El ambulantaje ya es un problema cotidiano; locatarios exigen un alto

No es una novedad que el ambulantaje en Tuxtla Gutiérrez y Chiapas genere estragos en la economía local, sean una competencia desleal y entorpezcan el paso peatonal, principalmente en las zonas del centro, que en las horas picos dificultan el acceso y movilidad de quienes por ahí transitan.

La mañana del 3 de diciembre, locatario del Mercado Juan Sabines Guerrero a las afueras de dicho inmueble se manifestaron, esto ante el incremento desmedido de los vendedores ambulantes en la zona mencionada y que al final de cuentas, no permiten una derrama económica en los mercados públicos, que como hemos abordado están en abandono y en condiciones precarias, lo cual resulta molesto para el consumidor y quienes tienen locales dentro del mismo.

Dentro de las demandas de estos locatarios, destacan la pancarta con la leyenda “Las calles y las banquetas del centro no se venden”, lo que demuestra el hartazgo de estos pequeños comerciantes, quienes con mucho esfuerzo deben pagar impuestos, nóminas y servicios, pero con el creciente y desordenado aumento de esto, cada día se les dificulta.

Los manifestantes reconocieron que sus ingresos en los últimos meses se han reducido hasta un 50 por ciento. Sumado a este mal que años atrás les lacera el bolsillo, se suma el tema de los migrantes, quienes ya se han apoderado de los primeros cuadros del centro y según versiones, cobran cuota de piso y amedrentan a los mismos comerciantes que tienen sus locales, sumado a lo grosero que llegan a ser con los mismos peatones.

Esto no se trata de una actitud xenofóbico como muchos pro derechos humanos quieren hacer ver, la realidad es que su presencia ya está invadiendo el espacio público, el cual es de todos y dificulta la movilidad.

Meses atrás, en esta casa editorial abordamos la situación migrante, que para muchos tuxtlecos ya es molesto y en algunos asentamientos donde las personas en contexto de movilidad están, han provocado hasta problemas de higiene; hace dos años aproximadamente, un Bodega Aurrera de la zona de la costa fue clausurado por las autoridades de salud, ya que, al ser un asentamiento de los migrantes, provocó que fuera un nicho insalubre, provocando molestias en los habitantes de esos municipios.

En el caso de Tuxtla, el puente colgante de la Torre Chiapas, ya tiene presencia migrante, pero estos son recelosos y muy hostiles con los propios tuxtlecos, ya que, si alguien más se quiere asentar o poner un negocio, lo amedrentan o en el peor de los casos, los agreden.

Retomando las problemáticas del ambulantaje, las estadísticas que arrojan los indicadores de pobreza, de economía, del Inegi y demás, no son nada alentadoras, registrando apenas el uno por ciento de crecimiento, siendo una constante el crecimiento de la economía informal, lo que ha generado un retroceso en el crecimiento económico de la entidad durante esta década.

Ahora bien, el problema del ambulantaje no es nuevo como es recalcado, responden a la necesidad de quienes desde la legalidad o formalidad no pudieron generar ingresos dignos, sumado al crecimiento de la piratería y la proliferación de productos chinos, a esto se suma las precariedades y crisis económicas que la sociedad chiapaneca y mexicana han sufrido en las últimas décadas.

Pero, si tenemos que señalar a responsables, debemos hacer hincapié en Juan Sabines y Carlos Morales, quienes su ineptitud ante el ambulantaje, aún dejan estragos en la sociedad chiapaneca: para el caso del excónsul, la remodelación del centro de Tuxtla Gutiérrez en los últimos años de su administración, lo cual al dejar calles más estrechas en zonas claves del centro, incentivó que el ambulantaje estuviera a la orden del día.

En el caso del exedil tuxtleco, Carlos Morales, que, ante su indiferencia o ineptitud para frenar el ambulantaje, generó una red de corrupción entre agentes municipales, quienes son omisos y permiten estas prácticas, generando con los moches o cobros de pisos, ganancias ilícitas para quienes operan estos permisos.

Se deben atender las causas para resolver el ambulantaje, como mejores oportunidades laborales y de crecimiento justo para las Pymes, pero un reordenamiento y creaciones de espacios para este tipo de negocios informales, a simple vista son una solución, el problema es que al reubicarlos son renuentes a ellos, prueba de ello, son los locales que se instalaron en la 1° Poniente y 1° Norte, justo a un lado de la Casa de la Cultura Luis Alaminos, por lo que una posible reinstalación solo solaparía la informalidad y secuestraría los espacios públicos.

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