El martes pasado, la joven Ana Karen Sotero Salazar, de 23 años, revolucionó las
redes sociales, a favor y en contra, luego de dar un discurso que gustó a algunos y
a otros les pareció una frivolidad, de aquellos que se daban en el pasado, y que se
siguen ejerciendo en el presente en todos los congresos de los estados, y en el
Congreso de la Unión.
En qué dijo y cómo lo dijo está el meollo del asunto ya que el hacer uso de la
tribuna en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, donde recibió el
Premio Estatal de la Juventud, la jovencita habló a todo pulmón, sin guion de por
medio, de temas como narcotráfico, la seguridad laboral, la salud, la educación, y
sobre todo, de esa pasividad que tienen los representantes del pueblo para ser
unos verdaderos guías que revolucionen la forma de hacer política, la forma de
atender los problemas sociales que aquejan a México y la forma tan insolente en
que se comportan mujeres y hombres legisladores cuando alguien está hablando
en el púlpito cameral.
Su soltura en los temas y su forma de decirlo a unos gustó y a otros no, pero lo
que sí hizo con vehemencia es recordarnos que tenemos senadores y diputados
superficiales, triviales, sin compromiso, sin la mínima intención de trabajar por su
estado, por México.
Reclamó que no haya el compromiso de luchar contra la desigualdad, que sean
comodines en su actuar e irreverentes a la hora de pelear por lo que les conviene.
La voz de la joven estremeció el recinto y aún así, en las imágenes que circulaban
mientras daba su mensaje, se veía a diputadas y diputados quitados de la pena,
platicando entre ellos, otros viendo su celular y algunos más, dando la espalda a la
oradora.
La falta de respeto e interés era evidente y en este caso, Ana Karen, sólo alzó la
voz para recriminar a todo México que esta actitud es la que prevalece en cada
sesión cameral y si no solo basta ver las trifulcas que se dan en las cámaras de
senadores y de Diputados, donde los asuntos se revientan en el pleno, pero con
resultados que solo quedan asentados en el Diario de los Debates debido a que
suele suceder que el tema es aprobado o rechazo si la mayoría así lo considera
conveniente.
¿Qué clase de actitud es esta? Es injusto, es una burla, ahí nos demuestran el
interés que se supone que tienen hacia nosotras… no lo tienen, es un proceso
meritocrático para ustedes”, fueron parte de sus palabras y este reclamo ha
servido para que las redes sociales dividan su opinión pues la califican como una
histriónica y otros más como el valor que tiene de demandar un ya ¡basta! de parte
de los legisladores del país para que hagan su trabajo y no vayan al salón de
sesiones a echar la chorcha
Tiene mucha razón en lo que dice, tiene lógica pensar que un diputado o diputada
tiene una curul, pero éste debe ser para trabajar, para contribuir, para denunciar a
las autoridades a trabajar en los rezagos de salud, de educación, de ciencia, de
arte, en deporte, en lo que guste y mande.
Ni cuando la joven emitía su dura crítica por la pasividad con que el gobierno
enfrenta el tema de la inseguridad, del narcotráfico que agobia a los mexicanos y
que fomenta el subdesarrollo, ni en ese momento llamó la atención del pleno.
Los legisladores tampoco se enteraron cuando denunció, sin denunciar por su
nombre, andar regalando dinero con problemas sociales que no resuelven la
pobreza ni la producción en todos sus sentidos.
El “paternalismo” no se da de esta manera, se da desde la lucha, desde las
denuncias, desde la crítica”. Si este mensaje no se entiende ni se enderezan las
políticas públicas, entonces, como ya lo hemos dicho, estamos destinados al
fracaso, a estar sometidos, como lo quiere el gobierno.
La sugerencia de Ana Karen debería ser replicado en todo México para ir
haciendo conciencia de que se tiene que exigir a los representantes populares
ejercer su derecho a levantar a México en lo más alto, y que los no sólo se
preocupen por ganar para cobrar dietas que debería avergonzar a los casi mil 150
diputados y diputadas que, en su política conformista, se clavan miles de millones
de pesos en sueldos y dietas, pero que su trabajo principal es alzar la mano para
aprobar o rechazar lo que le dicta el partido en el poder.