José Cancino
Autoridades sanitarias reportaron cinco nuevos casos de miasis humana, a consecuencia del contacto que los afectados tuvieron con animales contagiados con el gusano barrenador.
De los recientes contagios, cuatro se registraron en Chiapas y uno en Yucatán, según el informe semanal de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.
“En Chiapas, los casos ocurrieron en Tapachula, Suchiate y San Juan Chamula, mientras que el de Yucatán se presentó en el municipio de Yaxcabá”, señaló Epidemiología.
En Tapachula y Yucatán, las autoridades reportaron que en los dos casos se trata de mujeres que permanecen hospitalizadas, mientras que en Suchiate el paciente recibe tratamiento ambulatorio.
Un segundo caso en Tapachula es el de un hombre en situación de calle, que decidió abandonar voluntariamente la atención en Ciudad Salud.
En el total de casos a nivel nacional, las autoridades de Salud reportan 72 casos que se han presentado en este 2025 y, aunque la cifra parece no ser alta aún, representa un riesgo para la población en general.
Según el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), la miasis es una infestación producida por larvas de mosca que se alimentan de tejido vivo de los mamíferos y rara vez de las aves.
La infestación se da cuando una mosca deposita sus huevos en la herida superficial de un mamífero, entre 12 y 24 horas después las larvas eclosionan y se alimentan de tejido vivo durante 4 a 8 días, una vez desarrolladas caen al suelo para transformarse en pupas, emergiendo de 7 a 10 días después como moscas.
Las larvas pueden infestar diversas heridas, incluso tan pequeñas como la picadura de una garrapata; no obstante, las infestaciones más frecuentes se presentan en el ombligo de los neonatos, en las heridas generadas por la castración o el descorne, así como en las regiones vulvares o perineales de las hembras.
Cuando inicia la infestación se puede observar un movimiento leve dentro de la herida, la cual se extiende y se hace profunda conforme las larvas se alimentan de los tejidos, produciendo supuración serosanguinolenta. Generalmente los animales afectados se separan del grupo y manifiestan depresión, falta de apetito y molestia en la herida; los animales que no reciben tratamiento pueden morir de 7 a 14 días después por toxicidad o por infecciones secundarias.






