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El sector salud en Chiapas fue una industria que les rindió buenas ganancias a los exgobernadores, secretarios, directores y hasta a algunos médicos. Quienes ahí estuvieron, terminaron millonarios.
Se lucraba con casi todo: construcción de clínicas y hospitales, compra de medicamentos, compra de mobiliario hospitalario y equipo médico, venta de atención médica especializada en los hospitales públicos, venta de plazas laborales, etcétera.
Pero no todo fue corrupción. El fracaso del sistema de salud pública del estado también tuvo otro factor determinante: la política.
EL CRIMEN DE PABLO
El gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, por ejemplo, mucho puede aleccionarnos sobre esto último.
Entre diciembre de 2002 y enero de 2003, murieron alrededor de 35 recién nacidos en un solo nosocomio, el Hospital K de Comitán, por lo que el exgobernador fue demandado por el delito de homicidio.
Pablo Salazar fue el primer político en llegar al Gobierno de Chiapas a través de un partido distinto al PRI. La coalición de ocho partidos, conocida como Alianza por Chiapas, fue el principal elemento de aquel histórico triunfo y no para Salazar, sino para la oposición.
El 2000 fue el año en que se inauguró la alternancia democrática en el estado, y coincidió con la federal cuando el PAN ganó la presidencia de la República de la mano de Vicente Fox.
Sin embargo, la alternancia democrática de aquel año nos quedó a deber porque entendimos que podíamos tener elecciones competidas, vigiladas y hasta confiables en cierta medida, pero al final no significó nada. Salazar tomó el mando con odio y sed de venganza. Su administración fue despótica, vil, arbitraria, corrupta y muy indiferente al dolor de los chiapanecos.
Traía un pleito cazado con el exgobernador Roberto Albores Guillén, y como represalia ordenó a sus funcionarios no enviar recursos a los hospitales de Comitán, pues era tierra de su enemigo político.
En el momento que los infantes comenzaron a presentar problemas de salud el hospital no tenía los medios para atenderlos. Murieron porque Pablo así lo permitió.
Esto puede comprobarse cuando incluso se negó a prestar el helicóptero del gobierno para trasladar a los bebés a la Ciudad de México, ya que todavía había tiempo para salvarlos. En su lugar, ordenó que la aeronave fuera a Guatemala a recoger a un futbolista que sería integrado al desaparecido equipo de fútbol Jaguares de Chiapas.
Esta versión fue confirmada por el exfiscal Mariano Herrán Salvatti (q.e.p.d.), brazo ejecutor de Salazar, quien fue el encargado de cancelar toda acción penal en contra de los responsables del infanticidio.
Esto confesó durante su reclusión en 2009:
“El gobernador Pablo Salazar me ordenó que el Ministerio Público no profundizara mucho en las investigaciones que la Procuraduría General de Justicia del Estado realizaba en marzo del año 2003, con respecto a las causas que motivaron el fallecimiento de los bebés. Recalcándome que cesara inmediatamente las investigaciones sobre esos hechos y que evitara a toda costa cualquier tipo de acción penal por esos acontecimientos, externándome que él como gobernador no autorizó que se enviaran recursos económicos para la compra de equipos médicos y medicamentos que requería dicho hospital, ya que el recurso público que había sido destinado para el fortalecimiento no se invirtió y, por tal motivo, le podría resultar responsabilidad tanto a él como al entonces secretario de Salud, Ángel René Estrada Arévalo”.
En 2004, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió al gobierno de Pablo Salazar la recomendación 24/2004, en la que citó entre las principales irregularidades detectadas en su investigación la falta de medicamentos, instrumental y equipos médicos en las áreas de ginecobstetricia y pediatría, lo que contribuyó a la deficiente atención médica a los neonatos en citado hospital.
LA CORRUPCIÓN SABINISTA
Lo que ocurrió en el gobierno de Juan Sabines Guerrero fue de una corrupción descomunal.
Durante esa administración se multiplicaron las muertes materno-infantil, especialmente en las comunidades indígenas. También hubo un despunte en casos de oncocercosis, que fueron ocultados por el gobierno. Personas con enfermedades crónico-degenerativas fallecieron por falta de tratamiento.
Mientras en todas las regiones del estado brotaban distintas afecciones en la salud de los chipanecos, Sabines gastaba infames cantidades de dinero para declarar que Chiapas contaba con la cobertura universal de salud.
En mayo de 2010, en la inauguración del Hospital de las Culturas en San Cristóbal de las Casas, dijo: “la nueva revolución en salud está a la vista en Chiapas, en las obras que hoy ponemos en marcha y las que hemos construido en unidad con el gobierno de la República; con las y los legisladores federales y estatales compartimos la misma visión y el claro objetivo de elevar los índices de desarrollo humano en una región que padecía rezagos ancestrales”.
Empero, los malos manejos de su gobierno terminaron heredando una deuda para el sector salud por más de 10 mil millones de pesos.
La corrupción en el salud en la entidad se agravó en el mandato sabinista. Doy un botón de muestra.
Una investigación de la consultora PriceWaterHouseCoopers descubrió que la secretaría de Salud estatal favoreció entre los años 2011 y 2012 a trece empresas con 99 contratos que, en conjunto, alcanzaron los 2 mil 401 millones 998 mil 689 pesos, y que fueron entregados por adjudicación directa.
Hace no mucho tiempo, Sabines usó las redes sociales para presumir que su gobierno había hecho un buen manejo de la pandemia de influenza AH1N1, pero eso no fue cierto.
Quien estuvo al frente de la estrategia contra la emergencia sanitaria fue James Gómez Montes, que en abril de 2013 fue denunciado ante la PGR por fraude, enriquecimiento ilícito, abuso de funciones y abuso de autoridad.
La Auditoría Superior de la Federación, en la auditoría 961, señala que el exfuncionario no cumplió con las diligencias del servicio encomendado, no formuló y no ejecutó los planes, programas y presupuestos de su competencia, y tampoco aplicó los recursos federales por un monto que sobrepasa los 117 millones de pesos. De ese recurso faltan casi 2 millones 700 mil pesos y 45 millones nunca fueron comprobados. Es decir, entre Sabines y James Gómez hicieron un festín con la pandemia.
LA CORRUPCIÓN SIGUIÓ
La administración de Manuel Velasco Coello tuvo razones de peso para encubrir las pillerías de su antecesor. Pero más allá de eso la corrupción en los dineros del sector salud no paró. Solamente en 2014, una auditoría aplicada a la Secretaría de Salud reportó un faltante de 800 millones de pesos.
En el gobierno de Rutilio Escandón Cadenas, el descalabro al sector salud, de la mano de Pepe Cruz, podría alcanzar los mil 200 millones de pesos, según estimaciones.
Aquí un breve resumen de la crisis heredada en el sector salud de Chiapas, donde a los cuatro gobernadores anteriores les valió una pura y dos con sal el sufrimiento humano.
yomariocaballero@gmail.com
								
								
								
				
								
								
								
								
								
								
								
											



