En las últimas dos semanas, Estados Unidos ha intensificado su vigilancia sobre
los cárteles mexicanos tras la llamada telefónica entre la presidenta Claudia
Sheinbaum y Donald Trump. Aunque el pretexto oficial fue la discusión sobre
aranceles, los hechos indican que la verdadera agenda es otra: militarizar la
frontera, frenar el tráfico de migrantes, controlado en gran medida por los propios
cárteles, y bloquear el ingreso de fentanilo a territorio estadounidense.
De acuerdo con la Sedena, se han detectado múltiples vuelos de espionaje sobre
la franja fronteriza. El New York Times, señala que al menos 18 sobrevuelos han
sido registrados, incluyendo tres aeronaves militares espías que han operado en
zonas estratégicas del crimen organizado, como Baja California, Tamaulipas,
Coahuila y Chihuahua.
El gobierno de Sheinbaum ha negado la existencia de acuerdos que permitan
incursiones de fuerzas extranjeras en el país, postura respaldada por el secretario
de la Defensa, general Ricardo Trevilla Trejo al reconocer que sí existen los
sobrevuelos, pero ocurrieron en espacio aéreo internacional, sin descartar que
forman parte de operaciones de espionaje.
Aun así, en los próximos días, los cárteles mexicanos serán oficialmente
designados como grupos terroristas, lo que abriría la puerta a nuevas amenazas
de operaciones militares unilaterales dentro de México.
En este contexto, el general Trevilla declaró durante la ceremonia del 112
aniversario de la Marcha de la Lealtad que «la soberanía no es negociable» y que
las FA, aun con recursos limitados, están listas para encarar cualquier amenaza.
Sus palabras, más que hacer énfasis a una inminente intervención militar, son
para respaldar la postura de la Comandanta Suprema de las FA, a quien por cierto
le manifestaron su lealtad, porque más que una amenaza real, es parte de la
estrategia de Trump.
Desde finales de 2024, el Comando Norte de Estados Unidos, bajo el mando del
general Gregory Guillot, ha incrementado sus operaciones de inteligencia,
vigilancia y reconocimiento para rastrear a los principales cárteles mexicanos.
Estas actividades no son nuevas, pero sí han cobrado mayor visibilidad en la
recién iniciada administración de Trump. Guillot admitió ante el Senado
estadounidense que estos operativos no cuentan con la autorización del gobierno
mexicano, pero sí con el respaldo del Departamento de Defensa, lo que implica
una violación directa a la soberanía nacional. Sin embargo, una intervención militar
abierta podría traerle a Estados Unidos más problemas que beneficios,
particularmente en términos diplomáticos y económicos.
Sheinbaum ha optado por una estrategia diplomática, evitando confrontaciones
directas con Trump quien incluso le ha exigido asumir su responsabilidad en la
crisis del narcotráfico dentro de su propio territorio, una postura que, hasta ahora,
ha encontrado poca respuesta efectiva, pero que busca sentar las bases para
acuerdos de cooperación en lugar de imposiciones unilaterales para obligarla a
alinearse porque así conviene a la seguridad de EU.
A este escenario se suma el regreso de Terrance C. Cole como director de la
DEA, una figura clave en la estrategia antidrogas estadounidense. Con
experiencia en Colombia, Afganistán y México, Cole ha acusado en múltiples
ocasiones a funcionarios mexicanos de colaborar con el crimen organizado. Su
llegada no es coincidencia, parte de la estrategia de Washington es vigilar al
gobierno mexicano, porque no confiará en los esfuerzos de seguridad a cargo de
Omar García Harfuch. EU quiere tomar el control directo de la lucha contra los
cárteles.
La pregunta ya no es si Estados Unidos intervendrá en el país, sino hasta qué
punto lo permitirá el gobierno de Sheinbaum, antes de reconocer que, más que
socios, México es un territorio bajo vigilancia estadounidense.
- Reapareció el general Cienfuegos en medio de señalamientos, pero Claudia
Sheinbaum lo defendió a capa y espada. Gertz Manero fue contundente: el Gral.
Cienfuegos es inocente. - Fue detenido Mauro N. piloto de Los Chapitos. Se cree fue quien llevó al Mayo
Zambada a EU, de ser cierto, podrían salir varias cosas que la FGR ha tratado de
esclarecer durante meses.
De Imaginaria. El General de Brigada DEM Alejandro Vargas González fue
designado Comandante de la VII Región Militar, que abarca los estados de
Chiapas y Tabasco, dos entidades que atraviesan una creciente ola de violencia y
conflicto. En Chiapas, confluyen el narcotráfico, la migración, la violencia y la
presencia histórica del EZLN, mientras que, en Tabasco, la disputa entre cárteles
ha sumido a la región en una situación crítica desde hace varios meses.
La encomienda del General Vargas González no será fácil; sin embargo, su
experiencia como comandante de la 11ª Zona Militar en Zacatecas, una entidad
igualmente afectada por la violencia del crimen organizado, será clave para
afrontar este desafío.