Marco Alvarado / Diario de Chiapas
Lo que comenzó como una alerta en Chihuahua se ha convertido en una realidad crítica para el sur de México. Con la confirmación de 45 casos de sarampión en Chiapas, el estado se encuentra en una carrera para frenar un virus que no se presentaba de forma autóctona en el país desde hace casi tres décadas.
El caso más reciente, detectado en una joven de 14 años en el Centro de Salud de Santa Cruz, en Terán, ha encendido las alarmas de las autoridades sanitarias, evidenciando que el riesgo no se limita a la primera infancia, sino que amenaza a cualquier persona sin un esquema de vacunación completo.
México fue, durante mucho tiempo, un referente mundial en la erradicación de enfermedades. En 1996, el país registró su último caso de transmisión endémica y, para el año 2016, la OPS/OMS otorgó la certificación oficial como nación libre de sarampión.
Sin embargo, tras 29 años de control, el brote iniciado este 2025 en Chihuahua y extendido ahora a Chiapas ha roto ese blindaje. La causa es clara: el virus ha encontrado población no vacunada lo suficientemente grande para propagarse de forma sostenida, poniendo en duda la permanencia de la certificación internacional de México.
Las autoridades recalcan que el sarampión no es una simple enfermedad infantil. Para las personas no vacunadas, el virus actúa debilitando agresivamente el sistema inmunitario, lo que abre la puerta a complicaciones fatales o permanentes como neumonía, encefalitis y ceguera.
Ante la presencia del virus en municipios clave como Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Chamula, Chiapa de Corzo y Comitán, la Secretaría de Salud estatal ha tomado medidas drásticas.




