometida.
La Secretaría de Salud ha manifestado que cuenta con suficientes dosis contra sarampión, rubéola y parotiditis (vacuna triple viral). No se necesita mucha ciencia para corroborar que los niños tengan su cartilla de vacunación en regla y, de no ser así, es urgente acudir a cualquier centro de salud —local, estatal o federal— para ponerse al día.
Si el gobierno ha establecido públicamente la política de Cero Rechazo en todas las instituciones públicas de salud, hay que tomarlo en cuenta, porque la salud de los hijos es lo primordial en esta vida.
Finalmente, la autoridad sanitaria recomienda que, si se está en contacto directo con un caso de sarampión o ante la presencia de síntomas como molestia a la luz, tos, fiebre alta, conjuntivitis, secreción nasal o pequeñas ronchas tipo sarpullido, se evite la automedicación y se acuda de inmediato a la unidad médica más cercana.
Vale recordar que es mejor una medida a tiempo que lamentarse después por lo que pudo haberse hecho y no se hizo.




