Marco Alvarado
De continuar la tendencia actual, los modelos climáticos, en los escenarios más catastróficos, muestran que dentro de 70 años en Chiapas lloverá hasta un 15 por ciento menos cada año.
“Estos escenarios son preocupantes por el impacto en la producción de cultivos, o en casos como el gusano barrenador”, explicó el presidente de Cecropia, organización no gubernamental especializada en temas ambientales, Juan Carlos Franco.
Esto podría ocurrir si seguimos tratando al planeta como lo hacemos actualmente, agregó el especialista, quien además señaló el papel que tiene la entidad en cuanto a la emisión de gases que están aumentando la temperatura del planeta.
“Chiapas emite cada año 20 millones de toneladas de gases que contribuyen al Cambio Climático, mayormente debido a la deforestación y degradación de los suelos, sin embargo, está ocurriendo una transición hacia otras causas de estas emisiones: la vida en las ciudades”.
Explicó que el consumo de combustibles, la demanda energética y la mala o ausente planeación para la sustentabilidad, están haciendo que Chiapas emita cada vez más contaminantes, lo cual preocupa porque “está aumentando nuestra exposición a estos contaminantes y, sobre todo, nuestra vulnerabilidad ante los efectos del Cambio Climático, en zonas urbanas y rurales”, precisó.
Si bien la entidad tiene un programa de Cambio Climático, y una ley en la materia, se está avanzando lentamente hacia la ruta de la sustentabilidad “y se requieren decisiones que pongan a Chiapas en un mejor escenario, especialmente porque el grado de vulnerabilidad de Chiapas es alto por las condiciones de rezago que aún tiene”.
Franco comentó que, en cuanto a los modelos climáticos más catastróficos, para finales de este siglo la entidad deberá enfrentar más enfermedades, carencias y condiciones adversas “y los escenarios son peores en cuanto a temperatura, con temperaturas cinco grados más altas que el promedio global”, es decir, lo que hoy estamos viviendo de calor podría ser la antesala a un futuro más inhóspito.
“Con esas temperaturas no habrá condiciones para vivir como lo estamos haciendo hoy en las ciudades, en las comunidades, por eso es momento de prepararnos, de aquí a 2030 para evitar que esto suceda”.
No todo está perdido, informó que a nivel de microcuencas hay organización para salvar los entornos, y que esto permita transitar hacia modelos de vida sustentables, que la forma de producción, consumo y habitabilidad de los territorios cambie, y no tenga como base una depredación constante de los ecosistemas.
Particularmente se están enfocando en el manejo forestal, y a que las comunidades tengan economías respetuosas con los entornos naturales.
Para hacer frente al reto que implica el Cambio Climático, y la prevención de peores escenarios, se requiere un cambio cultural, económico y político, destacó.
