Agencias. – El brillo y el glamour habituales del certamen Miss Universo 2025 se han visto empañados por una tormenta mediática que ha trascendido las fronteras del mundo del espectáculo, convirtiéndose en un tema de conversación global sobre el respeto y el empoderamiento femenino. En el ojo del huracán se encuentran la representante de México, Fátima Bosch, y el influyente directivo tailandés Nawat Itsaragrisil. Lo que comenzó como una ceremonia de imposición de bandas se transformó en un bochornoso episodio de humillación pública, cuyas ondas de choque aún sacuden los cimientos del concurso de belleza más importante del mundo.
El incidente, capturado en video y rápidamente viralizado, mostró a Itsaragrisil – quien es el presidente de Miss Grand International y un anfitrión clave del evento de Miss Universo en Tailandia -, increpando a Fátima Bosch. Su «crimen» de ella: supuestamente no publicar suficiente contenido sobre Tailandia en sus redes sociales, un requisito de patrocinio. Ante la negativa de Bosch a seguir sus indicaciones, ya que no dependía sólo de ella sino de todo su equipo organizador, el directivo perdió los estribos; la llamó «tonta» y solicitó a seguridad que la retirara del escenario, todo frente a sus compañeras y el público asistente.
La reacción fue inmediata. Lejos de amedrentarse, Fátima Bosch se retiró del lugar con la frente en alto, un gesto que resonó profundamente en México y más allá. En declaraciones posteriores, la modelo tabasqueña alzó la voz desafiante: «No tengo miedo de alzar mi voz… estoy aquí más fuerte que nunca. Yo tengo un propósito, tengo cosas que decir, tengo espacios que ocupar, estamos en el siglo XXI y yo no soy una muñeca». Estas palabras la consolidaron como un símbolo de dignidad y fuerza, ganándose el aplauso y el respaldo unánime del mundo del espectáculo y de figuras públicas.
La crisis escaló rápidamente, obligando a la organización de Miss Universo a tomar medidas drásticas. Raúl Rocha Cantú, presidente de la organización, emitió un comunicado contundente: “Nawat Itsaragrisil ha sido apartado de sus funciones en el certamen de este año y enfrenta acciones legales por una clara violación a los derechos de respeto e integridad de una concursante”. Rocha sentenció, por último: «¡Basta, Nawat!».
Por su parte, Itsaragrisil ha ofrecido disculpas públicas, argumentando que se sintió «herido» por las críticas y que incluso sintió «miedo» durante el altercado, dijo: “Me disculpé para calmar los ánimos, les dije que iba a conectar una cámara web en directo porque era tarde y la situación era estresante. Todos me presionaron todo el tiempo (…) Me disculpé tres veces y también ante el país. Sinceramente, entiendo por qué las cosas me han llevado hasta este punto. Me disculpo. Soy un ser humano que se siente herido, dolido y desanimado […] “Si alguien no se sintió bien, si alguien se sintió incómodo, si alguien se sintió afectado, me disculpo con cada uno, así como me disculpé con las 75 participantes que estaban en la sala”, declaró ante los medios.
Una versión que ha sido recibida con escepticismo por la mayoría de las personas que siguen el certamen de cerca pero también, incluso, por sus propios connacionales. Sus lágrimas en este evento posterior, no han logrado calmar la indignación generalizada, que ve el incidente como un reflejo de actitudes machistas y abusivas que deben erradicarse de la industria de la belleza.
Este escándalo ha puesto en el centro del debate la presión a la que se enfrentan las concursantes y el poder desmedido que a veces ejercen los directivos. Fátima Bosch – con su valentía -, no sólo se ha ganado el corazón del público mexicano, sino que ha iniciado una conversación necesaria sobre los límites y la ética en los certámenes de belleza y demás concursos similares. Mientras Miss Universo 2025 sigue su curso en Tailandia, la historia de Fátima Bosch y su lucha por el respeto se perfila como uno de los momentos más memorables —y lamentables— de la edición, demostrando que la verdadera belleza reside en la integridad y la fortaleza de espíritu.

En las últimas imágenes, la modelo tabasqueña se muestra portando con orgullo su banda de “México”, un vestido entallado color azul y el cabello negro y suelto, luciendo elegante, firme y sonriente. En uno de los clips se le escucha decir con seguridad: “Fátima Bosch Hernández, México”. Su publicación rápidamente se viralizó, acompañada de frases que reflejan el espíritu resiliente que ha caracterizado su participación: “Así se siente México”, escribió en una de las descripciones. “México, te llevo en el corazón” y “Los mexicanos no nos rendimos, porque rendirse nunca ha sido parte de nuestra historia 🇲🇽.” Las publicaciones de Fátima fueron recibidas con una ola de mensajes de apoyo y admiración. En los comentarios, cientos de internautas destacaron su entereza y la forma en que ha enfrentado la polémica sin perder la sonrisa. “Eres una reina con dignidad y clase”, “México está contigo”, y “Tu elegancia habla más que mil palabras”, fueron algunos de los comentarios que inundaron la sección de su cuenta oficial. Con esta reaparición, Bosch parece enviar un mensaje claro: seguirá representando a México con orgullo pese a los momentos difíciles que ha vivido durante el proceso del certamen. Su presencia y actitud fueron interpretadas por muchos como un acto de resistencia y orgullo nacional.




