*México y Japón dejan una lección de respeto y humanidad tras la eliminación del Tri Sub-17
Agencias. – En un mundo saturado de rivalidades deportivas y tensiones geopolíticas, ha surgido una historia de “bromance” -término que se refiere a una amistad íntima y afectiva, no sexual, entre hombres, que va más allá de la camaradería habitual-. La palabra combina «brother» (hermano) y «romance» para describir un vínculo fuerte basado en la confianza, la intimidad emocional y el apoyo mutuo; que es lo que hemos visto más allá de las canchas: la inesperada y entrañable amistad entre las selecciones de fútbol Sub-17 de México y Japón durante el Mundial de Qatar 2025. Lo que comenzó con un gesto de cortesía en un hotel se ha transformado en un fenómeno viral, demostrando que el «show» del deporte también puede ser un escenario para la hermandad y los momentos emotivos que todos anhelamos ver.
Ambos equipos, hospedados en el mismo hotel en Doha, coincidieron en un restaurante, sentados en mesas contiguas. Los lazos iniciales se forjaron a través de una conexión previa: el portero japonés Shuji Muramatsu y el defensa mexicano Félix Contreras, quienes habían jugado juntos anteriormente en Estados Unidos y mantenían una amistad.
La chispa que encendió la hoguera mediática fue un simple pero poderoso gesto: los jugadores japoneses comenzaron a formar un «pasillo de honor» para recibir y aplaudir a los mexicanos cuando regresaban a su hotel después de sus partidos. Este acto de deportividad y respeto mutuo generó un interés inmediato en redes sociales, donde los videos de los encuentros se volvieron virales. La FIFA misma se hizo eco del fenómeno, publicando videos de ambas selecciones celebrando juntas sus respectivas victorias.
Los mexicanos, inspirados por la disciplina nipona, incluso adoptaron la costumbre japonesa de limpiar sus propios platos después de las comidas en el hotel, mostrando una influencia positiva mutua que trascendió el idioma.
La trama de este «reality show» deportivo alcanzó su punto álgido cuando la Selección Mexicana logró una dramática victoria en penaltis contra Argentina para avanzar a los octavos de final. Al regresar al hotel, los jugadores de Japón los esperaban con una celebración eufórica, abrazos y cánticos de «¡México, México!». El mundo de las redes sociales estalló en mensajes de apoyo y admiración por este vínculo que rebasó más allá del terreno deportivo y que además, parecía sacado de un anime, con comentarios que resaltaban la belleza de la cultura y la deportividad de ambas naciones.
Sin embargo, como en toda buena historia, el drama no se hizo esperar; la ilusión de un posible enfrentamiento en la final, único escenario en el que podían medirse en la cancha, se desvaneció abruptamente. México sufrió una dura goleada ante Portugal en su siguiente encuentro y quedó eliminado del torneo. El sueño de ver a estos «amigos del alma» competir por la copa se esfumó.
La noticia de hoy, 21 de noviembre de 2025, es el cierre temporal de este capítulo. La selección de Japón, que sigue en la competencia, despidió a sus amigos mexicanos con emotivos gestos y el intercambio de regalos de despedida, sellando una amistad que perdurará más allá del torneo.
La historia ha sido un éxito rotundo en términos de espectáculo y relaciones públicas pues ha generado una conversación global sobre los valores del deporte, el respeto cultural y la capacidad de conexión humana, temas que rara vez dominan los titulares de la sección deportiva. Esta saga nos recuerda que a veces, los momentos más memorables de un gran evento no son los goles o las medallas, sino las historias de camaradería y que se vuelven virales para robar el corazón del público, el cual ha terminado totalmente cautivado por estas muestras de afecto mutuo. El gesto entre ambas selecciones juveniles destacó por mensajes de respeto, intercambio de presentes y un lazo de cariño que trascendió la competencia en Qatar 2025; es un recordatorio de que, en el gran espectáculo de la vida y el deporte, la amistad es la verdadera campeona.
