De moda, los cárteles inmobiliarios

Editorial
Los oportunistas no faltan en esta vida. Ahora resulta que otro par de vivales se
está aprovechando de gente honesta y trabajadora. El jueves de la semana
pasada, a través del Diario Media Group se dio a conocer de la existencia de un
nuevo cártel inmobiliario que se dedica a estafar a gente cuyo único delito es
trabajar día a día para tratar de alcanzar algún bien material que le de garantía y
protección a la familia.
Al igual que de Erik Romero Peimbert, quien afortunadamente ya se encuentra en
la cárcel, a la espera de que se desahoguen todas las pruebas para que pague
por sus fechorías, en la capital chiapaneca existe un nuevo grupo que comanda
Miriam y Víctor Manuel, quienes ofrecen inmuebles en el fraccionamiento Cinco
Plumas, una zona residencial al poniente de la capital, a cambio de depósitos que
luego se niegan a devolver.
Esta práctica muy común entre los estafadores, se está replicando con facilidad
sin que haya alguna autoridad que intervenga para frenar la voracidad de los
delincuentes de cuello blanco.
Los sindicados no se andan por las ramas y sus negocios sobrepasan el millón de
pesos, como sucedió con Selena Corzo, quien fue timada por los dos personajes,
quien entregó dicha cantidad en dos emisiones a la cuenta bancaria que le dio
Miriam, recurso que a la fecha no se le ha devuelto y la traen con mentiras sobre
la entrega del inmueble acordado en el fraccionamiento citado.
La buena fe ni la palabra empeñada funcionan en estos tiempos. Los fraudes
persisten y lo peor es que el proceso legal para acelerar justicia ante las
demandas presentadas lleva años.
Justo esto pasó con varios de los afectados por el Cartel que encabezaba Erick,
quien durante más de una década se dedicó a estafar a decenas de personas, la
mayoría mayor de edad y algunas de ellas no resistieron el estrés acumulado de
haber perdido su patrimonio económico que por enfermedad perdieron la vida
antes de conocer que su infractor había sido detenido.
Resulta que Selena, tras realizar una investigación, descubrió que la vivienda que
iba a adquirir no estaba ni planeada y mucho menos, el lugar donde se edificaría,
presentaba algún avance en su construcción.
Se imaginan el golpe que se recibe cuando se requiere la devolución del dinero y
te lo niegan, como sucede con los bancos que te bajan la luna y las estrellas para
que ahorres con ellos a cierto tiempo, con determinadas clausulas, pero que
cuando quieres retirar el recurso que se ahorró, te ponen trabas, no te lo dan de
inmediato y hay que esperar hasta que la cotización del dólar baje para que la
institución no pierda.
Los grandes consorcios nunca verán que sus negocios decaigan, pero que dos
personas timen descaradamente a gente de bien, eso si que duele. Lo más seguro
y eso debe estar investigando la Fiscalía General del Estado es la forma en que
operaban Selena y Víctor Manuel pues atrás de ellos deben estar involucrados
algunos funcionarios menores de algunas dependencias como el Registro Público
de la Propiedad, donde la tramitación del papeleo se da con mayor sigilo, sino

habría que preguntarse toda la red de abogados, notarios y servidores públicos
corruptos con los que operaba el cártel inmobiliario de Erik Romero Peimbert y
Gustavo Flores Alfaro .
A diferencia de este último, el de la pareja de defraudadores pareciera a simple
vista que no tiene un cuadro bien formado que le respalde, aunque saben lo que
hacen desde el momento en que el despacho obliga a sus víctimas a firmar un
documento donde existe una cláusula de confidencialidad para que no se hable
del tema. Es decir, se escudan aduciendo afectaciones a la reputación de la
“empresa” en caso de hacer lo contrario.
Lo que es cierto es que quien haga un proceso de compraventa de un bien
material debe asesorarse y no soltar el dinero. En estos tiempos la desconfianza
es la que está dominando las transacciones irregulares, es decir, las extorsiones
están más vigentes que nunca.
Un tema delicado que tendrá que aclarar la Fiscalía es conocer qué constructores
o empresas constructoras están haciéndole el juego a esta pareja de
defraudadores, pero, sobre todo, que se evite que más incautos caigan en las
manos de esta pareja de delincuentes.

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