Editorial
A cinco días para cumplir sus primeros 100 al frente de la administración pública
de Chiapas, el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar empieza a reflejar a nivel
nacional el trabajo de seguridad y buen gobierno que ha implementado, tal y como
lo prometió desde fechas previas a su toma de posesión el 8 de diciembre pasado.
El viernes corrió como pólvora una encuesta que sacó FactoMétrica, sobre la
aprobación que tienen los gobernadores de México, realizada del 24 al 28 de
febrero, donde califica el trabajo en general que han realizado en el combate a la
inseguridad, la transparencia y combate a la corrupción
Chiapas, con Eduardo Ramírez Aguilar, fue el mandatario que lidera estos puntos
centrales encuestados y no es para menos, pues el trabajo realizado se percibe a
lo largo del estado, mismo que ha traspasado fronteras y por lo mismo, hoy, como
nunca en la historia de esta entidad fronteriza, se lidera por sobre los otros 31
estados que componen el territorio mexicano.
Él salva, hay que decirlo con todas sus letras, la desastrosa forma de gobernar de
Morena la mayoría de los 23 restantes entidades, comparados con los resultados
que obtienen los que representan a los partidos de oposición, principalmente a
Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI), y como cuarta
posición, los dos que representan a Movimiento Ciudadano (MC), éste último que
se encuentra en la parte media.
De acuerdo a la empresa encuestadora nacional, Eduardo Ramírez encabeza el
primer lugar con el 83.1 por ciento de calificación en el trabajo realizado como
gobernador, seguido del PAN, con Libia García Muñoz Ledo, de Guanajuato con el
74.8%; en tercer lugar, Roció Nahle, de Veracruz, con el 74.1; Aguascalientes, del
PAN con María Teresa Jiménez, en el cuarto lugar con 71.0%; y en el quinto lugar,
la gobernadora de Morelos, Margarita González, con el 70.5%.
Los últimos 10 de la lista son puros gobernadores y gobernadoras de Morena:
Hidalgo, Baja California, Campeche, Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Tlaxcala,
Baja California Sur, Colima, Sinaloa y Zacatecas, respectivamente.
En el tema del combate a la inseguridad, Ramírez Aguilar encabeza la lista con el
79.1 por ciento, superando de nueva cuenta a Aguascalientes, Veracruz,
Guanajuato y Coahuila. En el mismo parámetro, pero en los últimos lugares, se
ubican los mismos gobernadores de Morena, aunque con el aderezo que en el
lugar 21 se coloca el gobernador de Nuevo león, el controvertido Samuel García
Sepúlveda.
En materia de transparencia y combate a la corrupción, Eduardo Ramírez Aguilar
supera hasta por 20 puntos a su más cercano colega con el 79.1 por ciento, que
en este caso es la mandataria panista de Aguascalientes, María Teresa Jiménez
con el 57.4 por ciento de aceptación. Rocío Nahle de Veracruz, con el 53.9; Libia
García Muñoz Ledo, de Guanajuato, del PAN, con el 53.9 por ciento, y el priista
Manolo Jiménez Salinas, de Coahuila, con el 53.5 por ciento, los que ocupan los
primeros cinco lugares.
Del lugar 17 al 32, es decir 16 gobernadores y gobernadores de Morena, son los
peores calificados en la materia. Otra vez, resaltan el de Sinaloa, Rubén Rocha
Moya y el de Zacatecas, David Monreal Ávila, con el 18.2 y el 10.1 por ciento,
respectivamente.
Estos dos mandatarios, Rocha, agobiado por el conflicto bélico que sostienen
desde hace más de cinco meses los “Chapitos” y la “Mayiza”, en Sinaloa, y las
denuncias de que tiene nexos con el crimen organizado, así como Monreal, el de
Zacatecas, hermano del hoy senador que quiere ser su reemplazo, Saúl Monreal,
son los peores calificados en todo el proceso de encuesta que realizó
FactoMétrica.
La diferencia entre los políticos de Morena es que, para el caso de Chiapas, la
comunión que tiene el gobernador con su pueblo es muy distinto a la percepción y
forma de comunicarse de entidades como Sinaloa, Zacatecas, Michoacán, Colima
o Tlaxcala.
Algo tendrá que hacer el partido en el poder para dejar de ser cuestionado como
los que peor gobiernan, pues si no fuera por el trabajo que ha realizado Ramírez
Aguilar en Chiapas, la oposición, esos que tanto se critica desde las cúpulas de
poder, hoy estarían demostrando en los hechos que sí se puede llevar las riendas
de un estado por el camino de la gobernabilidad y el desarrollo.
Afortunadamente la labor que ha encabezado el propio mandatario chiapaneco se
refleja en la percepción generalizada por toda la entidad de que ya no se gobierna
con abrazos no balazos, sino en la garantía de que el desarrollo de Chiapas tiene
que dirigirse en el respeto a los derechos de los ciudadanos, de las instituciones, y
en la aplicación de la ley ante cualquier conducta ilícita.