Fuero al Cuauhtémoc, con calzador y con el rechazo nacional

El espectáculo en la Cámara de Diputados evidenció una vez más que los mexicanos estamos indefensos cuando se trata de aplicar la justicia. El caso de Cuauhtémoc Blanco es el ejemplo más práctico de cómo las víctimas están desamparadas.

EDITORIAL

El espectáculo en la Cámara de Diputados evidenció una vez más que los
mexicanos estamos indefensos cuando se trata de aplicar la justicia. El caso de
Cuauhtémoc Blanco es el ejemplo más práctico de cómo las víctimas están
desamparadas. Si al ex gobernador de Morelos se le acusa de una presunta
violación sexual, y no debe nada, por qué no cedió a ir al ministerio público sin
fuero de por medio para enfrentar las acusaciones de su media hermana Nidia
Fabiola
El martes, los legisladores de Morena y del PVEM, con todo y experimentados
políticos, evidenciaron que los casos extremadamente mediáticos se les salen de
las manos, como si fueran unos jóvenes inexpertos.
La rebelión de un grupo de mujeres diputadas de Morena, que hasta hoy han
alzado la voz, puso en evidencia que los principios de transparencia, respecto a
los valores humanos y la consagración de que primero las mujeres que ha
impulsado el gobierno federal ha sido un paupérrimo discurso.
Aunque no les alcanzó para persuadir a sus compañeras a votar contra la
aplanadora mayoría, dejó un precedente histórico de que no es en este gobierno
ni en la llamada Cuarta Transformación, que habrá los añorados cambios de una
visión progresista de respeto a los derechos humanos de las mujeres.
Si en la Cámara de Diputados se declaró “notoriamente improcedente” la solicitud
para retirar el fuero a Cuauhtémoc Blanco que presentó la fiscalía de Morelos por
el presunto intento de violación de su media hermana, por qué no le pidieron a la
propia institución que reparara las inconsistencias.
Hoy no sólo se deja testimonio de que se encubrió la culpabilidad del Cuau, sino
que los legisladores y legisladoras se convirtieron en cómplices de un delito. Fue
inaudito lo que se vivió, con un presidente de la Mesa Directiva convirtiéndose
comparsa por darle voz al sindicado sin que tuviera derecho a usar la tribuna.
la dignidad de las mujeres fue de nueva cuenta pisoteada, con una secretaria de
las Mujeres, Citlali Hernández, apareciendo en escena 48 días después de que
inició este drama como si fuera una telenovela de Televisa, al estilo Rosa de
Guadalupe.
El silencio de la otrora morenista dejó al descubierto que su discurso es de ficción,
de encubrimiento.
El del martes fue una Cámara de Diputados donde afloró la misoginia, el
machismo, donde las máscaras nunca se quitaron; la burla también la sufrieron las
mujeres diputadas del Partido del Trabajo, que se unieron para tratar de que el ex
futbolista enfrentara la justicia en igualdad de circunstancias.
A los de Morena, del PRI y del Verde se les olvidó que pudieron haberle quitado
de forma temporal el fuero al legislador y regresárselo después de que llevara su
proceso en Morelos, donde se le acusa, y efectivamente fallaron en sus cuentas,
porque si tienen el control de la Fiscalía, era más propicio que ahí le dieran la
vuelta al tema, es decir, que saldría exonerado y con la cara “en alto” el hoy
vapuleado en su conciencia Cuauhtémoc Blanco.

Del presidente de la Sección Instructora, Hugo Eric Flores, de Morena, ni qué decir
al defender a su otrora amigo Cuau, cuando se justificó que la determinación es
absolutamente jurídica, es decir, “no tiene ninguna consideración de carácter
personal, partidista, política o de otra índole, cuando se ha venido especulando sin
sustento alguno”, palabras que no se las cree ni él mismo.
Lo insólito del drama fue cuando la diputada del PT, Margarita García, acusó de
machismo y misoginia a Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva, al
recriminarle que nos “nos deje con la palabra en la boca” y que se permita que “un
violentador” suba a la tribuna. “Aquí no estás en tu casa… Hipócritas quienes se
visten de morado” cada 8 de marzo, sentenció.
La sonrisa fingida de Gutiérrez Luna se transformó cuando le dijeron que fuera
imparcial, que dejara de demostrar su ineptitud, su imparcialidad con los
violentadores.
Lo interesante de todo ello es que el propio Blanco dijo que no era un violador
sexual, sería “incapaz” de hacer tal bajeza, porque tuvo educación de su señora
madre. Lo que no entendieron nunca en Morena es que las mujeres nunca dijeron
que el ex futbolista fuera culpable, sino que demostrara su inocencia en igualdad
de circunstancias a la denuncia de intento de violación sexual contra su media
hermana, quien lo acusó.
Si el diputado acusa que toda esta novela se originó porque el ex fiscal Uriel
Carmona lo preparó en su contra antes de que fuera quitado del puesto, pues que
lo pruebe y sanseacabó. El circo que se disfrutó en la arena del Congreso, dista
mucho del espectáculo que el Cuau protagonizaba en las canchas de futbol. Bien
le hubiera valido irse a hacerle segunda al inmortal Jorge Campos, que de
narrador no sabe nada, pero solo con abrir la boca y decir barbaridades se
mantiene como de los consentidos de este deporte, del que por cierto, su
comportamiento debería tomar como ejemplo el ex gobernador de Morelos, hoy
vapuleado por todos lados, a pesar de que sigue gozando del fuero, pero como
dicen los chiapanecos, «a qué costo» le sale el chistecito al gobierno cuando es
evidente el rechazo ciudadano hacia el ex futbolista metido a político, y quien por
lo que se ve, ha caído en lo más bajo en cuanto a popularidad se refiere.

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