Bellaco

Letras Desnudas Mario Caballero

Agátocles es un personaje poco conocido, pero llegó a ocupar un espacio importante en
la historia.
A diferencia de muchos otros personajes de la antigüedad, su trascendencia es por haber
sido un hombre ruin que llegó a la cima del poder a través del camino de las
perversidades. Por eso se le reconoce como el Tirano de Siracusa.
Agátocles fue un gobernante tan malvado que Maquiavelo no dudó en incluirlo en su libro
El Príncipe. De hecho, le dedicó un espacio especial en el capítulo VIII, bajo el título “De
los que llegaron al principado mediante crímenes”.
Se cree que nació en Sicilia, en un hogar pobre. Pero se convirtió en un hombre rico y
notable después de contraer matrimonio con la viuda de quien fue su benefactor cuando
se estableció en Siracusa. Esta relación le permitió adentrarse en el círculo de hombres
influyentes de la ciudad.
Maquiavelo lo describe así: “un hombre no sólo de condición oscura, sino baja y abyecta,
(que) se convirtió en rey de Siracusa”. También dice de él que “llevó una conducta
reprochable en todos los periodos de su vida; sin embargo, acompañó siempre sus
maldades con tanto ánimo y tanto vigor físico, que entrado en la milicia, llegó a ser,
ascendiendo grado por grado, pretor de Siracusa”.
Pocas fueron sus virtudes, dice. “Y se caracterizó por matar a los conciudadanos,
traicionar a sus amigos y carecer de fe, de piedad y de religión”.
MANACO
¿Habrá Agátocles en la actualidad? Sin duda alguna.
Tristemente, en nuestro tiempo pululan muchos políticos perversos que son capaces de
cometer todo tipo de injusticias y hasta de atentar gravemente contra sus adversarios con
tal de obtener el poder.
Hoy quiero hablarles de uno de ellos, Manuel Narcía Coutiño, presidente municipal de
Tonalá, conocido como Manaco, que en días recientes estuvo en el ojo del huracán
debido a la aprehensión de 98 de sus policías municipales acusados por usurpación de
funciones públicas, y tres de ellos están siendo investigados todavía por presuntos
vínculos con la delincuencia organizada.
Este personaje de la política local jamás ha sido reconocido por su compromiso y
capacidad para hacer el bien común. En diversos cargos y en diferentes etapas de su
carrera política ha sido señalado por corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, abuso
de autoridad, desvío de recursos públicos, entre otros.
Manaco es, literalmente, un enfermo de poder. Con el periodo actual, ya son tres veces
que funge como presidente municipal de Tonalá.
Durante su primer trienio llegó al poder abanderado por el PRI.
En aquel 2012 ya tenía fama de corrupto y oportunista. Su campaña política no fue de
propuestas, sino de ataques y difamaciones a sus adversarios. Inclusive, el día de la
elección fue señalado de realizar un intenso operativo de compra de votos, con el que
obtuvo el triunfo con una diferencia de más de 3 mil sufragios ante su contrincante más
cercano.
Una de sus primeras acciones de gobierno fue despedir injustificadamente a 127
personas, y a ninguna la liquidó conforme a derecho, generando con ello una deuda para
el municipio de alrededor de 54 millones de pesos.

Entre los despedidos estaba Hermilo Espinosa Santiago, quien había venido
desempeñando el cargo de contralor municipal durante cuatro trienios seguidos. Y
Manaco lo corrió no por ineficiente, sino por motivos discriminatorios e intransigentes.
Pues Hermilo era una persona de capacidades diferentes y además panista.
Por otra parte, dejó una deuda con empresas constructoras y una serie de obras
inconclusas que pagó en su totalidad, según informes de auditoría. Entre ellas la obra de
mantenimiento del drenaje pluvial y drenaje sanitario de la colonia La Polka, por un monto
superior al millón y medio de pesos, así como la ampliación de la red sanitaria en el barrio
San Felipe, que costó cerca de 1 millón 500 mil, pero al quedar sin terminar desde el año
2015 se convirtió en río de aguas negras que corre por las calles y los patios de las casas.
Para mayor inri, de 2012 a 2015, Tonalá padeció una de las crisis de inseguridad más
graves de la que se había tenido memoria. Y digo había porque la actual es mucho peor.
En el segundo periodo de Manaco (2018-2021), la Policía Municipal fue señalada de ser
cómplice de bandas del crimen organizado. Y se dijo que bajo su protección los policías
realizaron operativos ilegales en los que cobraban cuotas a los camioneros para entrar a
la ciudad. Asimismo, despojaron arbitrariamente a los repartidores de comida rápida de
sus motocicletas e instalaban retenes para extorsionar a los automovilistas. Es más,
también fueron acusados de golpear a los ciudadanos, como sucedió con un grupo de
enfermeras que protestaban en contra del gobierno municipal.
En ese mismo periodo, Manaco fue denunciado por intentar vender a particulares el
predio donde se encuentra el mercado La Libertad, que tiene más de sesenta años de
existencia y que fue declarado patrimonio histórico por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia.
De acuerdo con versiones de algunos locatarios, Narcía Coutiño los amenazó con gente
armada y con policías vestidos de civiles, tratando de presionarlos para dejar el lugar.
Y ya que hablamos de represión, también atentó contra el periódico Récord de Tonalá, a
cuyos directivos y trabajadores presuntamente amenazó de muerte. Sobre este abuso de
poder hay registros en la Fiscalía de periodistas.
Para cerrar ese periodo de gobierno, trascendió que Manuel Narcía había exigido pagos
de hasta 4 mil 500 pesos por el traslado de pacientes en las ambulancias de Protección
Civil, mismas que el Gobierno del Estado entregó al Ayuntamiento con la instrucción de
destinar su uso a la atención de las necesidades de las personas y sin pedir ninguna
retribución económica a cambio.
DESESTABILIZADOR
En 2021, Manaco buscó la reelección, pero el Gobierno del Estado se oponía a que
obtuviera cualquier candidatura.
De este modo, ordenó que los agentes municipales crearan conflictos en las
comunidades, con tal de desestabilizar a la sociedad.
Ejemplo de ello es el bloqueo de la carretera Arriaga-Tapachula, realizado con el pretexto
del cierre de las playas y la aplicación de la ley seca en cinco municipios durante la
temporada de Semana Santa. Entre la bola estaba el entonces agente municipal Adolfo
Pérez Morales, su mayor aliado, quien se encargó de organizar la revuelta.
Extrañamente, una hora después de haber iniciado la protesta Manaco se presentó en el
lugar y logró los acuerdos que acabaron con el bloqueo. Para ese momento, él ya no
estaba en funciones. Pero así logró ser candidato a diputado federal por Morena, cargo
que ejerció de 2021 a 2024.
¿CREERLE?
Dicho esto, ¿por qué deberíamos creerle a Manaco cuando ante la detención de sus
policías municipales dijo que él no tenía nada que ver con las acusaciones y que aplaudía

la realización de esos operativos que tienen la finalidad de garantizar la seguridad de los
municipios?
Si antes, y aplicando la misma lógica de Agátocles, tuvo el descaro de usar a los policías
para amedrentar a los ciudadanos, sería ridículo pensar ahora que ni siquiera estaba
enterado de que muchos de sus elementos fungían como policías sin serlo y que algunos
de ellos tienen supuestos nexos con bandas criminales.
Si a alguien quiere verle la cara de tonto, pues que se mire en el espejo.
yomariocaballero@gmail.com

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