El gobierno de Claudia Sheinbaum, entre la continuidad y el sello propio

Por Juan Carlos Gómez Aranda *

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A poco más de un año de iniciado el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, se comienza a delinear en el país el rostro de una nueva etapa política. Su administración no surgió de la ruptura, sino de la continuidad, para dar paso al llamado “segundo piso de la Cuarta Transformación”. Sin embargo, dentro de ese encadenamiento histórico, está imprimiendo su propio estilo: más técnico que carismático, menos personalista y con vocación institucional.

México vive hoy una fase de consolidación que genera expectativas. El rumbo general se mantiene, pero con ajustes de forma y de fondo. El sello de Sheinbaum se advierte en el impulso a la transición energética convocando a la iniciativa privada y en el énfasis en la ciencia y la innovación como motores del desarrollo. Su apuesta es clara: una gestión basada en datos, resultados y políticas públicas tangibles, sin renunciar al discurso social de la transformación. En muchos sentidos, su gobierno busca traducir la narrativa política en eficacia administrativa.

En el ámbito internacional –donde suceden otros cambios– la presidenta ha conducido con cautela las tensiones con Estados Unidos, privilegiando el diálogo y la cooperación sin renunciar a la defensa de la soberanía. La estrategia bilateral se ha movido con pragmatismo, logrando mantener un clima de respeto mutuo pese a los vaivenes de Washington.

En materia económica, su administración ha preservado la estabilidad macroeconómica en un entorno global complejo. México ha sorteado con éxito los efectos de la política comercial proteccionista de Estados Unidos y se prepara ya para la revisión del T-MEC en 2026. A la par, impulsa el Plan México, pieza central de su estrategia para aprovechar las oportunidades del nearshoring enfocando inversiones y producción al mercado local, así como atraer capitales sin ceder el control estatal sobre sectores estratégicos. El gran desafío sigue siendo convertir la estabilidad macroeconómica en prosperidad tangible para las regiones más rezagadas, especialmente el sur del país.

Los retos más visibles son la seguridad y la justicia. Aunque el giro en la estrategia gubernamental ha traído mayores resultados, entre otras razones por la mayor coordinación entre fuerzas armadas, gobiernos estatales y fiscalías, la violencia criminal persiste en algunas regiones del país donde la impunidad erosiona la confianza ciudadana. Además de reducir los índices delictivos se debe reconstruir la autoridad moral y política del Estado frente a la sociedad.

En el terreno político, entre puyas a la oposición, ha privilegiado la cohesión dentro de su movimiento proyectando una imagen de estabilidad y control, mientras mantiene un alto nivel de aprobación social, según encuestas. La unidad es un recurso finito: conforme avance el sexenio, la competencia, disputas internas y las ambiciones regionales se manifestarán inevitablemente.

El próximo año marcará un punto de inflexión en lo político. En el primer semestre se resolverá la reforma electoral y después México entrará en un periodo de definiciones rumbo a 2027, cuando se renovarán 17 gubernaturas, casi 700 presidencias municipales y alrededor de mil 500 diputaciones locales y federales, además de la elección de jueces y magistrados federales y estatales. Será un proceso sin precedentes que pondrá a prueba la popularidad del gobierno y la capacidad de Morena para sostener su proyecto.

En los meses por venir, Sheinbaum deberá administrar una transición política: gobernar mientras el país se prepara para volver a elegir. Entre logros y desafíos estructurales, la presidenta enfrentará su primera gran prueba: demostrar que la continuidad también puede ser una forma de transformación y que su estilo personal de gobernar prolonga un proyecto y puede redefinirlo.

Eduardo Ramírez construye los cimientos de la transformación de Chiapas

El objetivo del Gobernador chiapaneco es revertir las desigualdades como “destino manifiesto”, encarar la falta de infraestructura que provoca aislamiento, dificulta el comercio y frena la llegada de inversiones; la frágil economía local, sustentada en actividades de bajo valor agregado y servicios informales; así como la dispersión poblacional y la insuficiencia de capital humano, la emigración y la pobreza.

Para lograrlo, el gobernador Eduardo Ramírez procura la paz y la seguridad como condiciones esenciales del progreso. De esta manera, por quinto mes consecutivo, el estado se mantiene en primer lugar nacional en reducción de delitos de alto impacto. También, dirige la inversión pública hacia la construcción o rehabilitación de infraestructura estratégica, junto con la atención de los rezagos más apremiantes. Su visión es clara: lograr que la enorme riqueza natural, cultural y humana del estado se convierta en fuente real de bienestar para las familias chiapanecas.

*Coordinador de Asesores del Gobernador de Chiapas y de Proyectos Estratégicos.

Twitter: @JCGomezAranda

jcgomezaranda@hotmail.com

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