La noche más nostálgica del cantautor Joaquín Sabina

*Baja el telón para siempre en Madrid; el adiós a los escenarios de una voz esencial de la canción en español.

Agencias. – Después de 71 recitales de lo que anunció desde comienzo de año, lo que sería su última gira “Hola y adiós”, llegó a su fin en la capital de España. Hay una nostalgia de cita histórica una hora antes de que abran las puertas del Movistar Arena. No sólo por la multiplicación bombines y las risas grandes y los nervios y los coros a una, sino por la secreta esperanza de no decir adiós, ni ahora, ni aquí, ni fin. Nadie podrá olvidar que un 30 de noviembre de 2025, después del vídeo de “Un último vals”, Joaquín Sabina subió al escenario con el bombín blanco, echó a rodar el show con “Yo me bajo en Atocha” y dos horas y pico después culmino su historia cantautora en este pabellón cuando las luces se apagaron.

El mundo de la música en español despide a uno de sus iconos más queridos: El poeta del asfalto, Joaquín Sabina, el cantautor que ha narrado las noches de bar y los amores rotos durante más de cinco décadas, ha puesto punto final a su extensa carrera en los escenarios multitudinarios con un concierto cargado de emoción. El artista jienense, madrileño de adopción, se despidió ante 12,000 personas entregadas que corearon cada verso sabiendo que será el último “en vivo”. El público, que abarcaba varias generaciones, sabía que estaba a punto de presenciar un momento irrepetible: el «adiós definitivo» del artista a los grandes directos, no por falta de ganas, sino por «ganas de estar en [su] casa» y sin deberle «nada a nadie».

El concierto, que se extendió por aproximadamente dos horas, fue un viaje por la vida y obra de Sabina. La banda, fiel escudera a lo largo de incontables giras, acompañó al maestro en un repertorio que incluyó himnos generacionales. La noche prometía ser una fiesta, pero con «unas gotas de melancolía», como él mismo anticipó en un emotivo discurso.

El repertorio fue una oda a su legado, un cancionero que ha convertido la vida en poesía urbana. Aunque el orden exacto de las canciones se ha mantenido en vilo hasta el último momento, se sabe que el show fue una recopilación magistral de sus mejores temas. Canciones como «Donde habita el olvido», «Lágrimas de mármol», «Lo niego todo» y, por supuesto, la emblemática «19 días y 500 noches», resonaron con fuerza, provocando la euforia y las lágrimas del público.

La retirada de Sabina de los escenarios multitudinarios es el resultado de una decisión meditada, tras superar problemas de salud como un ictus y una aparatosa caída del escenario en 2020. A sus 76 años, se despide con la satisfacción de haber reventado todos los pronósticos y con todas las entradas vendidas en sus últimos conciertos. Aunque apaga el micrófono en los grandes recintos, su faceta creativa sigue viva, con la promesa de nueva música y una entrevista exclusiva que TVE emitirá durante la temporada navideña.

El evento no fue solo un recital, sino una cita histórica, un «último vals» que cierra un capítulo fundamental de la cultura popular iberoamericana; el «adiós» es solo de los directos, porque su legado es eterno.

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