Juan Pablo Zárate Izquierdo
Hay momentos en la vida académica de una región que van más allá de las aulas y se convierten en hazañas para el desarrollo intelectual y democrático de toda una sociedad. El Primer Congreso Estudiantil de Ciencias Políticas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) es, sin duda, uno de esos momentos.
Este evento se desarrollará el próximo jueves 13 de noviembre en sus instalaciones de Ciudad Universitaria y, en esta ocasión, comienza dedicado al análisis y estudio de la Reforma Electoral y orientado a presentar propuestas que serán reemitidas a la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, lo que marca una trascendencia en la formación política e institucional de Chiapas.
La tradición de los congresos estudiantiles de ciencias políticas tiene raíces profundas en las universidades más prestigiosas del mundo. Desde los seminarios de la London School of Economics hasta los foros estudiantiles de Sciences Po en París, pasando por los debates en Harvard y la Universidad de Buenos Aires, estos espacios han sido históricamente incubadoras de ideas que posteriormente transformaron sistemas políticos enteros. Como señalaba Robert Dahl en su obra fundamental sobre la poliarquía, la democracia requiere no solo instituciones, sino también ciudadanos formados capaces de participar activamente en la deliberación pública. Los congresos estudiantiles cumplen precisamente esa función formativa y propositiva.
En América Latina, universidades como la UNAM, la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica del Perú han consolidado tradiciones de congresos estudiantiles que alimentan el debate político y académico regional. Estos espacios han generado propuestas que, en algunos casos, se han incorporado a reformas constitucionales y modificaciones legales significativas. La experiencia latinoamericana nos enseña que cuando los estudiantes de ciencias políticas se organizan para analizar problemas públicos, no solo ejercen su derecho a la participación: construyen ciudadanía activa y pensamiento crítico.
Chiapas, históricamente relegado en muchos ámbitos del desarrollo nacional, enfrenta un momento crucial en la profesionalización de su vida política. La UNICACH es la única universidad pública del estado que ofrece la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, posicionándose como la última incorporación en el sureste mexicano después de instituciones en Tabasco, Quintana Roo y Campeche. Esto no es un dato menor: convierte a la UNICACH en el único semillero público de politólogos chiapanecos, profesionales que la entidad necesita urgentemente para enfrentar sus complejos desafíos en la gobernabilidad, representación y participación ciudadana.
Chiapas, con su diversidad étnica, sus tensiones políticas históricas y sus profundas desigualdades, requiere precisamente lo que las ciencias políticas pueden aportar: herramientas analíticas para comprender la complejidad social y propuestas fundamentadas para la transformación institucional.
La elección de la reforma electoral como tema central del congreso es particularmente una contribución que puede resultar interesante. Como señala Dieter Nohlen, las reformas electorales no son ejercicios técnicos neutros, sino decisiones políticas que determinan quién puede competir, cómo se distribuye el poder y qué tan inclusivo es el sistema democrático.
En el contexto mexicano actual, con debates sobre la transformación del Instituto Nacional Electoral y la reconfiguración de la arquitectura electoral, las voces estudiantiles aportan una perspectiva generacional indispensable: son quienes heredarán y vivirán las consecuencias de las decisiones que hoy se toman.
El hecho de que este congreso busque presentar propuestas concretas a la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral eleva su relevancia más allá del ejercicio académico. Siguiendo la tradición de Jürgen Habermas sobre la esfera pública y la democracia deliberativa, los estudiantes de la UNICACH están construyendo un espacio de razón comunicativa donde las mejores ideas pueden emerger a través del debate informado. No se trata solo de criticar, sino de proponer; no solo de estudiar la política, sino de participar activamente en su construcción.
Para Chiapas, la consolidación de las ciencias políticas como disciplina académica representa una oportunidad histórica. Estados que han invertido en la formación de politólogos han visto mejoras en la calidad de sus instituciones, mayor profesionalización de la función pública y debates públicos más informados. La democracia se consolida cuando existe capacidad institucional y actores políticos formados que pueden procesar conflictos a través de mecanismos institucionales en lugar de confrontaciones extrainstitucionales.
Este primer congreso estudiantil es apenas el comienzo. La UNICACH tiene la responsabilidad y la oportunidad de convertir este evento en una tradición anual que posicione a Chiapas en el mapa académico nacional de las ciencias políticas. Cada generación de estudiantes debería tener la oportunidad de contribuir al debate público con investigaciones rigurosas y propuestas innovadoras.
En un país que históricamente ha centralizado el conocimiento político en la capital, iniciativas como este congreso descentralizan el debate y enriquecen la democracia con voces diversas.
El Primer Congreso Estudiantil de Ciencias Políticas de la UNICACH no es solo un evento académico: es un acto político en el mejor sentido del término. Es la juventud chiapaneca ejerciendo su derecho a pensar, proponer y construir el futuro político de su estado y su país. Es el nacimiento de una tradición que, esperamos, perdure y se fortalezca con el paso de los años, consolidando a Chiapas como un actor relevante en el pensamiento político mexicano contemporáneo.




