Editorial
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En México, la embestida de Trump contra el gobierno mexicano parece no preocuparle a los políticos de Morena, que durante esta semana han hecho de todo para distraer la atención de los mexicanos, para dejar a un lado el conflicto bilateral que se tiene con los Estados Unidos por el tema de los aranceles, por la migración -la cual parece haber pasado a segundo término- y principalmente a la de los grupos delincuenciales que dominan, dice el mandatario estadounidense, el control político del país.
Una declaración propia de la forma en que opera el presidente Donald Trump para sacar ventaja a sus negociaciones, aunque si se analiza a profundidad, pone en entredicho la forma en que han operado algunos estados del país, acusados de tener nexos con los grupos criminales.
Sin embargo, esto no parece importar a las autoridades de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, quienes dominan el escenario político-social del país. Lo que dicen es ley. Se mandata, se respeta y se acata. No hay de otra.
Alrededor de esta narrativa que domina los escenarios políticos públicos, algunos sucesos protagonizados entre morenistas de primer nivel son factor de comentarios que llaman la atención por la supuesta artillería pesada que se están disparando, afectando la “armonía” que prevalece en el partido en el poder, que, en los últimos días, como parte de dicha estrategia, fue a montar un módulo de acreditación en las propias narices de la Cámara de Senadores.
Dónde se había visto tanta maldad, dicen los comentarios de los usuarios de redes sociales que ahora Morena y sus “líderes morales” se jacten de haber incorporado a su partido a personajes de alcurnia, de buen talante, de una reputación que ni Obama la tiene, como es el caso de Miguel Ángel Yunes Márquez, el veracruzano, ex panista, que favoreció la sobrerrepresentación en el Senado con su voto, tras traicionar al PAN y a más de un millón de simpatizantes que votaron por él en la elección de junio pasado.
Es de risa el falso escenario que manda Morena a los mexicanos, con Adán Augusto y Gerardo Fernández, este último también dejó la simpatía membretada del PT que lo catapultó a donde está ahora para pintarse de guinda, y presumir como su gran carta al repudiado Yunes, por lo menos es lo que expresaron sus adversarios políticos del PRI y del propio PAN
Ahora resulta que a unos meses de estar prácticamente en la silla eléctrica, cuando era vapuleado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, que calificada al hijo como al papá Miguel Ángel Yunes Linares, de ser unos corruptos y hasta por otros sectores de Veracruz como de la peor calaña, hoy se erige como un buen militante morenista, con cuya bancada “ha trabajado y que su decisión de afiliarse responde a una convicción personal de contribuir al avance del país y de apoyar a la presidenta Claudia Sheinbaum”.
Lo cuestionado de la afiliación es que el mismo partido los obliga a firmar un decálogo que rigen los principios del partido que deben respetar en los que destaca que se deben subordinar a la presidenta de México, no ganando más que ella, que sus decisiones no deben injuriar al pueblo, y el que más llama la atención es el que deben separar el equilibrio con la delincuencia organizada.
Decíamos al inicio que el show les ha salido muy bien, al grado de que la ciudadanía está a la expectativa sobre qué va a pasar, luego de que la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, dijo que Morena no debió afiliar a Yunes Márquez porque los “Los veracruzanos merecen respeto”.
Lo interesante es que dijo públicamente que entregará a Morena las pruebas que tiene contra la familia Yunes, con lo que se conoce como la “carpeta azul”, que son una serie de investigaciones acerca de presuntos desvíos de recursos y lavado de dinero que realizaron diversos integrantes de la familia.
La misma carpeta la hizo publica el entonces presidente AMLO y hoy se vuelve a revivir con Nahle y a quien también se le unió el gobernador de Oaxaca, el morenista, Salomón Jara, quien también respaldo a la mandataria veracruzana e hizo pública su inconformidad de que Yunes “no debe sentirse como en casa”.
Y no menos importante es el caso de la ex priista, Cintia López Castro, que había dicho que con Morena ni a la esquina, pero que este martes se olvidó de sus sinsabores que le producía el partido, pues hasta presumió con el hijo de AMLO, una foto donde mostraba su credencial como nueva militante del partido guinda.
Sin duda que es una buena estrategia de distracción a los problemas graves de inseguridad que prevalecen en varios estados del país como Tabasco, Sinaloa, Guanajuato, y a la posición política del presidente Trump, que tal parece se saldrá con la suya de internar al país a sus milicias de inteligencia para mantener amarrado de las manos a nuestro querido México.
