Editorial
Hay temas que son escabrosos por naturaleza, pero cuando a éstos se les añade
los condimentos de los nuevos tiempos, se vuelven prácticamente, si no
intratables, sí deben formar parte de la secrecía que todo proceso legal debe estar
a cargo de la autoridad judicial.
El caso de una pareja que forma o formaba parte de una iglesia cristiana tiene
acaparada la atención de la sociedad. Los argumentos de uno y otro lado son
válidos, pero deben formar parte de su vida privada.
Sin embargo, cuando se comete un supuesto delito, la autoridad judicial tiene que
investigar y deslindar responsabilidades hasta sus últimas consecuencias, y esto,
justo lo difundido y manejado públicamente a través de un comunicado por la
Fiscalía General del Estado, es lo que nos corresponde, en Diario Media Group,
publicar, darlo a conocer a la sociedad.
Las publicaciones en contra de uno y otro lado, en el sentido de que los enredos
de esta novela no tienen por qué darse a conocer públicamente deben, por sí
mismos, respetarse.
Sin embargo, la trama se ha salido de control, porque en esta guerra de
descalificaciones o “verdades” expuestas, se ha reprobado tanto al miembro de
una iglesia como a la dama que ha decidido vivir su propia vida fuera del
escenario religioso.
Ahora en redes sociales y principalmente, en ese “profesionalismo” que se
confunde con el chisme, con el sencionalismo, con ganar links, estos medios han
dado entrada a los delitos, si es que así se le puede llamar, a la misoginia y el
machismo estructural, como dice la organización feminista 50+1 Chiapas.
Precisa que es un conflicto entre particulares, donde hay desinformación, sesga y
redirige la opinión entre las partes pues ahora, como lo dijimos, se hacen
descalificaciones hacia una u otra parte.
Se aduce que se practica la violencia de género hacia la joven mujer y no se le da
voz ni su derecho a la defensa y en este caso en especial, también se expone a
campañas de odio que busca anular su dignidad, dice la organización.
Y sí, efectivamente, en ello hay mucha de razón, sobre todo con la limitante de
que la sindicada está relegada a defenderse por estar privada de su libertad, bajo
la investigación de un supuesto delito.
Justo en esta parte, donde la víctima es señalada como la principal actora de una
falta ante la justicia, porque así lo dice la sociedad, la burbuja que se ha creado
alrededor de su figura, de sus supuestos actos. La falta de credibilidad que ahora
tiene Karen es porque está impedida a defenderse en igualdad de circunstancias.
Hoy todo lo que se diga a través de interpósitas personas puede ser visto como no
creíble o como mentirosa, pero lamentablemente así se generan los estereotipos
de género o a la falta de comprensión sobre la dinámica de la violencia de género.
A la Fiscalía General del Estado le corresponde realizar las indagaciones
correspondientes en este mundo de información que, sin duda, se ha sesgado, a
estas alturas, hacia ambos lados. Hoy queremos entender que en esta institución
existe el personal capacitado para entender la dinámica de la violencia de género
y para tratar a las mujeres que son víctimas de algún delito con respeto y
credibilidad.
El tema sigue dando de qué hablar, pero justo en esta parte intermedia, es donde
Diario Media Group, como líder en las tareas informativas, sólo nos hemos dado a
la tarea de plasmar las versiones de los actores que rodean el caso, así como de
las posturas que ha asumido la propia Fiscalía, que recientemente ha declarado
oficialmente que ya investiga la apología del delito que hace a través de un video
que circula en redes sociales, el pastor de una iglesia en la capital chiapaneca. Ni
más ni menos,
Bien los dice la organización 50+1 Chiapas, “los medios de comunicación tienen
una alta responsabilidad en no perpetuar patrones de discriminación y violencia
hacia las mujeres y el Estado tiene el deber reforzado de garantizarnos una vida
libre de violencias”, y a ello nos ajustamos.
Expone que ha solicitado a la Fiscalía realice las investigaciones pertinentes con
base en la perspectiva de género, que implica analizar el contexto para identificar,
cuestionar y valorar la discriminación, la desigualdad y la exclusión de las mujeres,
pero también, hay que decirlo, en las mismas circunstancias debe velar porque la
supuesta parte acusadora, también no se le violen sus garantías.
En nuestras páginas ni en nuestros micrófonos se ha vertido desprestigio y
violencia digital, como lo denuncia 50+1, se ha desatado en contra de Karen
Guadalupe “y que la han situado en el centro de un espectáculo público”.
Nuestro trabajo es respetuoso sin hacer juicios sumarios, sólo nos limitamos a
darle voz a los actores y será la autoridad judicial la que determine el resolutivo
final de esta controversia que traspasó fronteras por el morbo que ha roto barreras
de la información objetiva que lleva implícito un caso entre particulares.