Editorial

Feliz Navidad: tiempo de reconciliación y reflexión

La Navidad llega, una vez más, como una pausa necesaria en el vértigo cotidiano. No es solo una fecha marcada en el calendario ni una tradición que se repite por costumbre; es, ante todo, un tiempo de unidad, de reconciliación y de convivencia familiar. Es el momento en que la prisa debería ceder espacio al encuentro, y el ruido exterior dar paso a la reflexión interior.

Estos días invitan a mirarnos como sociedad y como individuos. A reconocer que, más allá de nuestras diferencias, compartimos la necesidad de afecto, de comprensión y de esperanza. La Navidad es tiempo de volver a casa, no solo en el sentido físico, sino también en el emocional y espiritual. De reencontrarnos con quienes nos dieron origen, con quienes caminan a nuestro lado y con quienes, aun desde la ausencia, siguen marcando nuestras vidas.

Es también un tiempo oportuno para que quienes ejercen responsabilidades públicas reflexionen sobre el rumbo de sus acciones. La política, entendida como servicio, debe encontrar en estas fechas un llamado a la honestidad, a la congruencia y al compromiso genuino con la sociedad. No se trata de discursos, sino de actos; no de simulaciones, sino de decisiones limpias y transparentes que honren la confianza ciudadana.

La Navidad nos confronta, además, con nuestras propias rutas personales. Es momento de enderezar nuestras vidas si es que, por diversas razones, se han encaminado por senderos espinosos. Nadie está exento de errores, pero todos tenemos la capacidad de rectificar. Celebrar la Navidad debería ser sinónimo de regocijo, de amor, de cariño y, sobre todo, de perdón: hacia los demás y hacia nosotros mismos.

Hoy es tiempo de valorar lo que se hizo bien y de reconocer aquello que no salió como lo hubiésemos deseado. No para flagelarnos, sino para aprender. Es una buena ocasión para pedir perdón, para sanar heridas, para fortalecer los lazos de unión en el trabajo, en la familia y en los distintos espacios donde convivimos a diario. La sinceridad siempre será bienvenida cuando es pulcra y honesta; ya no hay espacio para los actos de simulación, vengan de donde vengan.

Este ha sido un año complejo. Un año en el que muchos perdimos a seres queridos, en el que otros no lograron cumplir las metas que se habían trazado. El dolor y la frustración han sido parte del camino, pero también lo han sido la resistencia, la solidaridad y la capacidad de seguir adelante. Ojalá que esta noche sea de reflexión, no solo para lo vivido, sino para lo que viene, para lo que se proyecta y se anhela construir.

El Diario de Chiapas, que este año cumplió 50 años de estar informando con responsabilidad y compromiso en esta tierra, aboga por una Navidad vivida en familia, con los amigos y cercanos a Dios, o a aquello en lo que cada quien crea, si es que cree en un ser supremo. La fe, cualquiera que sea su forma, también es un refugio y una fuente de fortaleza.

Hoy no se hablará de política, de políticos, de deportes, de organizaciones sociales, de disputas territoriales ni de desencuentros. Hoy debemos anteponer la convivencia familiar, estrechar la mano de los amigos, buscar nuevas amistades y procurar ser felices con lo que tengamos, mucho o poco. Intentemos vanagloriarnos no de lo material, sino de lo que podemos alcanzar como seres humanos: la empatía, la solidaridad, la paz interior.

Que esta Navidad sea un punto de encuentro, de reconciliación y de esperanza. Feliz Navidad le desea Diario Media Group.

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