José Cancino
Comerciantes apostados en la ribera del río Suchiate y alrededores han tenido que cerrar sus negocios, ante la falta de ventas tras la disminución del flujo de migrantes, que han dejado de pasar por los puntos conocidos como El Armadillo, El Palenque y El Coyote.
La ausencia de los extranjeros provenientes de distintos países de Centroamérica y Sudamérica, se ha acentuado a tal punto que el río Suchiate parece desierto, luego de que en último semestre de 2024 y el primer bimestre de 2025, este punto internacional se viera saturado por los ingresos masivos de personas desde Guatemala.
El desplome de ventas es tan evidente, que en un aproximado de tres kilómetros del lado mexicano, los comercios que funcionaban con la venta de comida, bebidas, utensilios personales y demás servicios han dejado de operar y se mantienen cerrados, ya que sus bajas ventas no les permitieron continuar y han tenido que optar por otras actividades para poder tener ingresos.
A esto se suma que durante los últimos meses del 2024, la presencia de presuntos criminales también ahuyentó a los vendedores, que han decidido establecerse en otros puntos lejanos del afluente internacional.
Los que sobreviven
Nadia es una de las pocas comerciantes que decidió aguantar en vendaval y permanece en una de las áreas cercanas al paso de El Palenque, el de mayor fluidez de personas hasta entonces.
Sin embargo, sus ventas en cuanto a platillos de comida respecta se ha caído hasta en un 80 por ciento, pero confía en que poco a poco comience a recuperarse de esta duro bache económico que atraviesa.
Por ahora, dice, sus únicos clientes son los propios balseros que eventualmente buscan alimentos en su local, construido a base de palos y láminas para poder atender a quienes quieran consumir dentro de su cocina.
“Los que nos permitieron estar estables en nuestras ventas eran los migrantes que llegaban, todos los días teníamos saturado aquí porque les ofrecíamos comidas a buen precio. Además, por bastante tiempo muchos se quedaron aquí esperando un trámite migratorio y tenían que buscar comida, hasta fiado les dábamos pero teníamos ese flujo constante”, apuntó.
Refirió que lo que más consumían los migrantes eran platillos a base de huevos, frijoles, arroz y pollo, por lo que cada consumo por persona podía alcanzar los 40 a 50 pesos, con el fin de ayudarlos en su economía.
“De alguna forma había beneficio cliente-consumidor, pero desde que dejaron de pasar hemos resentido esta crisis”, puntualizó la comerciante nativa de Suchiate.
Cerró la mayoría
En el Suchiate se puede observar que, al menos, diez establecimientos que despachaban con la venta de comida y bebida han dejado de funcionar. En el sitio se observan letreros donde se promociona comida, pero los lugares están vacíos y sólo han quedado utensilios de cocina y electrodomésticos para la preparación de alimentos asegurados con cadenas.
También se observan anafres, comales, estufas y otro objetos que hacen el sitio desolador, como si quienes allí estaban hubieran huido de pronto y abandonado sus pertenencias.
Ahora, sólo cuatro comercios funcionan de manera integral: uno de comida, dos con venta de abarrotes y uno más de bebidas, que se auxilian con el paso de guatemaltecos que ingresan a Chiapas para realizar compras y regresar a su país.
Nidia, una de las pocas comerciantes que se anima a hablar, espera que la situación mejore para el cierre de este 2025, de lo contrario el lugar quedará sin un solo comercio que ofrezca algo a los compradores.
Le llegada de Donald Trump al poder y el cierre de sus fronteras en Estados Unidos ha tenido efectos inmediatos en la frontera sur, con la disminución drástica de migrantes que simplemente han dejado de cruzar el Suchiate.
