Mario Caballero
Quiere volver al poder a punta de golpes
Rosy Urbina Castañeda es una política frívola que pudo haber pasado a la historia como una de las mejores alcaldesas de Tapachula, sobre todo siendo la primera mujer en gobernar dicha localidad, pero por corrupta su destino es el basurero de la historia.
MEDIOCRIDAD
Antes de que asumiera de manera interina la presidencia municipal de Tapachula tras el fallecimiento de Óscar Gurría, muy poca gente la conocía. Y a los pocos meses de desempeñar el cargo, comenzaron a saltar los mediocres resultados de su inexperiencia, los cuales se agravaron durante su periodo como alcaldesa constitucional.
Para empezar, no pudo con el tema de seguridad. De día, tarde y noche, la población estaba a merced de los grupos delincuenciales que operaban impunemente en las distintas colonias de la ciudad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, correspondiente al tercer trimestre de 2024, Tapachula era la ciudad más insegura no de Chiapas sino de todo el país, donde los delitos como el robo a casa habitación, robo a transeúntes y delitos de alto impacto alcanzaban índices alarmantes.
Septiembre de ese año fue el último mes de su reprobable gobierno que se extendió por más de cinco años, y en ese tiempo nueve de cada 10 tapachultecos mostraban sentirse inseguros en la colonia donde vivían. Cifra muy superior al promedio nacional, que era del 55.4%.
Estos números reflejaron fielmente el sentir de la ciudadanía. Pedro Pablo Scott Ramos, dirigente del Frente Cívico Popular del Soconusco calificó en su momento la gestión de Rosy Urbina como un vacío de autoridad. “Es preocupante la ola de inseguridad y violencia que se está viviendo en los últimos días en Tapachula, la población está con miedo ante estos hechos que anteriormente no se veían con frecuencia”, dijo.
Por otra parte, José Antonio Chol, integrante de Organizaciones de Izquierda Siempre, la acusó de dejar en total desamparo a los habitantes: “En diversas ocasiones hemos solicitado a las autoridades municipales el reforzamiento de la seguridad; sin embargo, esta petición no ha sido atendida, lo que ha propiciado el incremento del índice delictivo”.
Para mayor inri, la indiferencia de la morenista permitió la penetración de bandas delictivas como Mara Salvatrucha 13 y Mara Salvatrucha 18, que controlaron hasta el 70% del narcomenudeo, la trata de personas y otros ilícitos en la ciudad.
El programa de alumbrado público “Brilla la Perla” resultó un rotundo fracaso, y un pretexto para la corrupción. Rosy Urbina lo presentó con una inversión de 125 millones de pesos que contemplaba sustituir 15 mil luminarias y reinstalar otras seis mil en el área rural baja y alta, pero dicha cantidad de luminarias no se instaló en su totalidad y las que sí se instalaron dejaron de funcionar a los 15 días, según comentarios de los mismos pobladores.
Por esta razón, decenas de colonias quedaron en penumbras, como Santa Clara 1 y 2, San José el Edén, Vida Mejor, Jardines de Chiapas, Santa Bárbara, El Bosque, Bonanza, Benito Juárez, La Antorcha, Colinas del Rey, Solidaridad, Antiguo Aeropuerto, entre otras. Es más, el malecón, desde la 17 poniente hasta el parque de la Biblia del río Coatán, así como la 17 oriente, que es la entrada principal de Tapachula, terminó en la más temible oscuridad.
Ni hablar de las carencias en servicios de salud, agua potable, alcantarillado, recolección de basura y el nulo fomento al empleo y a la atracción de nuevas inversiones en el municipio. No por nada casas encuestadoras como Consulta Mitofsky calificaron a Urbina Castañeda como una de las alcaldesas peor evaluadas del país en 2024.
CODICIA
Lo peor fue el amor de Rosy Urbina a los bienes y riquezas. Se dice que al más puro estilo priista se dedicó durante los cinco años de su gobierno a saquear al municipio.
Uno de los primeros señalamientos en su contra fue que estaba usando recursos públicos para promocionar su imagen en los recibos de agua potable.
De hecho, también fue acusada de abusos de autoridad contra del Comité de Agua Potable y Alcantarillado de Tapachula (Coapatap), que iban desde la falta de transparencia en el ejercicio de los más de 20 millones de pesos que recaudaba esta institución a través del pago de las cuotas de los usuarios hasta el despido injustificado de 34 trabajadores (al principio), cuyos puestos fueron ocupados por personas afines a ella y en lugar de ser enviados a puestos operativos fueron colocados en la oficina, con buenos sueldos y con seguridad social.
Tampoco resolvió el tema del arrendamiento de los camiones recolectores de basura. Todo lo contrario, siguió la opacidad y se rumora que los contratos se entregaron por adjudicación directa a personajes allegados a su familia, en un acto de vil nepotismo. Tal como el de su sobrino Luis Javier Guerrero Rubiera, al que nombró director de vialidad municipal y quien a los pocos meses de ostentar el cargo fue demandado por daño moral en contra del maestro en Derecho, Javier Vázquez Moctezuma.
Otra de las acusaciones contra Rosy Urbina fue su enriquecimiento inexplicable. Entró al gobierno con una mano por delante y otra por detrás, al finalizar su gestión su familia se consideraba entre las más acaudaladas del municipio.
Sus hijos, por ejemplo, se paseaban por la ciudad en autos de lujo y vistiendo ropa de marcas exclusivas.
Pero el caso más sorprendente fue el de su esposo Tomás Gerardo Rubiera Espadas, quien pasó de ser un constructor de medio pelo a un potentado empresario con choferes y escoltas. Según corrillos políticos fue el encargado de negociar las obras del Ayuntamiento, contratando la mayor parte entre las ocho constructoras de su propiedad más las de sus prestanombres.
Su vieja oficina, ubicada en la 19 oriente entre la novena y onceava norte, fue convertida en centro de operaciones, donde otros empresarios pasaban a dejar los diezmos de las obras que recibían por adjudicación directa.
La riqueza acumulada por Tomás Rubiera llegó a ser tan escandalosa que hasta se le conoce una mansión, llamada “La casa blanca”, en Unión Juárez, amén de terrenos en el fraccionamiento Jardines del Tacaná, departamentos en Cancún, la Ciudad de México y varias casas en Tapachula.
¿Y de dónde sacó tanto dinero Rosy Urbina para promocionar su nombre rumbo a la candidatura al Gobierno del Estado, después a la presidencia municipal y, finalmente, para su campaña a la diputación federal? Con lo anteriormente dicho, usted mismo puede responder esa pregunta.
GOLPETEO
Insisto: Rosy Urbina pudo haber pasado a la historia como una gran alcaldesa, pero le ganó la avaricia.
Por eso, no es extraño que ahora esté tratando de desacreditar al presidente municipal Yamil Melgar Bravo con un absurdo golpeteo en las redes sociales. Por un lado, busca chantajear al alcalde para que no revele sus desfalcos contra erario municipal; por el otro, quiere recuperar el control de Tapachula.
Por haber abusado del poder, hoy está en una profunda desesperación.
yomariocaballero@gmail.com




