*El dúo originario de Argentina, fue retenido por seguridad estadounidense tras grabar un video cantando y bailando durante pleno vuelo.
Agencias. – El dúo argentino del momento, Ca7riel y Paco Amoroso, originarios de la ciudad de Rosario, comenzaron su carrera de manera independiente, experimentando con ritmos que combinan trap, hip hop, R&B y elementos del folklore argentino, lo que les ha permitido construir un estilo único y reconocible. El dueto, que venía de arrasar en los Latin Grammy 2025, protagonizó un incidente de alto vuelo que nada tiene que ver con premios ni escenarios, sino con las estrictas normas de seguridad aérea de Estados Unidos. Lo que comenzó como una idea creativa para promocionar su nuevo tema «Chapulín», terminó con los artistas demorados y cara a cara con agentes del FBI en un aeropuerto estadounidense.
Después de ganar cinco premios Latin Grammy en la ceremonia realizada en Las Vegas, Ca7riel y Paco Amoroso son un dueto argentino que se ha consolidado como uno de los exponentes más innovadores de la música urbana y el trap en América Latina y, acaban de enfrentar un momento de polémica ya que, fueron detenidos por el FBI al aterrizar en Estados Unidos luego de grabar un video improvisado durante su vuelo. La noticia estalló en las redes sociales y portales de espectáculos, generando un sinfín de comentarios y convirtiéndose en tendencia. El suceso ocurrió durante un vuelo comercial, que al parecer hacía escala en Las Vegas, donde los músicos, eufóricos por su éxito y el lanzamiento de su colaboración con Ysy A, decidieron improvisar una coreografía en el pasillo de la aeronave para el videoclip de su nueva canción.
Según los reportes, los artistas bailaron, cantaron recostados en los asientos y se desplazaron por el pasillo, todo mientras grababan con sus teléfonos; el problema surgió cuando la tripulación de cabina, en repetidas ocasiones, les solicitó que volvieran a sus asientos y acataran las normas de seguridad. Sin embargo, Ca7riel y Paco Amoroso hicieron caso omiso a estas advertencias, desobedeciendo las indicaciones de la azafata y el piloto. Su espontaneidad no fue bien recibida por la tripulación: una sobrecargo del vuelo, visiblemente incómoda, les pidió que regresaran a sus asientos. En un momento tenso, se escuchó claramente su voz decir: “¡No! ¡No me toques!”, en inglés.
La situación generó cierta tensión entre el resto de los pasajeros y, lo que es más importante, motivó a la tripulación a levantar un informe oficial por desacato y por no cumplir con la normativa aérea, un procedimiento estándar en la aviación civil de EE. UU. En el aire, las reglas son inquebrantables, y cualquier comportamiento que pueda considerarse una distracción o un riesgo potencial para la seguridad del vuelo es tomado con suma seriedad; así que tuvieron que realizar un aterrizaje forzoso, pero a la realidad.
El desenlace del «performance» a 30 mil pies de altura no fue el aplauso del público, sino la fría bienvenida de las autoridades, pues al aterrizar en el aeropuerto de destino en Estados Unidos, los músicos y parte de su equipo de producción fueron recibidos directamente por agentes de seguridad, quienes ya estaban al tanto de la situación gracias al informe de la tripulación. Las imágenes y videos del momento en que son escoltados por los agentes se viralizaron rápidamente, mostrando a los artistas visiblemente sorprendidos por la magnitud que había tomado su acción.
Fueron demorados y sometidos a un interrogatorio por parte de la policía. Aunque la situación fue tensa y seria, afortunadamente para los argentinos, el incidente no pasó a mayores problemas legales formales, y no se presentaron cargos graves en su contra; aunque queda un mal sabor de boca por la “broma” de mal gusto o su imprudencia “artística”. El suceso ha abierto un debate en redes sociales sobre los límites del marketing y la responsabilidad. Mientras algunos defienden el «espíritu artístico» y la anécdota de los músicos, otros critican duramente su falta de respeto por las normas y la seguridad de los demás pasajeros.
Expertos en seguridad aérea han recordado que, aunque pueda parecer una simple travesura o una acción inofensiva, las regulaciones de aviación son estrictas a nivel mundial, y la desobediencia a la tripulación puede tener consecuencias graves, incluyendo multas cuantiosas o incluso la prohibición de volar con ciertas aerolíneas o a ciertos destinos.
Por ahora, Ca7riel y Paco Amoroso han sumado una anécdota digna de película a su creciente lista de éxitos, aunque seguramente la próxima vez que tengan una idea para un videoclip, optarán por grabarlo con los pies bien puestos sobre la tierra. El «Chapulín» ya vuela solo en las plataformas digitales, pero el recuerdo de su aterrizaje forzoso con las autoridades quedará para la historia del espectáculo.




