En M茅xico, beber agua potable es m谩s un acto de desconfianza que de acceso. Aunque el agua que sale del grifo ha pasado por un proceso de potabilizaci贸n, millones de personas en el pa铆s evitan consumirla directamente. Y no es paranoia: las tuber铆as corro铆das, cisternas sucias o tinacos contaminados convierten al agua entubada en un recurso que muchos prefieren no arriesgarse a probar.
