Alfabetizar para un Chiapas mejor


Por: Dr. Gilberto de los Santos Cruz

La alfabetización constituye uno de los pilares del Objetivo de Desarrollo Sostenible, que compromete a los gobiernos a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida. La meta es concreta: que hacia el año 2030 la juventud del mundo, y una mayoría significativa de personas adultas, cuenten con las capacidades básicas de lectura, escritura y aritmética.

En este contexto, el Gobernador electo, Dr. Eduardo Ramírez Aguilar, junto con el Secretario de Educación, Dr. Roger Mandujano, han convocado a la sociedad civil y a las organizaciones sociales a renovar su compromiso con la educación. Su llamado se centra en atender especialmente a los grupos históricamente excluidos y en asumir los tratados internacionales en materia educativa como herramientas para combatir la pobreza y fortalecer el bienestar social. La alfabetización, insisten, tiene el poder de transformar vidas y construir un futuro sostenible y más justo.

Tradicionalmente, se entiende la alfabetización como la capacidad básica de leer y escribir; sin embargo, su alcance va mucho más allá. Alfabetizar implica comprender, interpretar la realidad, interactuar críticamente con el entorno y desarrollar la capacidad de transformar el propio contexto. La lectura y la escritura se encuentran en cada rincón de la vida cotidiana: al preparar una lista del supermercado, al dejar una nota escolar, al leer la prensa o al enviar mensajes por WhatsApp para coordinar tareas familiares.

Acceder a la lectoescritura y a las nociones elementales de cálculo es solo el comienzo. La alfabetización abre la puerta a la inclusión social, al ingreso al mundo laboral, al acceso a estudios superiores y al desarrollo de habilidades que impactan directamente en la vida diaria. También despierta conciencia sobre el entorno y brinda herramientas para modificarlo.

En la actualidad, este concepto debe ampliarse para incorporar la alfabetización digital, indispensable en un mundo interconectado. Enseñar a utilizar dispositivos, redactar textos en computadora o manejar aplicaciones de mensajería es hoy parte fundamental del proceso alfabetizador.

A pesar de ello, las cifras globales siguen siendo alarmantes. De acuerdo con la UNESCO, más de 750 millones de jóvenes y adultos aún no saben leer ni escribir, y alrededor de 250 millones de niñas y niños no logran alcanzar competencias básicas de lectura, escritura y matemáticas. Esta situación excluye a millones de personas de la participación plena en sus comunidades y limita su desarrollo social y económico.

Si bien los Estados han puesto en marcha programas para proteger y fortalecer la educación inicial, no debe descuidarse a quienes cursan niveles superiores y carecen de entornos alfabetizadores. Las mayores afectaciones recaen, una vez más, en los sectores más vulnerables.

Particular relevancia tiene la alfabetización de las mujeres. Impulsar su formación fortalece no solo su autonomía, sino también el bienestar de sus hijos y de sus comunidades. Al ampliar sus capacidades, las mujeres encuentran más oportunidades laborales y acceso a bienes materiales y simbólicos que contribuyen al desarrollo familiar.

La Agenda Mundial Educación 2030 reconoce que alcanzar la igualdad de género exige garantizar que mujeres y hombres, niñas y niños, no solo accedan a los distintos niveles educativos, sino que transiten exitosamente por ellos y adquieran las mismas competencias.

El pedagogo brasileño Paulo Freire recordaba que alfabetizar no se limita a enseñar las vocales, sino que implica fomentar una comprensión profunda de la realidad social, política y económica que rodea al educando. Para él, enseñar exige respeto por los saberes previos, coherencia entre el discurso y la práctica, profesionalismo, generosidad y, sobre todo, la capacidad de escuchar.

Desde la mirada docente, alfabetizar significa reconocer que cada estudiante posee una historia distinta, con ritmos y necesidades particulares. Abandonar la idea de que todos aprenderán del mismo modo es fundamental para construir estrategias pedagógicas que respondan a los contextos reales y permitan aprendizajes significativos.

En un escenario escolar donde el tiempo corre rápido, surgen imprevistos y las dinámicas cambian constantemente, a veces se prioriza concluir contenidos antes que reflexionar sobre las problemáticas específicas de “esta escuela” y “estos estudiantes”. Sin embargo, detenerse a comprender sus particularidades puede marcar la diferencia en el proceso educativo.

Alfabetizar es un acto revolucionario porque revolucionara las conciencias adormitadas por las circunstancias en que muchos viven.

Alfabetizar es un acto de amor

La alfabetización, sin duda, es una herramienta de empoderamiento social. Fortalecerla en todos los rincones del país, prevenir el abandono escolar temprano, consolidar los ciclos obligatorios de enseñanza y garantizar el derecho a la educación para los adultos deben ser ejes centrales en las políticas públicas. Apostar por la alfabetización es apostar por un pueblo capaz de transformar su realidad.

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