El músculo militar contra los cárteles

Razones Por Jorge Fernández Menéndez

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La semana pasada se anunció que el Comando Sur de Estados Unidos amplió el despliegue militar en América Latina y el Caribe como parte de la estrategia anunciada por la Casa Blanca para combatir las organizaciones criminales que califica como terroristas. Al mismo tiempo se divulgaba la orden del presidente Trump a las fuerzas armadas de combatir por tierra, mar y aire a estos grupos; la recompensa por 50 millones de dólares para quien de información que lleve a la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro; la confiscación de propiedades y bienes de éste por 700 millones de dólares, la mayoría de ellos encontrados paradójicamente en Estados Unidos; la ampliación de la lista del departamento de Justicia y del tesoro contra más organizaciones criminales y más espacios de operación de estos (como la venta fraudulenta de condominios de Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta, en Jalisco y Nayarit) y extraños vuelos de drones en territorio mexicano. Todo en una semana.

Lo cierto es que Estados Unidos movilizó más de cuatro mil soldados de la 22ª Unidad Expedicionaria de la Infantería de Marina y al Grupo Anfibio Listo de Iwo Jima. En su apoyó se desplegaron también un submarino de ataque nuclear, aviones de reconocimiento P8 Poseidón, varios destructores, un crucero con misiles guiados, barcos como el USS Iwo Jima, USS Fort Lauderdale y USS San Antonio, una enorme movilización militar que intimida pero que también abre todo un abanico de opciones ante situaciones de amenaza a la seguridad nacional.

Es el tipo de despliegue que se realiza en situaciones críticas y así consideran la Casa Blanca y el departamento de Estado lo que se vive con el narcotráfico. Para muchos el objetivo está puesto en Venezuela, pero en realidad va más allá, porque no sólo se considera a Maduro como líder del cártel de los Soles, sino también lo consideran asociado al cártel de Sinaloa, y la fiscal Pam Bondi afirmó que Maduro mantiene un “puente aéreo” que conecta Venezuela, Honduras, Guatemala y México para transportar cocaína y fentanilo, intercambiando dinero y armas para garantizar la libre circulación de sustancias ilícitas sin ser detectados.

Según Bondi, el régimen venezolano paga sobornos para obtener un acceso libre al espacio aéreo y puertos de entrada en estos países. Ella afirma que existe una relación directa entre el Cártel de los Soles y cárteles mexicanos facilitando el tráfico de armas y drogas.

Como para fortalecer esa hipótesis, se divulgó el recorrido de un avión militar de Venezuela que salió el 10 de agosto del aeropuerto Simón Bolívar en Maiquetía, Venezuela y llegó ese mismo día a Brasilia, el 13 de agosto volvió a volar de Brasilia a Bolivia, a Santa Cruz; el día 14 voló de allí a Bogotá, y luego de unas horas, regresó a Caracas. Al día siguiente el 15 de agosto despegó rumbo al aeropuerto de Toluca en México y al día siguiente voló a La Habana. Como recorrido es por lo menos sospechoso, puede tratarse de una misión para visitar aliados del régimen venezolano (Brasil, Bolivia, por lo menos hasta estas elecciones, Colombia, México y Cuba) ante el inusitado despliegue de tropas y equipos del Comando Sur. Pero también podrían ser vuelos utilizados para cualquier otro fin. 

Este fin de semana la revista Rolling Stone reveló que la seguridad estadounidense está elaborando planes de ataque, sobre todo listados de objetivos para eventuales ataques con drones, y que la postura “no es una táctica de negociación”, según un alto funcionario de la Casa Blanca.

Sin alguien piensa que lo que estamos viendo es una suma de amenazas y movilizaciones que sólo buscan intimidar pero que al final la Casa Blanca no activará ninguna de sus opciones contra los grupos criminales, terroristas para ellos (y lo deberían ser para nosotros) del crimen organizado de toda la región, se equivoca. Vamos a ver acciones que podrán ir desde el uso de drones contra objetivos concretos hasta operaciones muy específicas contra organizaciones y sus líderes. No se despliega tal cantidad de elementos y equipos sólo como una forma de intimidación, no hay tal cantidad de declaraciones y gestos de todo tipo para que no pase nada. 

Aquí, por lo menos en el plano público, no parecemos entenderlo y pensamos que se puede jugar con una política exterior tipo Echeverría y López Portillo, con gestos hacia Estados Unidos mientras se alimenta la relación con sus enemigos. Los últimos datos de venta, en realidad regalo, de petróleo y hasta libros de texto a Cuba, el apoyo a Maduro y hasta los extraño vuelos regionales, no permiten esconder nada.

Putin y Trump

Cuando veía las imágenes de la reunión de Putin y Trump en Alaska, me imaginaba qué hubiera sucedido si en 1941 Roosevelt se hubiera reunido con Hitler para ver como quedaban terminaban la guerra y se dividían Europa y el mundo. Hoy Putin es el personaje más desestabilizador del orden internacional. Desató, con la invasión a Ucrania, la primera guerra europea desde el fin de la segunda guerra mundial, amenaza con armas nucleares al mundo y ha ido involucrando militarmente en Ucrania a países como Corea del Norte. A ver cómo recibe Trump hoy al ucraniano Volodimir Zelensky que irá a Washington acompañado por mandatarios de Francia, Alemania, Gran Bretaña, de la Unión Europea y la OTAN, en un explícito apoyo de éstos a Ucrania.

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