¿Por qué sentir pena por el monstruo?

Letras Desnudas Por Mario Caballero

Los monstruos existen. Pero no se esconden debajo de la cama o dentro del armario. No viven en cuevas, ni en los hoyos de los árboles y tampoco en construcciones abandonadas. No tienen nariz larga, orejas puntiagudas, cuernos y colmillos como los de una bestia feroz. Todo lo contrario, viven en casas comunes y corrientes, van al trabajo o a la escuela, visten de manera normal y están a la vista de todos, aunque la mayoría de las veces es difícil identificarlos, pues son sumamente inteligentes.

Uno de ellos se llamó John Wayne Gacy, a quien todo mundo consideraba un buen ciudadano, un miembro activo de su comunidad en Chicago, conocido por realizar obras de caridad y animar fiestas infantiles. De hecho, creó e interpretó durante muchos años al personaje “Pogo el Payaso”.

Gacy, sin embargo, tenía una doble vida. De día era un empresario exitoso y hasta un payaso que daba alegría a los niños. No obstante, detrás de su sonrisa pintada y su pinta de hombre de negocios respetable se escondía un asesino sanguinario, que protagonizó una de las series de crímenes más atroces que haya conocido Estados Unidos.

Entre 1972 y 1978, secuestró, torturó y asesinó a más de 30 jóvenes y niños. Un día después de su arresto, ocurrido en diciembre de 1978, los titulares de los diarios se llenaron de horror al describir que los policías habían encontrado 26 cuerpos enterrados en el sótano de su casa. Finalmente, él mismo confesó haber asesinado a 33 personas, por lo que fue condenado a muerte en 1980.

Si bien su legado de terror sucedió hace más de 50 años, hasta el día de hoy se tiene como un recordatorio perturbador de cómo un supuesto ciudadano honrado puede esconder la peor de las maldades, ya que atraía a sus víctimas con promesas de trabajo o ayuda económica y hasta participaba en las tareas de búsqueda, caminando junto a los padres de los jóvenes y niños que él hizo desaparecer.

En la misma lista de John Wayne Gacy están los criminales Charles Manson, Ted Bundy, “El caníbal de la Guerrero”, “El pelón”, “Las poquianchis”, “La mataviejitas”, entre otros, quienes tras la imagen de gente buena y trabajadora escondían a monstruos terribles. Inclusive, algunos de ellos fueron tan veraces al momento de desempeñar sus papeles que se ganaron el cariño de muchos, que no sólo los defendían sino hasta los idolatraban.

EL COYOTE CONSENTIDO

Es el mismo caso de Yudiel Flores Tovar, cuya extraña muerte en plena Semana Santa dio mucho de qué hablar.

Conocido como El Coyote Consentido fue un personaje muy polémico en Chiapas, que a semejanza a John Gacy se creó una fachada para ocultar sus delitos. Esa fachada era la de un hombre sumamente mediático, que con celular y cámara en mano denunciaba, censuraba y cuestionaba a los gobernantes y funcionarios, a los que exhibía en las redes sociales, tuvieran o no razón de ser sus acusaciones.

Por tanto, se ganó muchos adeptos y seguidores, en su mayoría atraídos por el simple morbo, con los que compartía la misma fascinación de ver sangre. Ellos la anhelaban y él se las ofrecía en buenas cantidades en las pantallas.

Si Gacy se pintaba la cara de payaso, Yudiel se mostraba públicamente como Youtuber, influencer, activista y hombre de caridad, puesto que apoyó algunas causas sociales. Por ello, muchas personas se indignaron ante su muerte, que según declaraciones del fiscal Jorge Luis Llaven Abarca se trató de un homicidio provocado por “asfixia mecánica por estrangulamiento” y no por suicidio, como se especuló al inicio al ser encontrado su cuerpo suspendido en la celda.

¿HAY MOTIVOS PARA CONSIDERARLO UN MÁRTIR?

Estoy seguro que no.

Aun tratando de comprender por qué algunas personas se expresaron en las redes en favor de Flores Tovar, incluso proclamándolo como víctima del gobierno, lo cierto es que al final la verdad se impone.

Entendamos que Yudiel estaba en la cárcel no por motivos políticos, no por capricho de algún funcionario al que tal vez denunció, sino purgando una condena de 119 años por los peores delitos cometidos contra niños.

Fue detenido en mayo de 2021, pero comenzó a ser investigado desde diciembre de 2010, cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) recibió información de que el usuario Ronaldfranco divulgaba material pornográfico de menores de edad en páginas de la red oculta, a la que él tenía acceso a través del navegador de internet conocido como Tor.

Esta primera denuncia consistía en que señalado usuario había compartido pornografía de dos menores, cuya identidad fue resguardada, entre presuntos pederastas y pedófilos.

Tras las correspondientes pesquisas, se descubrió que la persona detrás de ese usuario era Yudiel Flores Tovar, quien fue identificado en varios sitios de internet como productor de pornografía infantil, el cual contaba con un total de 23 videos y 176 imágenes, así como material de abuso sexual de menores.

Ante el aberrante descubrimiento, el FBI emitió una ficha roja de localización contra El Coyote Consentido, que se encontraba en territorio estadunidense, pero logró escapar a México y se instaló en el municipio de Comitán, Chiapas, donde se dedicó a ejercer otro de sus delitos: el tráfico ilegal de migrantes.

Aparte del FBI, el Gobierno de Guatemala había iniciado dos carpetas de investigación en su contra, con órdenes de aprehensión por delitos sexuales en agravio de menores de edad.

En el momento de ser detenido por elementos de la Fiscalía General del Estado, la Policía de Australia y la Policía Cibernética de Chiapas, se dio a conocer que formaba parte de la red de pederastia más importante del mundo, en la que ya no se hacía pasar como Ronaldfranco, sino como Deimon Blue (Demonio azul).

Derivado de ello, surgió la carpeta que terminó en la sentencia de más de 67 años de prisión, aunada a una sentencia anterior por la violación de un menor de edad con autismo, originario de San Cristóbal de las Casas, que aumentó a 119 años por los delitos de abuso sexual de varios niños y niñas. Por lo cual, Flores fue clasificado como persona de alta peligrosidad.

También se conoce que además de la orden de aprehensión de Guatemala, tenía otra en Estados Unidos, más acusaciones en Australia. Es decir, Yudiel Flores era buscado para su extradición en dos continentes diferentes.

¿VENGANZA?

Dicho lo anterior, no hay forma de llamar a El Coyote Consentido como un mártir. Nunca fue la víctima, como él mismo lo hizo sugerir en el video que se difundió después de su muerte, en el que acusaba a diversos funcionarios, pero sin aclarar nada, ni probar nada de lo que estos políticos pudieran tener para atentar contra su vida.

Por el contrario, Yudiel siempre fue el victimario, lo cual queda confirmado por las imágenes y videos en el teléfono celular hallado en su celda, en la que se presume que pudo seguir abusando de menores en el interior del penal, y que tal vez eran hijos de otros internos.

Esperemos que la Fiscalía resuelva el caso conforme a Derecho y apegado a toda verdad.

Concluyo con la frase que he pronunciado en otras ocasiones: que se engañe quien quiera dejarse engañar. Yudiel Flores fue un monstruo que por muchos años se ocultó detrás de la imagen de Youtuber y activista. Y aunque no se le deseaba la muerte, tampoco hay motivos para sentir pena por alguien como él que no tuvo misericordia por las decenas de niños a los que les destrozó la vida.

yomariocaballero@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *