En Cárdenas, Tabasco, un municipio que ha sido agobiado por las balas en los últimos años, se presentó el desaguisado espectáculo de que la autoridad municipal intenta sacar paga con el cobro de las fiestas que la población quiera hacer sobre la banqueta o en la calle.
La tradición popular, a la falta de recursos para pagar un salón de fiestas, es que muchas familias que festejan el onomástico de su ser querido, tienen por costumbre cerrar la calle y a “echar baile”. Lo mismo sucede en ciudades tropicales como las que se ubican en la costa chiapaneca o la propia capital chiapaneca. Dos ejemplos en los que, en ocasiones, cuando se trata de ceremonias religiosas, hasta la policía se presenta para prestar seguridad.
Tabasco como Chiapas son casi idénticos, en cuanto a sus prácticas mundanas para celebrar cumpleaños, bodas, bautizos, hasta graduaciones. En las comunidades indígenas no se diga, por lo menos en Chiapas las calles o hasta los campos de futbol son tomados como verdaderas pistas de baile.
Sin embargo, los tiempos cambian, ahora resulta que, para proteger al ciudadano de las bandas criminales, la autoridad municipal ha decidido suspender los festejos que no hayan pedido permiso y pagado su respectivo impuesto.
¿En verdad es real esta situación?, es la pregunta del millón de pesos, por lo menos es lo que pretende el ayuntamiento. Imágenes y videos de personas que son detenidas y llevadas a la cárcel por desobedecer esta medida, rolan en las redes sociales.
Lo que se han llamado las prohibiciones absurdas de Morena, la de festejar en tu casa, tiene como consecuencia el sacar un permiso con su respectivo pago. Si esto es ya una realidad, está claro que el gobierno de la Cuarta Transformación está con todo para mantener a raya a la población, y, principalmente, sacarles dinero vía pago de impuestos que bien podrían clasificarse como el impuesto del baile o de la chela en la vía pública.
Con esta medida, que por cierto ha recibido toda clase de rechazo por parte de la población no solo de Cárdenas, sino de todo Tabasco, cuyos municipios gobernados por Morena intentan aplicar la misma medida, es una clara intención de monopolizar todo acto donde pueda sacársele la paga al ciudadano.
Como mensaje al país, es una situación que, de llegar a concretarse, incomodará a la plebada, como dice Gerardo Fernández Noroña.
En las redes sociales los ciudadanos han comentado que así se empieza con la dictadura, y no es que se quiera el cobrar piso desde el oficialismo, sino de controlar todo tipo de movimiento social que se intente generar sin el “visto bueno” de la autoridad.
Bien dicen que una cosa es permitir que se ingiera alcohol a lo bruto en las calles, lo cual sí debe castigarse o prohibirse, pero eso a sacar permisos para hacer fiesta, sí que está para pensarse. Ahora que, si la autoridad lo hace para evitar que haya masacres provocadas por los grupos delincuenciales, que en ocasiones han tomado como bandera acribillar a familias por rencillas o por estar involucrados en temas de droga, pues sería una buena medida.
Sin embargo, hay que reconocer que son más los buenos que los malos y que, por lo tanto, no hay razón que se le prohíba a la gente divertirse frente a su casa, en la calle, ante la imposibilidad de completar el pago de un salón de fiestas.
Lo que circula en redes podría ser una suposición, pero lo mejor es que la Dirección de Finanzas salga a confirmar o desechar que el permiso tiene un costo de 7 mil pesos.
Cómo saber si hay pachangas en las calles, pues el rumor es que la autoridad utiliza drones para vigilar las zonas habitacionales y detectar cualquier tipo de convivencia o fiesta. Es decir, están a la caza de posibles infractores de la ley.
Urge que el gobierno emita una aclaración oficial, porque nuevas detenciones podrían salirse de control, con desenlaces nada positivos.




