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Las lluvias torrenciales que azotaron a gran parte del país dejaron una estela de muerte y devastación. Hasta ayer, se contabilizaban 70 personas fallecidas, 72 desaparecidos, 108 municipios afectados, 69 considerados prioritarios y 160 localidades incomunicadas en cinco estados: Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla y Querétaro.
La tragedia es visible en cada comunidad anegada, en los hogares arrasados, en los rostros desesperados de quienes lo han perdido todo, recordando la insensible declaración de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle de que “se desbordó ligeramente el río Cazones”. A las pérdidas humanas se suman daños materiales por miles de millones de pesos, un monto que aún no se alcanza a dimensionar.
En esta tragedia se sumaron varios factores. La falla en las alertas, aunque diga el gobierno que no hubo forma de prevenir el desastre. El Servicio Meteorológico anunció varios días antes la intensidad de las lluvias en la región. El secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, reconoció incluso que sí fue predecible. A esto se suma la falta de personal capacitado en Protección Civil, tanto en estados como en municipios. La mano de autoridades atrapadas entre la negligencia y la corrupción. En Poza Rica, por ejemplo, el alcalde Fernando Remes reconoció que el dinero destinado para una barda de contención en el río Cazones fue robado. Nada nuevo bajo el sol. México sigue figurando entre los países más corruptos, y las consecuencias son siempre las mismas: obras inconclusas, presupuestos desviados y comunidades enteras expuestas al desastre.
Pero en medio de la tragedia las Fuerzas Armadas: Ejército Mexicano, Fuerza Aérea, Marina y Guardia Nacional, han vuelto a mostrar el otro rostro del Estado: el del servicio y la disciplina al servicio de la población.
Desde las primeras horas, se activó el Plan DN-III-E, y las imágenes hablan por sí solas: soldados cargando niños y trasladando a mujeres y ancianos entre el lodo, helicópteros sobrevolando zonas inundadas, embarcaciones militares acercando víveres a donde nadie más llega.
En Hidalgo, se desplegaron mil 112 efectivos militares con 14 aeronaves de ala rotativa, encargadas de rescatar personas, evacuar comunidades y trasladar alimentos y agua. En Puebla, 2 mil 179 efectivos y cuatro helicópteros mantienen operaciones permanentes. En Querétaro fueron asignados 590 elementos mientras que, en San Luis Potosí, 800 y en Veracruz, epicentro del desastre, 3 mil 708 militares apoyados por tres helicópteros que trabajan sin descanso en plantas potabilizadoras, unidades de maquinaria pesada, volteos, lanchas, drones, binomios canófilos, hospitales militares y cocinas móviles.
Por su parte, la Secretaría de Marina desplegó un puente aéreo con unidades aeronavales para entregar medicamentos, insumos médicos y agua embotellada a las zonas más afectadas. Helicópteros y embarcaciones tipo Zodiac se abren paso entre corrientes y escombros para llevar auxilio a la población más vulnerable.
En momentos como este, cuando la corrupción y la omisión de algunos funcionarios dejan al descubierto la fragilidad de nuestro sistema institucional, las Fuerzas Armadas están allí, recordando con hechos y no palabras, lo que representan: la columna vertebral del Estado mexicano ante el dolor y la emergencia.
Mientras algunos gobernadores y presidentes municipales se excusan, las FA actúan. Mientras unos corruptos desvían recursos, soldados, marinos y GN arriesgan la vida. El país puede estar herido, pero seguirá de pie gracias a quienes, con disciplina y honor, mantienen viva la confianza en que todavía hay instituciones que no le fallan a México.
De Imaginaria. El próximo miércoles, el secretario de SPC, Omar García Harfuch, comparecerá en el Senado de la República para exponer la estrategia de seguridad y los operativos que, según el Gobierno federal, han contribuido a reducir el número de homicidios dolosos en el país. Sin embargo, más allá de los datos oficiales, lo que realmente genera expectativa es el ambiente político que rodeará su presentación. Hablamos de la posible presencia del senador Adán Augusto López, señalado por presuntos vínculos con el grupo criminal La Barredora y 37 denuncias en su contra por corrupción, lo que ha despertado el morbo de la opinión pública. Hay quienes aseguran que preferirá evitar las acusaciones de la oposición frente a García Harfuch.
En Chiapas, las Fuerzas Armadas mandaron un mensaje de que la etapa de los “abrazos, no balazos” podría estar llegando a su fin. En un operativo coordinado, elementos del Ejército mexicano, junto con autoridades estatales y municipales, detuvieron a seis integrantes del Cártel de Sinaloa que portaban un arsenal destinado a fortalecer las operaciones criminales en la región.
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