Editorial
El fin de semana, el gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, estuvo en
uno de los municipios de la zona Norte del estado y desde ahí, atestiguó la
Consulta Pública donde las comunidades y ejidos aprobaron a mano alzada, la
construcción de la autopista Palenque-Ocosingo, la cual busca, desde hace
décadas, impulsar la economía de la región.
Sin embargo, casi de inmediato, supuestos integrantes del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, protestaron por este hecho, y, además, dijeron no estar de
acuerdo con la instalación de cuarteles de la Guardia Nacional.
Si el grupo rebelde, desde su aparición pública, puso en evidencia la falta de
interés del Estado mexicano para atender la precaria situación en la que se
encuentran las comunidades que se concentran la zona de influencia zapatista,
entonces ¿por qué la resistencia?
A primera vista no se entiende la posición que asume el grupo que supuestamente
lidera el comandante o Sub Marcos, según sea el título que se le conozca, pero lo
que sí es cierto es que hay gato encerrado en esta maniobra porque protestar
porque haya una vía que acorte distancias, que mejora la comunicación y que
haya personal militar que te dé protección y seguridad, si que es incomprensible
desde el punto que se le quiera ver.
Se entiende que haya desconfianza hacia el gobierno, porque en el pasado la
explotación y marginación de las comunidades indígenas era una norma, pero hoy
los tiempos han cambiado, la revolución tecnológica está vigente en las
comunidades y mínimo un celular con internet ya se tiene como arma para
denunciar atropellos al instante.
Además, la riqueza cultural de los pueblos originarios no se modifica por una obra
que ocupara 15 metros de ancho y no tendría por qué alterar la forma de vivir de la
población de esta zona. Cierto es que en toda obra de modernización hay impacto
ambiental, pero se tienen que implementar propuestas alternas para resarcir los
daños
Ahora bien, en el entendido de que no quieren porque no les beneficia en nada,
¿acaso la propuesta que presenta el gobernador sobre la autopista es un cero a la
izquierda?
En primer lugar, la consulta legitima la propuesta del gobernador, quien no busca
que se construya la carretera de cuota porque así se le pegó la gana. La decisión
no es del gobernador ni de unos cuántos, porque como dice el mandatario, “esta
autopista cambiará el rostro de la selva de Chiapas”.
Y si ello no basta, y es acá donde resalta lo benefactor y la ayuda que Ramírez
Aguilar le quiere impregnar al proyecto, es que la obra no será concesionada a
empresas privadas, será hecha en varias etapas por el gobierno estatal, con el
apoyo de la Federación, es decir, con recursos públicos.
Y lo más importante, la administración de la autopista, es decir, la entrada de
recursos vía peaje, “estará a cargo de una asamblea comunitaria en la que cada
localidad tendrá un representante, donde las ganancias que se obtengan de este
proyecto social beneficiarán directamente a las familias de la región”.
¿Esto es malo, afecta a las comunidades? A la vista de todos, no, pero quienes
están atrás del proyecto no quieren perder el control de las comunidades. No se
quisiera pensar que intereses oscuros estén tratando de evitar el desarrollo de la
región, que, es cierto, habrá que decirlo, gran parte del trazo de la carretera
atraviesa comunidades que pertenecen a la influencia del EZLN, pero de ello a
que se piense que haya un interés avieso por parte de este gobierno, si que está
mal porque el que llevaría todas las de perder sería el mandatario en cuanto a su
credibilidad, su honestidad y las buenas intenciones en el proyecto.
El sábado pasado la consulta fue en Chilón y el próximo 9 de marzo será con
instalación de casillas en las cabeceras municipales de Palenque, Salto de Agua,
Chilón y Ocosingo. Las papeletas estarán disponibles en español, tzeltal y chol,
para garantizar la participación de todos en este proceso democrático.
Si de algo tiene que presumir el gobernador es que tiene el respaldo ciudadano y
ello implica hasta en las comunidades rurales e indígenas, pero no se trata que
imponga su liderazgo, sino de que se entienda que el proyecto es necesario para
las condiciones de desarrollo que requiere la entidad.