- Apenas 80 extranjeros están alojados en el Jesús el Buen Pastor, contrario a inicio de año cuando estaban refugiadas más de mil personas
José Cancino
Dos hombres nativos de Honduras juegan cartas en uno de los comedores del albergue Jesús el Buen Pastor, el único inmueble en Tapachula que acoge a extranjeros en busca de un sitio para dormir o pasar los días en su viaje.
Es el único sórdido bullicio que se escucha. De allí, la parca calma inunda el sitio que parece inhabitado, principalmente en las noches cuando los que están ocupan las habitaciones.
El flujo de migrantes ha caído drásticamente en la localidad, con un aforo de apenas 80 personas que se encuentran refugiadas en este albergue al sur de la ciudad. Este termómetro mide lo que igual pasa en las calles, donde la presencia de extranjeros es igual de poca.
Apenas a inicios de 2025, el número de personas llegaba a las mil, incluso más, pero al pasar de los meses ha venido a menos a consecuencia de las trabas que autoridades ponen en México y las políticas de contención y expulsión que mantiene el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos.
Carlos, un ciudadano cubano en este albergue, explicó que no es su intención llegar a Estados Unidos y planea quererse en México. Ahora su cometido es llegar a Monterrey, donde otros compatriotas lo esperan para ayudarle a emplearse en tareas de construcción.
“Ya no podemos llegar a Estados Unidos y eso ha llevado a muchos migrantes a quedarse aquí ( Tapachula) o evitar salir de sus respectivos países. Además, muchos se han regresado, la semana pasada dos compañeros cubanos se fueron de regreso a mi país”, relató.
Las historias en este albergue se repiten. La mayoría no pretende instalarse en la nación Trump, ahora buscan las ciudades del norte y centro de México.
Para los administradores de este albergue, las políticas de contención migratorias han frenado todo flujo y solo unos cuantos llegan, sorpresivamente.
