Hechos de corrupción de Carlos Morales exhiben a la 4T en Chiapas


Ahora sí que no se trata del dinero que no aparece dentro de la Cuenta Pública
2023 que de forma atinada y eficaz difundió Diario Media Group en el gobierno
municipal de Carlos Morales Vázquez, sino que a sabiendas de que esto iba a
pasar más temprano que tarde, aun así, la cuarta transformación lo encumbra
como delegado federal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Si hubiese tantita honestidad y transparencia en la elección de los nombramientos
de funcionarios públicos, más si estos son del orden federal, el mismo titular de la
Conafor, Sergio Humberto Graf Montero, debería relevar en el cargo al ex alcalde
de Tuxtla, Carlos Morales Vázquez, cuya gestión durante dos periodos, acá lo
dijimos, se caracterizó por los actos de corrupción que fueron exhibidos y
encubiertos por la LXVII y LXVIII legislaturas locales, junto con el entonces titular
de la Auditoría Superior del Estado (ASE), hoy diputado indígena, José Uriel
Estrada Martínez, quienes debieron llamarlo a rendir cuentas, pero, no, el
apapacho que hicieron con el oriundo de Ocozocoautla, los convierte ahora en
cómplices de las tranzas descaradas y sin empacho, del flamante “servidor
público” que hizo y deshizo a su antojo.
Bien dicen que todo cae por su propio peso y en el caso del que finge ser
delegado de la Conafor se descubre que quien solapó a Morales Vázquez es
Estrada Martínez, el legislador que hoy apesta en el Congreso del Estado y quien
no tarda en seguir los pasos que llevaron a Ismael Brito Mazariegos a desaparecer
del escenario público.
En el gobierno de Eduardo Ramírez Aguilar se aclaró que no existe ningún
compromiso político y quién haya sido mala larga tendrá que enfrentar a la justicia.
El dicho viene como anillo al dedo porque Morales ni funciona como delegado de
la Conafor ni es un hombre que radie honestidad en cada uno de sus actos.
De ahí que la pregunta del millón de pesos es que si el desvío, fraude, robo o
como le quiera usted llamar a la falta de comprobación de más de 151 millones de
pesos tan solo del ejercicio 2023 es tema suficiente para que desde el mismo
miércoles el ex alcalde ya debió presentar su renuncia para que sea investigado.
En verdad que no se entiende cómo es que en el sistema burocrático
gubernamental se le premia a un sinvergüenza que hizo de todo, menos ser
transparente en el ejercicio de los recursos públicos.
Hoy, justamente por esa filosofía de cero corrupción que presume está
administración, la LXIX Legislatura local y la misma ASE que encabeza José
Antonio Aguilar Meza, deberían formular la petición de levantar una denuncia
penal ante la Fiscalía General del Estado para que sea ésta la que inicie las
investigaciones, pues a escasos 10 meses de haber entregado el poder municipal,
Carlos Morales y sus secuaces, no están en condiciones de transparentar las
cuentas de que se les acusa.
Si no lo hicieron durante su gestión, y pasados dos años, menos que tengan la
sustentabilidad de sus arrebatos que los denomina como vil ratas de conejolandia.
Lo peor del caso es que a los tuxtlecos otra vez se les engaña, se les vapulea con
decirles que tienen un gobierno honesto. El que Carlos Morales Vázquez haya

mentido y declarado la instalación de cientos de luminarias, con las que presumió
al final de su gestión, sin llevarlas a cabo, sí que deleznable y comprueba que más
que un servidor público, ha sido un cínico saqueador de los dineros del pueblo y
de la confianza que se depositó en él, aunque desde un principio se dijo que si
llegada a la presidencia municipal fue producto del fraude.
Y el fraude se comprueba ahora, según el Informe Individual de Auditoría
ASE/OAC/047/2024, donde se expone obras públicas con defectos, adquisiciones
sin comprobar, recursos ejercidos sin documentación soporte y fallas graves en el
control interno institucional. Si esto no es fraude o querer ver la cara de tontos a
los tuxtlecos, pues entonces de qué estamos hablando.
El colmo del caso es que no se presentaron contratos, facturas, informes ni
evidencia alguna que acreditara en qué, cómo y con qué justificación se gastaron
los recursos públicos municipales.
A Carlos Morales Vázquez su hipocresía y sus obras que engloban la corrupción
solo lo definen como el saqueador que fue de las arcas municipales, y se alinea
como el apestado de la Cuarta Transformación de Chiapas.

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