La CEM se pronunció, indicando que ya no es suficiente la aprehensión del asesino, sino que es imperativo «combatir con determinación la causa de todos estos asesinatos»
Marco Alvarado/ Diario de Chiapas
La conmemoración de los Fieles Difuntos se vio empañada por el persistente ambiente de violencia e inseguridad que azota al país, llevando a la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez a expresar su profundo pesar y a unirse al enérgico llamado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para combatir las causas estructurales de los asesinatos y la impunidad.
La Arquidiócesis lamentó que, en Chiapas, el recuerdo de los difuntos esté dolorosamente ligado a las desapariciones forzadas, dejando “ofrendas con un espacio vacío” en espera del regreso de seres queridos cuyo paradero es incierto.
“El dolor de las familias que buscan es un clamor por verdad y justicia que interpela nuestra fe y nuestras instituciones”, señalaron.
El contexto nacional, marcado por el reciente asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán, sacudió no solo al ambiente político, sino también a la esfera eclesiástica.
La CEM se pronunció, indicando que ya no es suficiente la aprehensión del asesino, sino que es imperativo “combatir con determinación la causa de todos estos asesinatos”.
“No podemos ignorar que la violencia sigue estando presente en distintos lugares de nuestro país y estado: las armas, el crimen organizado y los conflictos territoriales han segado vidas inocentes. El luto se ha vuelto cotidiano, y la paz, un anhelo apremiante pero aún lejano”.
Los obispos mexicanos han alzado la voz para denunciar la grave situación en diversas regiones, donde grupos armados controlan la vida pública de los ciudadanos.
Reportan la existencia de retenes en carreteras, el despojo de tierras, amenazas a productores, comerciantes y gobernantes, evidenciando un “grave debilitamiento del orden constitucional” a nivel municipal, estatal y federal.
Ante esta alarmante situación, la CEM no solo se refirió a la muerte de figuras públicas como Bernardo Bravo y Carlos Manzo, sino que exigió a las autoridades combatir “con determinación e inteligencia el verdadero crimen”, que es la “vida amenazada de miles de ciudadanos” que ven ultrajadas sus libertades al transitar y desarrollar sus actividades.
La Iglesia católica, desde Tuxtla Gutiérrez hasta el resto del país, clama por una estrategia integral que vaya más allá de la reacción ante crímenes específicos, enfocándose en desmantelar las estructuras de crimen organizado y devolver la paz y la justicia a la ciudadanía.




