Chiapas, al igual que otras 19 entidades del país, vivirá un par de días de pesadilla. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llevará a cabo, desde las primeras horas de hoy y hasta mañana viernes, un paro nacional de actividades de 48 horas. Su argumento no cambia; es el mismo desde hace años: la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2017 y la eliminación de las reformas educativas impulsadas en su momento por los expresidentes Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
A estas acciones hay que añadir que los chiapanecos tendrán momentos de disgusto, contrariedad y agobio, y no es para menos. Que tus días, ya programados con antelación, se trunquen o sufran “alteraciones” en su logística por acciones desestabilizadoras, sí que duele y se lamenta.
Los maestros dejarán a miles de niños y adolescentes del sector básico del país sin clases, fomentando con ello que el analfabetismo se estanque. En cambio, la actividad económica también sufrirá un revés que se cuantificará en miles de millones de pesos. Se dice fácil, pero nadie dirá “esta boca es mía” cuando se trate de resarcir los daños.
Las concesionarias perderán por la liberación de las casetas ubicadas en los tramos carreteros de Chiapas hacia San Cristóbal de Las Casas, Ocuilapa, que va hacia el centro del país y Ocozocoautla, rumbo a la zona costera.
Los burócratas, definitivamente, no asistirán a trabajar, ya que los maestros —para estos momentos— deben tener tomadas las oficinas de gobierno, como la Secretaría de Educación, la Subsecretaría de Planeación Estatal, la Subsecretaría de Educación Federalizada, e incluso el edificio de la Sección 40 del SNTE podría estar en riesgo de sufrir actos vandálicos.
El magisterio tiene en su agenda la toma de la Secretaría de Hacienda, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Coordinación del Sistema de Carrera de las Maestras y Maestros, así como las áreas de Planeación Educativa, Pagaduría y Dirección de Personal.
Para no agotarse demasiado, estas acciones se realizarán de ocho de la mañana a tres de la tarde. El fin es que a los maestros les dé tiempo de ir por la botana, así que los negocios de la capital y de las principales ciudades del estado no desestiman las convocatorias del magisterio porque se convierten en potenciales clientes consumidores para “maniatar” el calor y el hambre.
¿Les resolverá el gobierno sus demandas? Está claro que no, porque —según la presidenta— no hay necesidad de que los maestros se desplacen de sus lugares de trabajo a los sitios donde se realizarán las concentraciones masivas, dado que continúan los diálogos en los estados entre las autoridades educativas y las dirigencias sindicales.
En la mañanera del miércoles puso como ejemplo la relación de trabajo que existe con la Sección 22, de Oaxaca, donde el gobierno y el secretario de Educación han estado presentes en dicha entidad para intentar resolver las problemáticas que se presentan.
Cierto es que los líderes sindicales hacen su chamba, que es la de presionar y desgastar a las estructuras de gobierno. Pero, al mismo tiempo, en su proceder continúan alimentando el hartazgo ciudadano, debido a que no toman en cuenta las afectaciones que provocan a terceros.
¿O qué culpa tiene un pasajero que tiene programado un vuelo desde el Aeropuerto “Ángel Albino Corzo”, ubicado en el municipio de Chiapa de Corzo, hacia algún punto del país; quedarse varado o atrapado en las manifestaciones sí que es mala suerte? Si su vuelo sale a las seis de la mañana —hora en que los maestros planean iniciar el bloqueo del aeropuerto—, tendrá que dormir en la terminal o salir de madrugada.
La movilización resulta inviable, sobre todo cuando la posición del gobierno es que no está de acuerdo con la presión que intenta ejercer la CNTE. “Como gobierno hemos atendido las legítimas demandas del magisterio, pero rechazamos cualquier manifestación o amenaza con tintes políticos que socave la tranquilidad de la población y desvirtúe la lucha por una mejor educación”.
En el discurso, la postura que asume la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, parece correcta. Sin embargo, de nada sirve si el movimiento ya está planchado y no hay marcha atrás. La incompetencia para dialogar e impedir este movimiento desestabilizador es la misma de siempre. Es decir, el círculo vicioso continuará, y los únicos vapuleados serán los chiapanecos y los mexicanos que salen a la calle camino a sus centros de trabajo.




