Editorial
La precariedad laboral y sueldos cada vez más bajos, por esa razón la demanda
por trabajos remunerados es cada vez más alta. Si bien se realizan ferias del
empleo, estas son insatisfactorias, con salarios que apenas alcanzan para
subsistir, horarios poco flexibles, sin prestaciones de ley y con demás
inconvenientes que ponen en tela de juicio las condiciones de los asalariados en el
país.
Ante esta situación, en Tuxtla y demás ciudades mexicanas cada día son más
frecuentes aquellos anuncios donde ofrecen puestos de trabajo con condiciones
que, según el anuncio, son atractivas o benéficas; lo cierto es que resultan una
trampa.
Como ya se supo con el caso del Rancho Izaguirre en Jalisco, donde el hampa
utilizó las redes sociales o el Makerplace de Facebook para hacer ofertas
laborales atractivas para gente en situación de desempleo o de escasos recursos,
en las calles de ciertas ciudades es común encontrar esos anuncios.
En el caso particular de Tuxtla Gutiérrez y sus alrededores, en el centro o por las
afueras de las plazas es muy común encontrar anuncios pegados en postes o por
volantes sobre estos trabajos, los cuales suelen ser de recepcionistas, auxiliar de
ventas, ejecutivos o relacionado a comercio o ventas, con sueldos que van desde
los dos mil pesos semanales hasta los cuatro mil, según cual sea el mejor postor.
Casi siempre, estos anuncios vienen acompañados por frases de “superación
personal”, donde se persuade al invitado a asistir para poder tener una mejor
calidad de vida. También, suelen aludir a que tendrán un crecimiento laboral.
Muchas veces los números para solicitar el empleo no suelen ser locales, casi
siempre es de otros estados.
Quienes se ven tentados o desesperados por ese trabajo, al realizar la llamada
son convocados a una cita, la cual siempre es un horario vespertino, más o menos
entre las 17 o 18 horas del día: las oficinas a las que se les suele dar cita, se
encuentran en el centro, casi siempre no están amuebladas y en la parte baja la
recepción suele verse vacía.
Al momento son llevados, en su mayoría a una sala, la cual alegan es de
conferencias: como es de esperarse, una persona trajeada se presenta como un
representante de una empresa importante, a veces para agregarle misticismo le
agregan el carácter de “internacional” y siempre el nombre de ese supuesto
corporativo lleva “life”.
Previamente, estos merolicos de los “falsos emprendimientos”, exhortan a quienes
van a enganchar, de que la condición obrera o de asalariado es para “fracasados”:
esto aludiendo al su supuesto gurú de “Padre rico, padre pobre”. De acuerdo a
testimonios de quienes han asistido a esto, el supuesto ejecutivo, advierte a
quienes están ahí de que no pueden usar el celular, según por motivos de
confidencialidad, a quienes les es sorprendido les retiran su dispositivo o son
retirados.
Casi siempre al finalizar estas charlas, los invitados son incitados, en el menor de
los casos a que se inscriban o compren los kits de los productos, siempre
relacionados a cosméticos o productos milagro. Al final, esos anuncios son el
gancho para inscribirse a las primades Ponzi o negocios multinivel, bajo la
promesa de un éxito ilusorio, y en la práctica resultan inviables, ya que la
estructura económica de bienestar que promueven, en algún punto suele
derrumbarse.
Para evitar caer en sus trampas, es importante corroborar que la vacante a
postular, no tenga que ver con “ejecutivos” o “ventas”, que los sueldos que oferten
no sean descabellados o que la supuesta empresa sea reconocida o investigar si
está en la bolsa de trabajo, para evitar caer en estafas o reclutamientos forzados.
Desde luego, estas ofertas preocupan, sobre todo en un contexto de precariedad
laboral y desempleo, ya que, ante las necesidades de la población, es necesario
que se generen campañas de prevención para evitar caer en estas estafas.
